martes. 19.03.2024

Tocando fondo

El Fondo Monetario Internacional considera un riesgo financiero para la economía mundial el aumento de la longevidad en los países del globo...

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El Fondo Monetario Internacional considera un riesgo financiero para la economía mundial el aumento de la longevidad en los países del globo, razón por la cual recomienda disminuir las pensiones y aumentar la edad de jubilación.

Si bien a estas alturas nadie desconoce la verdadera función que cumple el FMI, para algunos, la sempiterna presencia de este organismo no es más que un mal necesario. Para otros, un mal, a secas

En “Diario de la Guerra del Cerdo” el escritor argentino Adolfo Bioy Casares narra los últimos días de la vida de Isidro Vidal, un jubilado que descubre el plan de exterminio que los jóvenes pretender iniciar con el fin de acabar con los ancianos. Escalofriante ficción que en boca de Christine Lagarde ha cobrado significancia esta semana cuando sin tapujo alguno la presidenta del FMI sostuvo que “Los ancianos viven demasiado y eso es un riesgo para la economía global”, sentencia que remató con un conminatorio “Hay que hacer algo ya”.

Si bien a estas alturas nadie desconoce la verdadera función que cumple el Fondo Monetario Internacional, puede que alguno ignore aún las consecuencias que sus enrevesadas maniobras generan, no sólo ya en los llamados países emergentes, sino también en las naciones que hasta hace no tanto tiempo se consideraban económicamente poderosas. Para algunos, la sempiterna presencia de este organismo no es más que un mal necesario. Para otros, un mal, a secas.

Sea como fuere, el FMI existe, interviene, crea, modifica. Y en sus largas noches de insomnio sus ilustres e iluminados miembros se descerebran en busca de una idea que le dé sentido a su omnipresencia. Tal como en la madrugada del martes debe de haberle sucedido a su personaje más destacado que este miércoles  consideró a bocajarro que “el aumento de la longevidad es un riesgo financiero para la economía mundial”, razón por la cual recomienda disminuir las pensiones y aumentar la edad de jubilación; una maravillosa iniciativa que a las claras habla de la clase de mal paridos de los que nuestras economías dependen.

El Fondo Monetario Internacional recomendó a los países que disminuyan las pensiones para ahorrar recursos, e igualmente pidió elevar la edad de jubilación ante el incremento de la esperanza de vida en los ciudadanos de cada país. “A medida que las poblaciones envejezcan en las próximas décadas, consumirán un porcentaje creciente de recursos, ejerciendo presión sobre los balances públicos y privados”, expresó el FMI en su informe anual sobre la Estabilidad Financiera Mundial emitido este miércoles.

“Es importante que las entidades que ofrecen pensiones puedan actuar con flexibilidad: si no es posible incrementar las contribuciones o subir la edad de jubilación, posiblemente haya que recortar las prestaciones”, expresó Lagarde antes de señalar que “una longevidad inesperada representa un riesgo financiero para los gobiernos y las entidades que ofrecen prestaciones definidas”.

El Fondo indicó también que los gobiernos y las entidades privadas que ofrecen pensiones han estado ideando alternativas para las consecuencias generadas por el envejecimiento de la población, sin embargo, se apoyaron en “proyecciones demográficas de base, que en el pasado han subestimado constantemente cuántos años vive la gente”. Seguidamente el turno para completar la sarta de imbecilidades fue de la directora asistente del Departamento de Mercados Monetarios y de Capital del FMI, Laura Kodres, quien sostuvo que el riesgo de longevidad en la economía “no debe ser relegado a la última página” de los diarios del mundo. “Mientras más tiempo se ignore más difícil será resolverlo”

Los viejos: Un riesgo

En el documento presentado por el Fondo Monetario Internacional, y que forma parte del Informe Sobre la Estabilidad Financiera Mundial, el organismo presidido por Christine Lagarde asegura que a medida que las poblaciones envejezcan en las próximas décadas, consumirán un porcentaje creciente de recursos, ejerciendo presión sobre los balances públicos y privados. Este panfleto afirma también que esto constituye un riesgo financiero para los gobiernos y las entidades que ofrecen prestaciones jubilatorias definidas, que tendrán que pagar más de lo esperado en pensiones y prestaciones de la seguridad social. Seguidamente el FMI señala que para neutralizar esos posibles efectos, los gobiernos deben aumentar la edad de la jubilación, ligar ésta a la esperanza de vida, recortar las pensiones, incrementar los montos de las cotizaciones y contratar, con aseguradoras privadas, coberturas “por si la gente vive más de lo esperado”.

Yo no sé ustedes, pero a mí me entran muchas ganas de vomitar sobre Lagarde y su infame documento. Porque considerar como “un riesgo para la economía” a quienes durante años han contribuido con su trabajo a la productividad y a la generación de riqueza en sus respectivos entornos, es una auténtica falacia; mejor aún: es La Falacia. Si bien este panfleto llamado “documento” señala que el riesgo de las reformas sugeridas debe estar distribuido entre los organizadores de los planes de pensiones y cada gobierno, es evidente que los costos que esto conlleve caerá sobre las personas. Usted, que de esto último no tiene ninguna duda, ¿no quiere vomitar conmigo?

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