jueves. 28.03.2024

¿Se verá algún día un Podemos para gobernar?

Por Gregorio Artiles | Cuando se analizó ante la convocatoria de Vistalegre II las conclusiones de la formación política Podemos, vemos quizás sea reversible el fracaso final del acatamiento al centralismo democrático encarnado hoy en Pablo Iglesias como amo y señor del vocablo Podemos. Si hoy es “Soy” es producto del abandono sistemático de la doctrina de izquierda articulada en el seno de Podemos en Vistalegre II más que a los supuestos méritos del líder único actual de tal formación.

En efecto, se elaboró una doctrina, cuyo objetivo loable era la tarea de gobernar un país roto social y territorialmente por el gobierno del PP (nos remitimos a nuestro anterior comentario la gran mentira del PP sobre situación de España) mostrando una serie de características importantes, como eran:

  1. El cambio de tareas en Podemos era necesario, a saber, obligatorio, con objeto se creara una organización democrática y popular, distribuida, territorializada, feminizada y compleja.
  2. La dislocación supuso tras los resultados del 20-D situar a Podemos en situación de gobernar, al derivar su responsabilidad y ejercitarla sobre la exigencia como condición sine qua non a la segunda fuerza política (PSOE) de la elección entre dos proyectos radicalmente incompatibles, sin constatar al mismo tiempo siquiera su propia consolidación política por desconocer el contenido real de la división de poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) propia del Estado moderno.
  3. Asumir mediante autocrítica la soberbia e inmadurez de Podemos había pasado una primera factura electoral importante el 26-J con unos resultados dejaban bien claro un posible alcance de techo electoral.

Naturalmente, esta doctrina cargaba tintas contra quien debía acompañar en la práctica a la formación morada en las tareas ejecutivas (PSOE) e iniciar tal cambio real, pero dejaba abierta una puerta reconociendo el absurdo proceder de Podemos se justificaba, como hemos mencionado, por no ser técnicamente una organización.

El problema es siendo su propósito loable (para ser vista como formación política con posibilidad real de formar gobierno estable para España) necesitaba aplicar tal propio diagnóstico y superar la enfermedad llamada doble frustración en no formar gobierno primero y no superar PSOE como principal grupo de oposición en segundo término, utilizando un método para sopesar los dos siguientes síntomas:

  • La estabilización del PP a base de recortes y bajadas de expectativas personales y colectivas en la vida de todos los españoles no tiene fin en el tiempo, es decir, siempre se podrá bajar más y vivir peor, uniéndose además a este empeoramiento generalizado prolongado la imposibilidad de solución.
  • Desde el punto de vista político, el hastío social hace se vea ahora quizás al propio Podemos como un conjunto de vividores (serían con ello una parte más de la “casta” en cierta medida) ya que al final “ganaron los mismos de siempre”. De hecho hoy gobiernan esos “mismos de siempre” con más de lo mismo.

Llegó en este estado de cosas un enfrentamiento entre la estrategia “Podemos ser comunistas” (finalmente triunfadora en Vistalegre II) donde con el axioma “ser más uno mismo cada día que pasa” y “no dejarse nunca domesticar o integrar en el sistema”  que a la postre no es más el ADN identificador de un buen comunista, se contrapuso esta bien distinta huyendo de la anterior empeñada en identificar a Podemos con algo distinto al PCE o PSOE, insólito a todas luces, en la cual la siglas moradas se presentaban como una recuperación de la soberanía popular y la justicia social en nuestro país. Esta doctrina de izquierda, pues hoy solo la izquierda defiende en la medida de sus posibilidades la terminación de una larga e inagotable lista pérdidas derechos básicos del conjunto población en España, perdió claramente en las votaciones finales de Vistalegre II. Sin embargo, ya se nota se diluye paulatinamente el postulado de la opción ganadora, ante una probada imposibilidad de esgrimir mejor resultado el Sr. Pablo Iglesias con su cerrazón actual cara a su electorado al que resultase en hipótesis si colaborara en la formación de un gobierno alternativo a Mariano Rajoy.

¿Qué ha de suceder en la actual legislatura para producirse un cambio radical en el absurdo planteamiento de Podemos y que probablemente le conduzca a un descalabro electoral en futuras convocatorias en nuestro país?

Ni más ni menos que acepte Podemos su premisa presentada, debatida y derrotada en Vistalegre II que de forma honesta sentaba las siguientes bases:

  1. No es previsible un derrumbe electoral de tal calibre en las llamadas formaciones políticas del “bipartidismo” (PP como partido de derecha tradicional y PSOE como izquierda real) al punto de hacer Podemos alcance el poder de forma natural. No se alcanzará el poder o el gobierno como quien recoge una fruta madura por Podemos.
  2. Podemos puede hacer oposición en la presente legislatura que presione al gobierno, alcance acuerdos con otras formaciones o incluso sea capaz de elaborar un calendario nacional de iniciativas en el tiempo y demuestre siendo fuerza política del futuro añadan valor real a tales acuerdos al punto de incluirlos como más lógicos en un pacto de gobierno y no solo tener obligación real de hacer oposición teniendo otros la iniciativa. Es decir, no remar contra corriente de forma continua sino a favor de ella.
  3. No vale ese escudo protector y cambiar las cosas sin más, sin  ver si el voto a Podemos es útil en todo momento, el número de iniciativas en tal sentido es la manifestación de la prueba a la que aludimos.
  4. Pensar más en la población y su actual sufrimiento por la política ejecutada desde el PP imponiendo toda clase de recortes a la generalidad simultaneando el cerrar los ojos ante los escándalos afectaban a sus dirigentes de distintos ámbitos territoriales y a la propia organización en sí. El debate izquierda versus derecha está subordinado a lo anterior, se persigue gustar a toda la población con voluntad de transformar y mejorar el estado de cosas, la llamada mayoría social clara.
  5. Hacer formación política intergeneracional.
  6. Abandonar cualquier otra consideración al margen que no sea la afirmación de una clara y decidida voluntad de formar gobierno asumiendo sacrificios propios. No con palabras sino con la práctica, identificada con el buen hacer y seguridad frente al desorden y chapuza de los actuales dirigentes del PP generadores por partes iguales de miedo e incertidumbre.

Si aplicase estas bases, Podemos pasaría del modo defensivo y agresivo predominante hoy en su puesta en escena a un modo ofensivo y constructivo que brilla por su ausencia en términos comprensibles para la generalidad de la población española. Cualquier organización política diferencia claramente la división de poderes del Estado, y sabe en consecuencia el momento, lugar y responsabilidad exigible en función de las actuales circunstancias por las que atraviesa el país y perspectivas futuras generadas con una y otra forma de ejercicio de la política real dimanante de tales poderes estatales.

En sus manos está considerarlo, no la deriven en la de los demás, el lavado de manos de Poncio Pilatos supuso un enorme tormento para un inocente, y el tiempo transcurre de forma inexorable tanto para quienes se están lavando las manos en Podemos como para quienes sufren el rigor de un estado de cosas no generador de perspectivas en salida digna a la mayoría de población de este país.

¿Se verá algún día un Podemos para gobernar?