viernes. 29.03.2024

Población y economía

Por Francisco Díaz-Tendero | El tema que queremos tratar es la Población, sus evoluciones y su influencia sobre la Economía y la marcha general de la Sociedad. Y llama la atención que no sea tratada mas a menudo en las columnas de opinión, como esta misma.

Eso, aún reconociendo comúnmente la influencia de sus características, (estructura, tamaño, pirámide de edades, formación, etc...), sobre la riqueza de un país y su posición en el mundo.

Presentamos excusas de antemano por tocar este asunto en el que nos consideramos poco formados. La razón es que se trata de "animar" a otros mas conocedores a opinar y aclarar términos en beneficio de la generalidad.

Desde un punto de vista histórico, en libros "Clásicos" hasta Malthus en el XVIII la población, prácticamente, no se tenia en cuenta y, a partir de él, su aumento descontrolado se consideraba un freno para el progreso.

Y, poco mas, porque en una economía puramente agrícola-artesanal, en cuanto se conseguía aumentar la producción bruta, (por algún pequeño descubrimiento técnico, por roturación de nuevas tierras, cambio climático...), al bajar la hambruna crecía la población y anulaba la ventaja "per capita".

En otras palabras, la escasez de comida y la falta de salubridad controlaban por si solas la población, regulando la mortalidad, como en los animales salvajes. Esto era verdad y, sigue siéndolo en todas las sociedades "primitivas", que todavía existen. Hay que tener en cuenta que, además, la estructura de la población, basada en las relaciones de parentesco biológico y con una cultura social completamente tradicional apoyada en normas, derivadas de creencias mágico-religiosas dificultaba, y dificulta, cualquier cambio.

Desde un punto de vista evolutivo, al llegar la industrialización y, con ella la racionalización en la producción, el "producto bruto" creció enormemente y, en combinación con la mejora de la alimentación y la sanidad, (por vía de la higiene publica, mayormente), la mortalidad prematura bajó, la esperanza de vida no dejó de crecer y el mundo empezó a olvidarse de los problemas de escaseces básicas; y, con ello, a criticar a Malthus.

Es cierto que Malthus no tomó en consideración los problemas de lo que podemos llamar "el periodo transicional", desde un tipo de economía al siguiente con sus movimientos masivos de población del campo a la ciudad para trabajar en las industrias que empezaban, su hacinamiento en suburbios insalubres y su esclavitud a los "nuevos aristócratas industriales".

Quizá, (Malthus), no tuvo tiempo de verlo durante su vida o no le pareció que esto era mas grave que lo que pasaba hasta entonces, los que podían haberlo evitado estaban muy contentos con el aumento de la riqueza; sin preocuparse de los sufrimientos de los demás.

Como ahora...

Por su parte, los sufrientes carecían de cultura, (en todos los sentidos) y con ello, de poder para defenderse. Habían llevado con ellos a la ciudad su estructura social, sus creencias y sus tradiciones de comportamiento y tardaron mucho en asociarse para la defensa.

También, como ahora...

Un factor más en el descrédito interesado de Malthus, que propugnaba políticas de "control de natalidad" para evitar el "control por mortalidad”, pudo ser el interés que desde siempre tuvieron las clases dirigentes en tener una gran población bajo su control.

Al fin y al cabo, casi no consideraban a los individuos de las clases bajas como de su misma especie. Eran, mas bien, "factores de producción", utilizables como conviniera como las maquinas, las tierras o los animales. Por tanto, cuantos más mejor para utilizarlos como obreros y soldados, en el caso de los varones y como camareras y criadas, con las mujeres.

De aquí las "políticas fuertemente natalistas", preconizadas por todos los regímenes de ideología clásica "fisiócrata-absolutista" impuestas frecuentemente por medio de las religiones que en realidad habían sido inventadas milenios atrás, precisamente, para uniformizar el pensamiento de la población en beneficio de los gobernantes.

Recordamos la frase del Catecismo Astete, (una de las muchas cosas absurdas con las que nos torturaban en nuestra infancia) en la que el matrimonio constituía una excepción en la prohibición sexual general por su función exclusiva de "...criar hijos para el cielo." No mencionaba que, antes de llegar al Cielo, tendrían que pasar por las fincas y los ejércitos del señor local o por su cocina y su cama, según los casos.

Un caso extremo de esta política a través de la religión lo tenemos ahora en los extremismos musulmanes; en alguna de cuyas ramas se ha dicho que "...tener menos de siete hijos por varón es una irresponsabilidad...". Los necesitan para la guerra del futuro... Aunque ahora no puedan darles de comer.

Esto, en realidad, sigue pasando en muchos ámbitos; aunque se intente disimular.

Lo que sigue, es un "inserto", que creemos ilustrativo, sobre algunas de los métodos disimulados que se llevan en políticas "de población" bastante absurdas.

Una muestra de esto pueden considerarse los programas "del Corazón" en todas las televisiones donde el "natalismo" es constante y trata de inducir todo lo posible a la procreación a todas las mujeres sin considerar las posibilidades reales de formar a los probables hijos, que tienen la mayoría de las espectadoras de esos programas; que suele pertenecer a los estratos sociales menos favorecidos y menos críticos, para "filtrar" lo que les llega.

Para ello, se exaltan hasta la saturación todos los embarazos de las mujeres relevantes en "ese ambiente", en el que "los prototipos" son mujeres de las clases altas y muy conocidas por pertenecer al mundo del espectáculo, de la aristocracia o de la "jet society" internacional que siempre dicen estar "encantadas" e "ilusionadas”. Nunca se mencionan posibles problemas o molestias de tipo médico. Ni mucho menos de tipo económico y cuando se produce el nacimiento, "su bebe es precioso y sano", se cita su peso, para que no haya duda de lo bien que ha ido todo y tampoco se duda del brillante porvenir que le espera siendo hijo de quien es.

Lo que se trata de conseguir con ello es que la pobre chica que se gana la vida en cualquier actividad mal pagada, aburrida y con nula esperanza de progreso llegue a pensar que si se siente tan mal es porque no tiene un hijo de esos que hacen tan felices a las "celebrities" y, ni corta ni perezosa, se lance a buscar un embarazo con su pareja.

Los problemas llegan inmediatamente. Esta pobre chica procede, en muchos casos, de una familia que tiene todavía sus raíces en el pueblo del que salieron sus padres y no ha "empapado" en su infancia otra "cultura" que la tradicional.

En tiempos de nuestros abuelos, existía el mito que rezaba que un bebe no costaba nada y este recuerdo permaneció enquistado en las primeras generaciones que se trasladaron del campo a la ciudad. En el pueblo no había alimentos, ni medicinas especiales. Se alimentaba con la leche de la madre y una papilla hecha con un poco del caldo de la comida de los mayores y la mejor harina del molino del pueblo, nada de preparaciones especiales que, aunque las hubiera, no llegaban al pueblo o, sólo las podían comprar "los señoritos".

Aparte de la "Maizena", no había nada y en la posguerra faltó completamente, porque debía ser de importación. Hasta fin de los años 40, en que apareció el sustituto nacional "Maizpur", una madre, como la del que escribe podía verse ante la perspectiva de perder al niño, por no poder alimentarlo. Cuando llego el "Pelargon", salvó vidas pero no resolvía todo. Ni todo el mundo podía comprarlo.

Si hacía falta leche se pedía o se intercambiaba con alguien del pueblo que tuviera una cabra o una vaca, lactante en ese momento. La cuna y la ropa se heredaba o se pedía prestada. Los pañales se lavaban en el río con el jabón que se había hecho aprovechando la grasa sobrante de "la matanza".

Toda esta digresión tiene por objeto que los lectores actuales se hagan idea de lo que era aquello, tan alejado de lo que ahora se puede ver en cualquier entorno.

El que escribe vio muchos "ataúdes blancos", pasar a hombros por delante de la casa de sus abuelos.

Cuando esta gente llego del pueblo a la ciudad, aunque vivieran en condiciones "muy bajas", estas condiciones eran mucho mejores de lo que nunca habían visto o esperado. Decían que "ya no era como antes, ahora hay muchos adelantos". Pero no pensaron que esos "adelantos", también imponían otros estilos de vida en los cuales el dinero era mucho mas importante que en el pueblo, donde gran parte de los intercambios se hacían "por trueque" o intercambio directo y el tiempo libre mucho mas escaso.

Quizá, esta memoria subconsciente fuera, en parte, la causa, en el fondo, del "baby-boom" que hubo entre 1962 y 1974 que causó tantos problemas en los últimos años del siglo pasado y principios de este. Entonces nacieron Dos Millones de niños "extra".

Las fechas encajan, aproximadamente, con el periodo de "establecimiento" de muchas de estas familias "migrantes interiores" en los "barrios dormitorio" de las grandes ciudades.

A diferencia del pueblo tradicional, ahora un bebe empieza a generar gastos extra, mucho antes de nacer desde que la madre se da cuenta de que está embarazada. Aunque el embarazo sea "bueno", necesita vigilancia médica especial, por no decir ropa, medicinas, alimentación.

Si "no es tan bueno" puede necesitar reposos, fisioterapias u otros tratamientos especiales, que pueden conllevar incluso la perdida del precario trabajo.

Cuando, por fin, nace el bebé, la televisión no va a estar a la puerta de la clínica. Ya en casa puede que la aceptación mejore por el reflejo inducido del "bebé encantador", que también se da en animales, puede hacer milagros, pero no duran mucho. Los problemas serios llegan cuando la madre tiene que volver al trabajo, si ha conseguido conservarlo. Necesita alguien que se quede con el niño y no siempre lo hay en la familia ni, tampoco, hay ninguna guardería cercana.

Otro problema son los gastos extra. Los pañales ya no se lavan en el río con jabón casero. Ahora son de papel, mucho mas cómodos, pero hay que pagarlos. Basta que el bebé tenga una diarrea para que el consumo de ellos evapore el dinero que su madre había ahorrado difícilmente para los zapatos del próximo invierno.

Los alimentos "especiales" son necesarios, casi siempre. De hecho, se ha estimado que un bebé puede necesitar durante su primer año de vida la mitad de lo que gane su padre trabajando como obrero.

Naturalmente, nada de esto es problema grave en el grupo que se muestra en la TV pero, la pobre chica no esta acostumbrada a pensar sino a hacer lo que ha hecho siempre "todo el mundo" tratando de imitar a las "señoras bien" de la clase alta. Y, entonces, el mundo se le viene encima y seguirá encima de ella mucho tiempo, quizá toda la vida.

Lo dejamos aquí. Algún lector puede pensar que tratamos de hacer un "melodrama naturalista decimonónico" pero es una realidad. Eso sí, para un segmento poblacional muy concreto como es el que componen aquellas personas de un estrato social bajo y con una educación muy tradicional de antaño.

Todo esto es muy conocido. Sin embargo y, sorprendentemente, hasta hace poco, en los tratados elementales de economía sigue manteniéndose la idea de que la población es un factor de riqueza para un país.

Sin entrar en mas detalles, ésto forma parte de la deformación de la "Humanística", (de nuestro bachiller), que durante mucho tiempo se reducía a: Latín, Historia de la Literatura, (sólo hasta Juan Ramón Jiménez) y muchísima Religión, (Católica, claro) en la que había una completa desatención a todo el grupo de asignaturas, "sociales", (Psicología, Sociología, Antropología,  Economía, etc) que tratan de las relaciones entre personas, a los problemas y "cosas de la gente".

Esta actitud nos parece que ha traído parte de los males que ahora padecemos. O, por lo menos, ha agravado los que tenían otro origen.

Y no fue error u omisión casual la supresión inmediata de la asignatura de "Educación para la Ciudadanía" nada mas llegar al poder "la derecha". De hecho, nos parece muy significativa.

También, por eso, os atrevemos aquí a exponer algunos aspectos que nos parecen de interés y que no coinciden con esta doctrina clásica que dejaremos para la segunda parte del artículo la próxima semana...

Población y economía