viernes. 29.03.2024

Por la igualdad y contra la violencia

No hay mayor violencia social que la desigualdad. No hay mayor crimen que los que se cometen contra quienes sufren desigualdad, que son los más vulnerables. En el caso de las mujeres, se dan las dos circunstancias: sufren desigualdad social y son victimas de la violencia machista, que es terrorismo. El Estado no adopta las medidas necesarias para combatirlo; y la sociedad no tiene la conciencia suficiente necesaria, ante esta lacra que se ejerce contra la mitad de la humanidad.

Naciones Unidas estableció como Día Mundial de la Mujer el 8 de marzo, para reflexionar acerca de los avances logrados, pedir más cambios y celebrar la determinación de las mujeres que han jugado un papel clave en la historia. El lema de este año 2016 es «Por un Planeta 50-50 en 2030: Demos el paso para la igualdad de género», que impulse la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible y la aplicación efectiva de los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible, bajo la iniciativa «Demos el paso» de ONU Mujeres y otros compromisos en materia de igualdad de género, empoderarmiento y derechos humanos de las mujeres.

Un día como el 8 de marzo, no es para celebrar, sino para reafirmar el compromiso con la eliminación de todas las formas de discriminación y violencia, especialmente contra las mujeres. Difícilmente se podrá conseguir, si no se cambia el modelo social, por otro justo y democrático; en el que se promuevan políticas económicas igualitarias, empleo de calidad, lucha contra la pobreza, la desigualdad y la violencia de género. Tenemos que superar las políticas llevadas a cabo por la derecha reaccionaria y austericida, ejecutadas por el PP en estos últimos cuatro años, que han significado un retroceso en derechos y recortes sociales para la ciudadanía con un fuerte impacto para las mujeres.

Tenemos que tomar conciencia del sufrimiento de las víctimas de violencia machista. El 92% de los españoles considera «totalmente inaceptable» la violencia ejercida por un hombre hacia su pareja o ex pareja. Sin embargo, cuando se pregunta sobre cuales son sus principales preocupaciones, el resultado es otro. Según el CIS, la violencia contra la mujer, es considerada como problema en España, para el 1,3%, muy por detrás del paro 77,9%; la corrupción y el fraude 39,2%; los partidos y la política en general 23,4%; los problemas de índole económica 23,2%; o los problemas de índole social 11,7%. No preocupa el tema por falta sensibilidad, conciencia de la injusticia y por indecencia.

Según el Instituto Nacional de Estadísticas, la población española esta formada por 46.423.064 personas, de las que el 50,87% (23.615.461) son mujeres y en el mundo más de 3.662 millones (49,6%). Las mujeres son más y las que mayor discriminación sufren, en posición social, salarios, representación política y empresarial. Seguimos otorgando a la mujer un papel secundario, cuando no de esclava, al servicio de todos cuantos conforman el núcleo familiar. Vemos como las «madres», también en familias monoparentales, después de sus ocupaciones profesionales, soportan las faenas del hogar casi en exclusiva, como si de «obligación» consistiera, mientras hijos e hijas, continúan en sus quehaceres estudiantiles, de trabajo o de ocio, sin preocuparse por ninguna labor doméstica. ¡Mujeres del mundo uníos!, por la justicia.

Según los datos de paro registrado en el mes de febrero, facilitados por el Ministerio de Empleo y Seguridad Social, se produjo un incremente de 2.232 personas. Mientras el desempleo masculino disminuyó en 200 personas, (hasta los 1.891.473, representando el 45,57%), el femenino creció en 2.431 mujeres, hasta llegar a 2.261.513 mujeres desempleadas (54,48%). Los datos de afiliación a la Seguridad Social no son menos alentadores: de los 17.167.712 de afiliados, 7.962.200 son mujeres (46,38%) y 9.205.512 son hombres (53,62%). Hay 1.243.312 más trabajadores que trabajadoras.

La discriminación se observa de manera clara y notoria en los salarios percibidos por los hombres y mujeres. El salario medio anual de los hombres, según la última Encuesta de Estructura Salarial del Instituto Nacional de Estadísticas, fue de 25.675,17  euros, mientras que el de las mujeres fue de 19.514,58 euros, representando el 76,0% del masculino. Por lo que respecta a la distribución salarial, la desigualdad entre sexos es apreciable. En el año 2013, el 18,6% de las mujeres tuvo ingresos salariales menores o iguales que el Salario Mínimo Interprofesional (SMI), frente al 8,3% de los hombres. Si se tienen en cuenta los salarios más elevados, el 10,2% de los hombres presentaron unos salarios cinco veces superior al SMI, frente al 4,7% de las mujeres.

El 23% de todas las mujeres en paro de la Unión Europea viven en España. Hay tantas españolas en paro, como francesas, finlandesas, danesas, belgas y alemanas juntas. España se sitúa tres puntos por encima de la media de la UE en brecha salarial en salario hora, con una diferencia del 19,3% frente al comunitario 16,3%. De hecho, según la mencionada Encuesta Anual de Estructura Salarial, la diferencia en salario bruto anual es del 24%. 6.795.400 mujeres asalariadas percibieron 6.160,91 euros de media anuales menos. Estos datos y otros identifican a la «Marca España».

En 2015 la situación sociolaboral de las mujeres pasó a ser de extraordinaria precariedad, denuncian las centrales sindicales CCOO y UGT: mayor segregación ocupacional, desempleo, creciente brecha salarial, persistencia del techo de cristal, mayor violencia de género, déficit en conciliación y corresponsabilidad, brechas en pensiones y protección social. Factores que evidencian la insuficiencia e ineficacia de las políticas públicas para combatir el grave problema de la discriminación laboral y de la violencia estructural contra las mujeres.

Las mujeres sufren hoy más la desigualdad, porque el Gobierno del PP ha recortado un 43% el Programa de Igualdad de Oportunidades entre mujeres y hombres y un 17% el Programa de Prevención Integral de la Violencia de Género. Ha paralizado la actividad de organismos específicos, como el Observatorio Estatal de Violencia sobre la Mujer, el Instituto de Mujer e Igualdad de Oportunidades y el Consejo Estatal de Participación de la Mujer. Los recortes han supuesto un grave déficit en la aplicación efectiva de la ley para la igualdad efectiva de mujeres y hombres (LO 3/2007), así como en las medidas de protección integral contra la violencia de género o la ley de Dependencia. Sin recursos suficientes difícilmente se avanzará en igualdad y justicia social.

La violencia sobre la mujer por razones de género en el ámbito de la pareja y expareja o aquella que sufren las mujeres en cualquier otro ámbito, es una realidad injusta, injustificable e indiscutible. Cuando se habla de violencia machista, siempre hay alguien, el machista que justifica la violencia, que recurre al mito de las denuncias falsas por maltrato. Según Memoria de la Fiscalía General del Estado, entre el año 2009 y 2014, el número de sentencias condenatorias por denuncia falsa y el de las denuncias formuladas por violencia de género en ese periodo —que fueron 783.826—, representan tan solo el 0.011%. Queda desmontado el mito de las denuncias falsas. Tolerancia cero es la expresión de una decisión definitiva contra la violencia, porque el machismo mata y no caben justificaciones malintencionadas.

Podría haber sido un excelente titular: Ayer no ha sido asesinada ninguna mujer, pero no paran. Un hombre ha sido detenido por apuñalar a una mujer en Ocaña y una mujer ha sido asesinada en Hoyo de Manzanares, supuestamente por su hermana. Las mujeres son víctimas del terrorismo machista. Desde el 7 de junio de 1968 y hasta el 16 de marzo de 2010, ETA asesinó a 829 personas. Asesinatos terribles, que han supuesto dolor, sufrimiento, perdidas irreparables y políticas que no han permitido una verdadera convivencia pacífica. 19 muertos al año, que se dice pronto. Desde 1999, el terrorismo machista, ha asesinado en España a 1.233 mujeres y 12 mujeres han sido asesinadas en estos dos meses que llevamos de 2016. La violencia machista, nace de los propios valores que la cultura ha establecido para la convivencia; una «violencia estructural», que hay que desestructurar por humanidad, justicia y decencia.

Hay que erradicar la violencia de género y que adquiera la consideración de cuestión de Estado. Que las mujeres víctimas tengan ka misma consideración que el resto de las víctimas del terrorismo. Solo educando en igualdad podremos vivir en igualdad, por lo que es necesario incorporar al currículo educativo la formación específica en igualdad, educación afectivo-sexual y prevención de la violencia de género en todas las etapas. Hay que garantizar la igualdad de mujeres y hombres en el acceso, mantenimiento y promoción en el empleo, mediante una ley de igualdad salarial que elimine la brecha, que se eleva hasta el 38% en las pensiones.

Es necesario un acuerdo político de cambio, progreso y de izquierdas, que se comprometa decididamente con la igualdad, garantizando, mediante la negociación colectiva y el diálogo social, la defensa de los derechos laborales, la denuncia de la protección social. Que acabe con la violencia machista, que es terrorismo. Contra la violencia machista, políticas, servicios de prevención y apoyo a las mujeres que la sufren. Contra la violencia, ideas, palabras, acción, decencia y dignidad.

Por la igualdad real y efectiva entre todos los seres humanos y solidaridad. Hay que terminar con las injusticias sociales. Hay que conseguir la igualdad en derechos e igualdad de trato. Igualdad en derechos ciudadanos, sociales y laborales y la máxima protección como víctimas del terrorismo machista. Máxima sensibilidad social y reconocimiento institucional de primer orden contra la violencia.


Nota: Reflexión que hago en memoria de mi madre y hermana; dedicada a mis hijas, nietas y mi compañera y a todas las buenas mujeres que se han cruzado en mi vida.

Por la igualdad y contra la violencia