martes. 23.04.2024

El gran Leviatán que nos devora

Nos enfrentamos a las Elecciones Generales del 26 de junio, cuyo resultado dibujará un nuevo mapa político en España, que esperamos sea en beneficio de las clases populares, ya que son las que han padecido y siguen padeciendo la desastrosa política ejercida por el gobierno del Partido Popular. Una política pensada para dar satisfacción al poder económico y a la Gran Familia que conforma el entramado que parte y reparte a su antojo.

Según las encuestas, el partido que ha gobernado será el partido más votado, aunque pierda gran parte del electorado, electorado que se irá, en su mayoría, a una fuerza nueva política que apenas se diferencia del Partido Popular. Cuesta aceptar tal desatino, pero ya se sabe, por lo repetido de la frase, que el corazón tiene razones que la razón no comprende. Será la fuerza política más votada, a pesar de los desmanes cometidos que han propiciado el saqueo de las arcas públicas:     

  • Corrupción estructural en el Partido Popular.
  • Deuda privada convertida en pública que sobrepasa el 100% del producto Interior Bruto.
  • Evasión de impuestos, en torno al 70.000, 80.000 millones de euros.
  • Grandes mordidas de ciertos políticos, cuyo dinero se han llevado a paraísos fiscales
  • Sin olvidar las dádivas a la Iglesia Católica, amén de permitir exenciones tributarias y apropiación indebida del patrimonio rural y urbano, a pesar de declararse España en estado aconfesional.

Estas solo son algunas cuestiones del gran saqueo español

Todo ello debe mover a la reflexión, pero parece que el pensamiento está en franca retirada. La desastrosa política llevada por el gobierno ha desembocado en continuos recortes en la sanidad y educación pública, ésta última en claro retroceso a favor de los conciertos privados, muchos de ellos en manos del Opus Dei, cuyo ideario representa un atentado a la reflexión que necesita el ser humano.  El Estado se proclama aconfesional, pero la realidad es otra; tenemos un Estado confesional encubierto, ya que la presencia de la religión en las escuelas es cada vez mayor. El camino que conduce a la libertad de conciencia está plagado de obstáculos y uno de los mayores es la intromisión de la religión en las escuelas.  

La reforma laboral con los seudo-empleos de meses, semanas, días, incluso horas, ha permitido que a pesar de tener un trabajo, se siga siendo pobre y en muchos casos pobres  de solemnidad que necesitan ayuda familiar-si es que la tienen- o acudir a la caridad para  cubrir sus necesidades más inmediatas. Y qué decir de la escasa cobertura destinada al desempleo que supera el 20%, a pesar de los mini-trabajos generados por el gobierno, con bombo y platillo, la desprotección deja en la intemperie a más de un  millón y medio de familias. En muchos casos, la situación de desamparo ha sido paliada por las pensiones de sus mayores, aunque ésta sea exigua. No es ningún secreto que la precariedad se ha instalado en multitud de hogares españoles.

“En España seguimos creciendo”, repite Rajoy muy ufano, aunque el crecimiento excluya a la mayoría. Me pregunto qué pasará si las pensiones que aminoran las necesidades de los hijos caen, o si los abuelos y abuelas van despareciendo de la faz de la tierra. La directora del Fondo Monetario Internacional repite que los mayores vivimos muchos años, y que dicha situación puede poner en peligro la economía... ¿Acaso pretende una eugenesia selectiva?

La Ley Mordaza, llamada eufemísticamente, “Ley de Seguridad Ciudadana” sigue vigente. Hoy, tanto como ayer, la libertad de expresión está castigada con cárcel. Y mientras dicha ley encarcela a sindicalistas, trabajadores y trabajadoras del campo y de las fábricas, titiriteros, periodistas…, las verdaderas seguridades, esas que permiten una vida digna, son negadas a millones de personas.

Por si fuesen pocos agravios, los partidos neoliberales pretenden legalizar la prostitución, (la nueva esclavitud del siglo XXI, según la ONU y demás personas que se molestan en llegar a la raíz de lo que significa para las mujeres. Todo por la pasta, podría decirse, porque la intención de elevar el P.I.B. (Producto Interior Bruto) subyace en esa medida deshumanizadora. La realidad es que el neoliberalismo siente desprecio por  los Derechos Humanos; solo ven a las personas  como objetos que se pueden  comprar, usar y tirar.

Y ¿qué pasa con la Europa que proclamó los Derechos Humanos? Ésta cierra el paso y repudia a quienes huyen de las hambrunas y de las guerras inducidas: campos de refugiados, vallas fronterizas, etc. La Europa mitificada por los discursos oficiales muestra su verdadero rostro dejando a multitud de personas atrapadas entre las bombas y la fosa común en la que se ha convertido el mar Mediterráneo, entre otros.

La Europa que padecemos ha hecho del euro una herramienta de saqueo selectivo. Y por si fuese poco, pretende imponernos el “Tratado de Libre Comercio” en un diabólico acuerdo con EE.UU. (TTIP), en el que las grandes trasnacionales impondrán sus beneficios por encima de leyes y derechos sociales. La Europa que proclamó los Derechos Humanos ésta en retirada; el estado del bienestar conseguido con sangre sudor y lágrimas está herido, cuando no en la UCI. Es la dictadura de los mercados la que, como espada de Damocles, pende sobre nuestras cabezas.

En realidad, aunque los gobiernos llamados de ultraderecha estén escasamente representados en los gobiernos europeos, sus políticas son las protagonistas en gobiernos que se reclaman demócratas o progresistas. Y lo hacen invocando la “seguridad”, aunque las “verdaderas seguridades” sean violadas constantemente. Y hablo de esas seguridades que dignifican a las personas, de esas seguridades que están plasmadas en la Declaración de Derechos Humanos de 1948, después de la II Guerra Mundial.

La reflexión debe imponerse; no nos queda otro remedio si queremos afrontar los grandes retos que se presentan ante la humanidad. Y después de la reflexión debe llegar la acción que impida la continuidad de las políticas actuales. El gran Leviatán devorador debe ser derrotado para que la Europa de los pueblos se eleve sobre sus cenizas.

Ya lo dijo Isaac Asimov: Sólo hay una guerra que puede permitirse el ser humano, la guerra contra su extinción”

El gran Leviatán que nos devora