viernes. 19.04.2024

Padres sin cerebro, niños maltratados y administración inoperante

 

Le ha ocurrido a mi hija y a su marido, padres de un niño de dos años y medio, este fin de semana cuando acudieron, sin el niño, claro, a ver una película “para mayores de 18 años”. Deben ser de las pocas personas que siguen yendo al cine, costumbre sana casi perdida (quizá porque el cine ya no es lo que era). La película de terror duro, se convirtió en pesadilla real. Indignada mi hija me mandó esa misma noche un mensaje por el móvil sin dar crédito a lo sucedido, y a través de las redes sociales como change.org solicita firmas para acabar con esta otra forma de maltrato a los niños, advirtiendo a padres y madres descerebradas que eso no se puede hacer aunque paguen una butaca, y a la administración, instituciones como el Defensor del Menor, que no basta con promulgar leyes sino que cuando se conculcan, actúen, que para eso pagamos los impuestos, y denuncien a los locales que por una mísera cantidad de dinero permiten que madres sin cerebro, e indignas de llamarse madres, entren con sus hijos en locales donde pueden hacer uso si no de la prohibición, al menos del derecho de admisión. Sé -tuve la experiencia- que hay locales públicos que cumplen la ley a rajatabla, aun tratándose de un concierto, pero otros muchos, como el caso al que hago referencia, se saltan leyes y protecciones del menor a la torera con la falsa disculpa de que es la madre la responsable, sin calibrar que hay madres que han parido y no saben qué es eso. También sé que en esto del cine una cosa es la “prohibición”, como en las películas clasificadas “X”, y otra la “recomendación”, aunque ésta sea y ponga en el cartel “no recomendada para menores de ciertas edades”. Ya se sabe que en  España nos escandalizamos más por ver un culo en la pantalla que por un tiro en la boca con los sesos salpicando las paredes, como la película en cuestión. Al no haber prohibición, la taquillera vendió la entrada y permitió a la señora que con sus dos hijas entre 4 y 6 años de edad viera algo inadecuado para ellas, como la advirtieron los responsables de la sala a la que ella hizo caso omiso.

Vayamos al incidente entre unos padres que movidos por su responsabilidad advierten a otros inconscientes de los peligros y las consecuencias de una acción que perjudica a los niños, y que quedó patente nada más empezar la película por los gritos y gestos de susto de dos indefensos críos.

Su mensaje dice textualmente: “Fuimos al cine... y nos sorprendió ver a una madre que con dos niñas pequeñas se sentaba en el patio de butacas. Le advertimos de que quizá se hubiera confundido de sala, porque la peli no era infantil, y como nos dijo que iba a ver precisamente esa película, nos salimos del cine y lo comunicamos en taquilla, donde nos dijeron que le habían advertido a la señora que era una película muy violenta, no adecuada para público infantil. No podían hacer nada -nos confirmaron- porque la película no está catalogada como “prohibida”, simplemente “no recomendada a menores de 18 años”, y por eso, bajo la responsabilidad de la madre, le permitieron la entrada. No podían hacer otra cosa, como nos afirmó la dirección de la sala.

“Intentamos poner remedio a la situación y evitar ese “maltrato” a unas niñas pequeñas acudiendo a las respectivas autoridades, como la Guardia Civil o el Defensor del Menor. Pero fueron vanas nuestras pesquisas. El Defensor del Menor, cuyo teléfono (un fijo y un móvil) pregona estar a disposición las 24 horas, no contestaba. No era un maltrato exagerado, de peligro de muerte, que si llega a ser un niño al que golpean los padres y está refugiado debajo de la cama usando el móvil.... aparece muerto... Como para atender emergencias de menores que son las mayores emergencias.

“Nos dimos cuenta de que el Menor está desprotegido ante una violación de sus derechos fundamentales como niño ante su integridad moral, sometiéndole al visionado de películas  clasificadas para adultos por su tutor legal. Esta situación queda confusa por una ley ambigua que habla de edad orientativa y no de prohibición, que atañe únicamente a las películas porno.

“La sociedad no puede tolerar que puedan los menores ver en las salas de cine películas para  mayores. Y hemos comprobado en Internet, que esto ocurre todos los días al total amparo de la ley de catalogación de películas. Menores viendo, escuchando y sintiendo contenidos altamente inapropiados y dañinos para ellos. ¿De qué sirve, se pregunta esta pareja de padres, que un órgano de control como es el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, clasifique las películas por edades, si no es de obligado cumplimiento por la sociedad? Que se quite la palabra “recomendado”, y simplemente con un “prohibido” todo se soluciona y se preserva la integridad del niño. No sigamos permitiendo con nuestras leyes la violación flagrante de los derechos fundamentales del Menor. No permitamos que no se pueda denunciar a un cine, o a un padre por permitir a un niño indefenso el visionado de una película para adultos, sea cual sea el género. Se destruye la inocencia de la infancia a edades muy tempranas con abominables decisiones de unos sujetos llamados padres. Cada día ocurre en miles de hogares, pero que ocurra también en locales públicos a la vista de cualquier persona, y que sea imposible detenerlo, debe cambiarse quitando recomendado y poniendo en su lugar prohibido...”

Este era el texto. La denuncia la han sometido a firmas para acabar con casos como éste y parecidos de violencia infantil. Si quiere el lector participar para que se cambie esta ley, puede ir a este link.

Padres sin cerebro, niños maltratados y administración inoperante