martes. 16.04.2024

¿Ganaron las elecciones?

Rajoy, Aznar, Aguirre. No sé si estamos en tiempo preelectoral por el brillo de tanto puñal, o si ya han ganado las elecciones y entonces los puñales se dirigen hacia la ciudadanía.

Rajoy, Rato, Aznar, Aguirre. Ruedan estos nombres insistentemente por la prensa, la radio, las televisiones. No hay comentarista que se precie que no exponga su visión sobre estos personajes. Hasta el punto que uno piensa que las elecciones se han celebrado ya y las ha ganado este totum revolutum que forman los rostros de quienes aspiran a gobernar, de quienes sacan los colores a sus antecesores, o de quienes deberían taparse las vergüenzas que otros destapan.

Rajoy persigue la reelección. Le pesa el dedo del padre Aznar quien debería pedirse perdón a sí mismo por el disparate de creerse un dios capaz de encomendar la salvación del mundo a Mariano. Pero Aznar es un inmenso ombligo con la vista cansada de tanto contemplarse, de ensalzar sus hazañas, de ser consciente como nadie de la existencia de armas de destrucción masiva y de aquel flequillo que afeaba la fotos de los tres (cuatro en realidad) mosqueteros       que ascendieron a la gloria de la historia con las manos manchadas de sangre irakí, de sogas que apretaron el cuello de Sadam hasta romperlo, de llevar la democracia del dolor a un país que todavía hoy se derrama por las calles como consecuencia de visionarios ilustres como los de la foto. Los salvadores de patrias son siempre opresores de ciudadanos. Existen los dictadores de corbata que pisan las espaldas más democráticas. Y Aznar, emperador de barro y mercadillo, sólo sirve para ir pregonando sus propias grandezas e ir coronándose como catedrático de sus logros.

También Rato parece haber ganado las elecciones. Fue el mejor ministro de economía y hacienda. El milagro pequeño del bienestar  (el grande fue Aznar), que puso a España en el carrusel importante de las naciones importantes. Pero ahora le votan los jueces, los fiscales, los que le ponen la mano en la nuca para alegría de unos e indignación de Marhuenda. Y aquel que puso en pie la economía tuvo que esconder la suya en la amnistía de Montoro.

Aguirre sigue reptando, arrastrándose ante sus propias mentiras para ver si es posible aún ser alcaldesa o suplente de Rajoy. La sexagenaria incapaz de ver la corrupción que ella engendró como una de esas madres que arrojan por el wáter al hijo de sus entrañas y tiran de la cadena como si las cisternas encerraran un poder de abssolución y encubrimiento de todas las falsedades. Nos mintió hasta el punto de decir que se retiraba por una grave enfermedad (de la que por suerte está recuperada) y por el amor que a su edad sigue sintiendo por su marido y sus nietos. Y mentía. Se metió a cazatalentos, pero recordando a Granados y a tantos otros, se dedicó en calumniar a Carmena y a empujar a Rajoy para despeñarlo del helicóptero del poder. Pero en helicóptero viajaba también ella y ahí está, arrastrándose y reptando como si del director de La Razón se tratara.

Y Rajoy asegurando que su gobierno ha sido fantástico, pero que no han sabido explicar lo que han llevado a cabo durante estos cuatro años. Pero yo pienso que lo han expuesto tan bien, que ha llegado a todos los sectores. Los trabajadores han entendido que la reforma laboral era una inmensa pérdida de derechos. Los estudiantes han comprendido que sólo unos privilegiados tendrían en adelante la posibilidad de estudiar. Los científicos han asimilado que deben seguir cumpliendo con su deber, pero en universidades extranjeras. Los dependientes han tomado conciencia de que el gobierno no tiene ningún interés en quienes no producen al cien por cien. Los enfermos han concluido que son sólo mercancía. La tercera edad sabe que han vuelto a ser simplemente viejos con la obligación de llenar los estómagos de hijos y nietos con cuatrocientos euros. Los jóvenes han tenido claro que deben someterse a la movilidad exterior, que es una situación muy superior a la de emigrar para limpiar retretes. Y así podríamos seguir.

Por una parte llegamos a la conclusión de que el gobierno ha explicado meridianamente toda su gestión puesto que la totalidad del pueblo ha entendido lo que han realizado en esta legislatura. Por otra, deducimos que las promesas que se nos hicieron estaban falseadas de raíz a la vista de lo realizado una vez llegados al poder. Todavía, después de cuatro años, Rajoy sigue culpando a la herencia recibida de lo inexplicablemente explicado, Es como la atenuante que busca un maltratador en el ejemplo visto en su infancia. Nadie puede escudarse en esa herencia a no ser que trate de demostrar la debilidad de su proceder y su incapacidad para realizar autónomamente su propia aventura.

Rajoy, Aznar, Aguirre. No sé si estamos en tiempo preelectoral por el brillo de tanto puñal, o si ya han ganado las elecciones y entonces los puñales se dirigen hacia la ciudadanía.

¿Ganaron las elecciones?