viernes. 29.03.2024

Moción de censura: este 2 de mayo, con la gente

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Grupo parlamentario del PP en la Asamblea de Madrid. (Foto: Flickr)

Desalojar a un Partido Popular atravesado por la corrupción es un imperativo democrático, además del primer paso para desarticular La Trama en nuestra región

María Espinosa y Fran Casamayor | El 2 de Mayo de 1808 el pueblo español se levantaba contra la ocupación francesa, haciéndose dueña de su destino, sin ser consciente de que sus monarcas habían vendido el país al extranjero. En la actualidad no nos invade ninguna potencia extranjera, pero son nuestros propios gobernantes los que ponen en peligro el futuro del país. La enorme catarata judicial del Partido Popular en Madrid demuestra que hoy tenemos al enemigo en casa. Se empeñan en cambiarnos a Esperanza Aguirre por Cristina Cifuentes como cuando Pepe Botella fue sustituido por Fernando VII. En el pasado, confiar con que bastaba con derrocar al monarca francés para lograr la libertad le costó caro a los constitucionalistas españoles. En la actualidad, pensar que la caída de algunos corruptos significa el fin de la corrupción puede llevarnos a desaprovechar una oportunidad histórica para regenerar la democracia en nuestra región.

Cada mañana desayunamos con nuevas informaciones o con un nuevo imputado de la Púnica, de la Gürtel o de la Operación Lezo. Y detrás de todos los casos de corrupción hay también un denominador común: una forma oligárquica de entender y practicar la política. Nuestra tarea pasa por desarticular esta forma de gobernar que ha empobrecido a la ciudadanía madrileña, a costa de garantizar los privilegios y el lucro de un reducido grupo de personas. Dos décadas de gobiernos del PP han sido suficientes para transformar el centro de la península ibérica en el epicentro de la corrupción. En connivencia con poderosas empresas de calado transnacional, el Partido Popular ha sistematizado durante estos 21 años el saqueo de los recursos públicos de nuestra región, implicando para ello a nuestras instituciones autonómicas, nuestros municipios, nuestro patrimonio, clubes de fútbol, nuestro derecho a la formación, el derecho a la cultura, las cadenas de televisión y cajas de ahorro.

La situación se presenta desoladora, pero el pueblo madrileño siempre se ha caracterizado por plantar cara a los abusos de los poderosos. Ya lo demostró el pasado 25 de abril cuando se concentró frente a Génova, mostrando su indignación ante la avalancha de casos de corrupción. Lo evidenció aquel 15 de mayo de 2011 al grito de “no nos representan”, entonando un grito constituyente que ha revolucionado el panorama político nacional. Y también lo hizo aquel lejano 2 de mayo de 1808, donde comenzó una revuelta que tumbaría al mayor imperio de la época.

Frente a nosotras se abren dos senderos: el del maquillaje social de los protagonistas de la trama madrileña o el de la limpieza democrática de nuestras instituciones. El primero nos lleva a rehabilitar la trama, a que un partido que lleva en su ADN la corrupción siga gobernando impunemente, a que corruptos y corruptores demuestren a toda la sociedad que pueden comprar a los representantes políticos sin pagar las consecuencias. El segundo de los senderos nos permite recuperar las instituciones, dignificar a la ciudadanía y empezar a hacer políticas públicas para resolver los problemas cotidianos de la gente. ¿Cuál de los senderos escogerán los partidos políticos que hoy tienen representantes en la Asamblea de Madrid?

Es una obligación ética de Podemos trabajar para desalojar del gobierno madrileño al partido político más corrupto de la historia de nuestra democracia. Desalojar a un Partido Popular atravesado por la corrupción es un imperativo democrático, además del primer paso para desarticular La Trama en nuestra región. No es una cuestión de diferencias ideológicas (que las hay), es una cuestión de democracia. La única manera de devolver la normalidad democrática a nuestras instituciones pasa por expulsar a aquellos que, durante más de veinte años, han utilizado las instituciones como un cortijo privado desde el que hacer negocios con sus amigos y empresas afines, mientras financiaban ilegalmente a su partido.

No es una cuestión de números en el parlamento regional, se trata de agitar una respuesta social a un gobierno que no se sostiene. Trabajaremos para devolver las instituciones a la gente y para ello lo haremos desde el impulso que nos da el pueblo. Por ello, este 2 de mayo lo celebraremos en la calle, con la gente, inaugurando la consulta que, hasta el 7 de este mismo mes, permitirá decidir a quienes lo deseen si quieren que impulsemos una moción de censura contra el gobierno de Cifuentes en la Comunidad de Madrid.

Otras fuerzas políticas tendrán que decidir si apuestan por acabar con la corrupción en la Comunidad de Madrid o prefieren ser su cómplice, permitiendo que continúe campando a sus anchas en nuestra región. También el 2 de mayo permitió distinguir a insurrectos de afrancesados. La historia recuerda con orgullo a los primeros, pero jamás perdonó a los segundos.


María Espinosa | Diputada de Podemos en la Asamblea de Madrid
Fran Casamayor | Secretario de Organización de Podemos Comunidad de Madrid

Moción de censura: este 2 de mayo, con la gente