jueves. 28.03.2024

Horas decisivas: El Gobierno de la sensatez

rajoy

Si esta gente permanece en el poder cuatro años más, aquí pide la independencia hasta la cortijada de El Retamalejo, que está deshabitada hace más de cuarenta

La palabra sensatez proviene del término latino “sensatus”, que califica a aquellas personas dotadas de buen juicio y percepción de las cosas. Enlazada también en su origen con el verbo “sentire”, la sensatez describiría a quien tiene sentido común, prudencia y reflexión en el comportamiento y al observar y juzgar la realidad. Por su parte el magnífico diccionario de la Real Academia Española, que como decía El Perich, limpia, fija, da esplendor y además regala vasos, define al sensato como aquel ser dotado de prudencia, cordura y buen juicio, equiparándolo a calificativos como razonable, procedente, discreto, racional, lógico, coherente, juicioso, inteligente, consciente, cuerdo, reflexivo, equilibrado, asentado, maduro, acertado, circunspecto, prudente, formal, serio, conveniente; y al insensato como carente de sensatez, tonto y fatuo, añadiéndole sinónimos tales como loco, insano, demente, desquiciado, necio, obtuso, alocado, tarambana, irreflexivo, atolondrado, aturdido, imprudente, ligero, desenfrenado, informal, absurdo, ilógico, irracional, equivocado, contradictorio, disparatado, incongruente, incoherente, desatinado y descabellado.

En este mundo globalizado que nos han regalado sin pedirlo ni desearlo, resulta cada vez más difícil distinguir entre la sensatez y la insensatez, entre la razón y lo irracional, entre lo reflexivo y lo demencial aunque ni mucho menos es imposible si conseguimos sustraernos a la ceremonia de confusión con que a diario nos inundan para convertirnos en materia inorgánica antes de tiempo. El presidente del Gobierno Mariano Rajoy Brey ha elegido la palabra sensato como una especie de talismán que repite una y otra vez como si al convertirlo en salmodia diese a su acción de gobierno un valor inmanente. Sin embargo, Rajoy Brey aseguró hace años, cuando la tragedia del Prestige que llenó de veneno y mierda la Costa de la Muerte gallega, que salían unos hilillos inapreciables del petrolero a punto de partirse por la mitad, sin duda era una muestra de lo que él considera sensatez. Dio ánimos y fuerza a quien era su Tesorero y hombre de confianza Luis Bárcenas cuando se hizo pública su actividad, para minutos después, cuando alguien le dijo que aquello podía tener alguna gravedad, no mucha como se ha visto, afirmar que ese señor estaba en la calle Génova porque así lo había querido el pequeño Nicolás. Ni corto ni perezoso nombró ministro del Interior a un señor que confesó haber conocido personalmente a Dios en Las Vegas durante un viaje oficial, que tiene un Ángel de la Guarda dulce compañía no me dejes sólo ni de noche ni de día que le busca aparcamiento en los sitios más concurridos y se llama Marcelo, que ha condecorado con la Medalla de Plata de la Guardia Civil a María Santísima de los Dolores, María Santísima de la Victoria y María Santísima del Amor, todas ellas vírgenes y naturales de Málaga, por su larga trayectoria de servicios a España y “por las acciones y conductas de extraordinario relieve que han redundado en el prestigio del Cuerpo de la Guardia Civil e interés de la patria". Juzguen ustedes si esto es sensato o insensato, si quienes han auspiciado que tales individuos gobiernen los destinos del Estado con su voto son cuerdos o locos, prudentes o desatinados, reflexivos o desquiciados, si esto se puede aguantar un día más.

La derecha nacional-católica, que es la que disfrutamos aquí con un baño neoliberal de veintitrés quilates ICAI-ICADE, por eso no hay ultraderecha porque está en el gobierno, ha presumido siempre de su sensatez a la hora de manejar los asuntos económicos, su capacidad para administrar recursos y recomponer los desequilibrios causados por pérfidos gobiernos anteriores. Es por eso que el uso recurrente de la sensatez durante más de veinte años ha convertido los bonos patrióticos de las comunidades de Madrid y Valencia –estandartes del poder popular- en bonos basura, o sea deuda pública que  tiene el mismo valor que si la hubiese emitido un servidor; es por ello que la deuda del conjunto del Estado ha pasado del 70% en 2011, año del Señor en que comenzó a mandar Rajoy Brey, al 100,5% en 2016, año del Señor en que ese hombre sigue en funciones, al haber convertido en pública la deuda privada del sector financiero; es por esa razón que la hucha de las pensiones, que custodiaba casi setenta mil millones cuando Rajoy comenzó a meterle mano, no supere hoy los treinta y dos mil millones: Las huchas están para usarlas cuando llegan tiempos duros, pero no para esquilmarlas, mucho menos cuando desde el poder se dice que vamos como una moto, que somos el motor de Europa y que la crisis es cosa del pasado, ahora, si eso fuese verdad, habría llegado el tiempo de volverla a llenar.

La sensatez y la moderación, el equilibrio y la mesura también ha sido aplicados con éxito a las políticas sociales, lo que ha propiciado que más de doscientos cincuenta mil universitarios excelentemente preparados hayan abandonado el país para dar el valor añadido de su trabajo a Alemania, Suiza, Reino Unido, Chile o Estados Unidos, eso sí, facilitándoles por todos los medios su derecho al sufragio; que quienes no tienen más fuerza de trabajo que sus manos porque abandonaron los estudios en el periodo de fulgor ladrillero-financiero se vean sumidos en la más absoluta de las desesperanzas; que seamos el país dónde más ha crecido la desigualdad de toda la OCDE; que el trabajo de muchos de los que trabajan muchas más horas de las permitidas legalmente no les dé para llegar a fin de mes ni para contribuir a los gastos del Estado ni la Seguridad Social; que las personas dependientes mueran antes de que les llegue la prestación que garantiza la ley; que las listas de espera en hospitales se hayan disparado hasta un extremo tal que disuadan a los enfermos de seguir en ellas mientras se regalan subvenciones a las clínicas privadas que curan según cuenta corriente, que los viejos teman por su futuro y los jóvenes por su porvenir, que la mitad de los parados registrados no reciban ningún tipo de subsidio mientras los más ricos contribuyen un 1% gracias a las SICAV, los paraísos y las amnistías fiscales, en fin, que la mayoría de los habitantes de este solar llamado España vivan en la zozobra, la incertidumbre y la pobreza que dimana de la sensatez y el buen juicio de nuestros ímprobos gobernantes.

Nada que decir de la corrupción, palabra que en adelante debiera escribirse con dos “pes”, al fin y a la postre son casos aislados, la excepción que confirma la regla, por eso el partido del gobierno ha tenido que pagar una fianza de 1,2 millones por las obras de su sede estatal costeadas presuntamente con dinero procedente de una caja rara, por eso no existe ni Caja Madrid, ni Bancaja ni Caja del Mediterráneo, otrora entidades financieras de primer orden que, en principio, invertían sus beneficios en obras sociales.

En cuanto a la vertebración de España, nadie, jamás de los jamases, ha hecho tanto por ella, pueden preguntárselo al treinta por ciento de catalanes que durante esta legislatura han pasado a engrosar las filas del independentismo. Si esta gente permanece en el poder cuatro años más, aquí pide la independencia hasta la cortijada de El Retamalejo, que está deshabitada hace más de cuarenta.

Por eso, si ustedes quieren que este país siga bajo el gobierno de la cordura ya saben lo que tienen que hacer. Por mi parte, cada vez que oigo la palabra sensatez, sé que un nuevo atropello viene de camino.

Horas decisivas: El Gobierno de la sensatez