viernes. 29.03.2024

La censura y la petición de rescate

En el mes de marzo de este año las protestas continuaban en el Hospital de Vigo; las demandas de los ciudadanos se acentúan y la preocupación social no mengua.

En el mes de marzo de este año las protestas continuaban en el Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo (HAC); las demandas de los ciudadanos se acentúan y la preocupación social no mengua. La Administración sanitaria está incómoda, las continuadas críticas le resultan desagradables. Así es que recurre a un método muy antiguo: tapar las bocas de los que protestan. El gerente Félix Rubial emitió, a principios de marzo, una instrucción para reprimir las críticas en el interior del Hospital Álvaro Cunqueiro (HAC). En la circular advierte que podrá haber sanciones para el personal si continúa la difusión de “mensajes alertando sobre lo deficiente funcionamiento de las unidades y sus posibles consecuencias para la salud”. La advertencia incluye la difusión “por medios informáticos” de mensajes negativos sobre el hospital.

Con esa instrucción interna pretenden callar las voces críticas; mientras tanto, la concesionaria contrató una empresa para difundir opiniones positivas sobre el HAC en las redes sociales, e incluso crearon perfiles para divulgar comentario favorables sobre el funcionamiento y la gestión del centro. El personal del HAC hizo una sentada de protesta , con las bocas tapadas, contra esta medida inquisitorial de la gerencia. Pero la censura no se reduce al terreno profesional; también en el ámbito de la política se pretende callar las voces discordantes. Así pasó en el Parlamento gallego donde el profesor Beiras, portavoz de AGE, fue expulsado después de un debate intenso en el que esta formación propuso el rescate del HAC para la Sanidad Pública, para evitar el pago de un “peaje en la sombra” que implica la hipoteca que la Xunta deberá pagar -con dinero público, obviamente- hasta el año 2034: en total 1.300 millones en forma de canon anual. Después de un enfrentamiento verbal con el portavoz del PP el presidente de la Cámara -Miguel Santalices- expulsó a Beiras (por promover “desorden grave con su conducta”): el portavoz perdió sus derechos parlamentarios durante 15 días. Resulta evidente que las voces críticas no son bien admitidas en el partido gobernante.

En Marea también llevó la petición de rescate al Parlamento de Madrid . A finales de marzo presentó en el registro de la Cámara Baja una proposición no de ley en la que solicitan que se anule la adjudicación del HAC a la empresa concesionaria. Refleja la argumentación presentada por la AGDSP y SOS Sanidade Pública y afirma que el riesgo de financiación no fue asumido por la empresa ya que fue cubierto en gran medida por el Sergas con créditos del BEI y el ICO.

Pese a todos los intentos por acallar las críticas, la lucha de los ciudadanos y profesionales por la recuperación del hospital continúa. Y además la realidad es muy terca y, por mucho que se intente hacer prevalecer la versión digital sobre el mundo real, este se impone. En la semana santa de 2016  la prensa informó de la presencia de una nueva infección nosocomial en la Unidad de Cuidados Intensivos. La bacteria Klebsiella detectada en la UCI dejó veinte cultivos de pacientes con resultados positivos. El Defensor del Paciente solicitó a la fiscal jefe de Vigo que abriese de oficio una investigación sobre esta posible infección hospitalaria. Destaca que este tipo de infecciones -que pueden ser graves y mortales en personas con la inmunidad deprimida-, son propias de centros hospitalarios y son evitables si se cumplen de forma estricta los protocolos establecidos.

Los ciudadanos del área sanitaria de Vigo necesitan mucho más que propaganda. Deben saber que su salud está protegida, que no corren riesgo con su ingreso en el hospital, y que se prioriza el derecho a la salud de la población sobre las ansias de enriquecemento de la empresa concesionaria. La Administración sanitaria tiene el deber de garantizar que prevalecen los derechos ciudadanos por encima del afán de lucro. Esperemos que así sea; pero para eso habrá que cambiar a los gobernantes. Estos ya han demostrado sobradamente cuáles son sus intenciones.

La censura y la petición de rescate