viernes. 19.04.2024

El Gran Circo de Rajoy

NUEVATRIBUNA.ES - 29.5.2009...en el que, simultáneamente, actúan acróbatas del mangoneo tipo Michavila, ilusionistas, trileros al modo Aguirre, payasos listos a la manera Camps, funambulistas cobardes al estilo Perejil y Darth Vader interpretado por el españolísimo Don Jaime.
NUEVATRIBUNA.ES - 29.5.2009

...en el que, simultáneamente, actúan acróbatas del mangoneo tipo Michavila, ilusionistas, trileros al modo Aguirre, payasos listos a la manera Camps, funambulistas cobardes al estilo Perejil y Darth Vader interpretado por el españolísimo Don Jaime. Los efectos especiales del espectáculo son, además, recargados y complejos de manejar: por ejemplo, el retorno del Gran Timonel José María Aznar López por supuesto anima mucho el cotarro con su mágica agenda de la época en que los dinosaurios devastaron la tierra, pero, a su vez, desvía demasiado la atención de la pista en la que el propio Rajoy nos cuenta chistes fenomenales de cómo salir de la crisis con los mismos criterios-por decirlo así- que la provocaron.

Lo mismo pasa con el tema ese del despilfarro y el déficit: los acomodadores se pasan el día proclamando que la munificencia de Zapatero con los bancos nos llevará a la ruina por los tiempos de los tiempos, amén, y, en el mismo momento y en la misma pista, los vociferantes titiriteros exigen enérgicamente que el gobierno les dé la pasta a ellos y sus amiguetes; que les compren los pisos a las inmobiliarias ;los créditos insolventes a los que los concedieron; los coches -cuanto más caros mejor- a los concesionarios del ramo; más- muchas más- medicinas a las farmacéuticas; la ropa y demás artículos de complemento caballero /señora a los honrados comerciante; los periódicos, radios, editoriales y televisiones a los cadavéricos grupos multimedia …pasta y más pasta para todo dios menos, -¡sólo faltaría¡-, para los desempleados, los pensionistas, los dependientes y demás excrecencias del moribundo-dicen- walfare state.

A los deficientes aspectos, llamémosles, artísticos del festival de eurovisión marianista hay que sumar una confusión de estilos caótica. Así resulta muy desafortunado que en momento melodramático en que está a punto de aparecer en escena el mismísimo Gran Inquisidor disfrazado de ZP echando ácido sulfúrico por las narices y aplastando despiadadamente a las familias peperas, comience un desfile tipo “mama chicho” de amiguitas del Papi de Roma algo ligeritas de ropa y con capuchas made in Abú Grahib para disimular que son menores de edad, lo que, quizá, distrae la atención del público.

Tampoco resulta convincente para la comprensión cabal de la dramaturgia elaborada por los guionistas del PP, el hecho de que en plena exhibición de piruetas en el trapecio se desvele por la inoportuna megafonía quiénes son los que pusieron la guita para financiar el Tamayazo. El sujeto ese del cuchicheo-que resultó ser nada menos que el Presidente de Los Empresarios- sobre la culpa de “los años de Zapatero” en la crisis y lo “cojonuda” que es Aguirre, ahora resulta que -junto una nutrida formación de notable contratistas y subvencionados públicos- son los mecenas del megafraude electoral perpretado. Estos tipos son unos redomados sinvergüenzas y caraduras, es decir- para que se me entienda mejor-que no tienen vergüenza y tienen la cara dura, vamos. Presuntamente, por supuesto. Forman parte de esa siniestra plutocracia –tan madrileña ella-dedicada al sano ejercicio de lo que los italianos denominaban el sotto governo, ese conjunto de oscuros y secretos vericuetos político/empresariales en dónde se dirimen algunos asuntillos tales como quién ha de controlar el gobierno de la CAM o Caja Madrid, o cuántos kilómetros de carretera o metro o puentes u hospitales o equipamientos o suministros o contratas, les tocan a cada uno. Es una obra de justicia poética el hecho que los mismos tramposos que financiaron el Tamayazo sean los que nos dan la monserga sobre las eufemísticamente llamadas reformas estructurales, siguiendo la Agenda Aznar (despidos tirados; nada de impuestos a los ricos, empresas y patrimonios; socializar la deuda privada; fuera regulaciones públicas; más privatizaciones y demás mangancias).¿De veras que todo eso de Fundescasa y “pregúntenle a Pío, pío, pío” va a quedar así?

La obra circense mariana queda, en resumidas cuentas, excesivamente barroca e incongruente, torpe en su ejecución, con interpretes más propios de un concurso de chistes, zafia en su lenguaje, sainetera en su trama, esperpéntica en su estética e apestosa en su ética. Ante tan hiperbólico galimatías los espectadores no damos a basto y el circo deviene en un caos delirante por el que no merece pagar la entrada. Salvo que nos la regale el señor Bigotes, claro.

Orencio Osuna es empresario.

El Gran Circo de Rajoy
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