viernes. 19.04.2024

Cristina Infanta, transmutada a "mujer mujer"

La hija del Rey ha tenido que hacer el papel de bobita y "mujer mujer". La protagonista ejemplar de "Cásate y sé sumisa".

No podíamos dar crédito a las palabras de uno de los abogados de Cristina Infanta, Jesús María Silva, cuando hace un mes afirmaba su total convencimiento de la inocencia de su defendida, que "pasa obviamente por su fe en el matrimonio y el amor por su marido". La Infanta acababa de ser imputada por el caso Nóos. El argumento del "amor" fue reiteradamente expuesto por este letrado hasta tal punto que muchos pensamos que se nos estaba tomando el pelo -como es habitual-, pero que nunca iban a esgrimirse tales argumentos en algo tan serio como debería ser un juicio.

Llegó el momento el 8 de febrero. El juez Castro, la única persona decente en todo este proceso, ha soportado todas las presiones impensables. Su integridad se ha mantenido firme pese a los improperios de personajes del mundo judicial y fiscal y de algunos indecorosos medios cavernarios. En la ciudad de Palma las medidas de seguridad alcanzaron límites insospechados para mantener la "protección" de la Infanta. Ello conlleva que más de 20.000 euros salgan de nuestros bolsillos.

El circo se ha consumado. El bufete de los prestigiosos abogados, con Roca Junyent al frente -aquel 'padre' de la Constitución y de la 'Operación Roca'-, ha esgrimido como único argumento (no tendrían otro) el amor, la docilidad y el desconocimiento de Cristina Infanta. La única mujer de la Casa Real con carrera universitaria -y con un puesto de trabajo que requiere de no pocos conocimientos- ha tenido que hacer el papel de bobita y "mujer mujer" ante el juez Castro. La protagonista ejemplar de "Cásate y sé sumisa". Asumidos los 20 puntos de la Sección Femenina publicados en 1958 y resumidos en "Recuerda que él es el amo de la casa". En esto se ha convertido públicamente la hija menor del Rey.

El esposo, "objeto de esta locura de amor", todo un primor. Imputado, junto a su socio, por la Fiscalía Anticorrupción por malversación, fraude, prevaricación, falsedad y blaqueo de capitales. Millones de dinero público, nuestro, en sus bolsillos y evadidos a paraísos fiscales. La "tapadera" para blanquear el dinero del Instituto Nóos, una ONG para niños discapacitados. Difícil una mezquindad mayor.

La burla propiciada a los ciudadanos españoles difícilmente tiene parangón. Las consecuencias deberían ser proporcionales al escarnio sufrido durante demasiados años.

En la "modélica" Transición se produjeron una serie de engaños a los españoles, ansiosos de alcanzar la Libertad y la Democracia tras una dictadura de cuarenta años plenos de represión y saqueo de todos nuestros derechos. Se nos vendió en papel de celofán un Jefe de Estado hijo también de Franco. Nadie preguntó a los ciudadanos qué modelo de Estado queríamos. Y así se nos impuso la Monarquía. El tiempo ha transcurrido, demasiados hechos nada ejemplares hemos tenido que soportar. Un exceso de soberbia, en unos más manifiesta que en otros. Un desprecio a todos nosotros de cuyos tributos se les obsequia con una vida con exceso regalada.

Hora es de que la ciudadanía tenga voz y voto en algo tan importante como la Jefatura del Estado Español y el modelo que queremos de Estado.

El derecho a decidir es indispensable en una auténtica democracia. Sabemos que nunca una monarquía es elegida por el pueblo. Su modelo es la imposición y la herencia.

Aunque solo fuera por este motivo, que es esencial, la República será siempre el paradigma a seguir. La voluntad de la ciudadanía debe prevalecer sobre cualquier otro ejemplo de privilegios. Es decir, una sociedad en que el poder emerja de abajo arriba, nunca al revés, como ahora estamos padeciendo.

Y esto debe aplicarse, por supuesto, al funcionamiento de los partidos políticos. Fuera aparatos, y plena participación ciudadana en el quehacer político.

Todo lo que no sea el establecimiento y práctica de una democracia real devendrá en pura caricatura.

Cristina Infanta, transmutada a "mujer mujer"