viernes. 19.04.2024

Mejor pensar y amar que quemar

El otro día, una periodista de TV3, la televisión pública autonómica de Catalunya, quemó páginas de la Constitución Española en un programa en directo.

El otro día, una periodista de TV3, la televisión pública autonómica de Catalunya, quemó páginas de la Constitución Española en un programa en directo. Adujo que era una forma de protestar ante una sentencia del Tribunal Constitucional que anula las disposiciones legales del Gobierno de Catalunya a favor de la gente que sufre pobreza energética, un auténtico drama para centenares de miles de personas en Catalunya y en España.

Un hecho tan inusual me obliga a producir algunas reflexiones:

--- La primera para el Tribunal Constitucional y su inaudita sentencia. Tengo la absoluta certeza que la Constitución Española no prohíbe que las Administraciones Públicas, sean las que sean, provean para que ningún ciudadano o su familia pasen frío en invierno o se asen en verano o no puedan cocinar o ducharse a causa de su forzosa pobreza.  Por lo tanto, más cuidado y sensibilidad social y humana al emitir ciertas sentencias porque, por encima de las cuestiones competenciales, están los imperativos de solidaridad y la dignidad y bienestar de los sectores más dura e injustamente golpeados por la crisis. Porque si no, ciertas sentencias pueden ser una forma indeseable de “quemar” la Constitución.

---  Quemar textos escritos, de cualquier condición o naturaleza, ya novelística o literaria, ya jurídica o científica, era una práctica habitual de los nacional-socialistas alemanes, o los fascistas italianos, o los bárbaros extremistas “islámicos” … Al quemar un texto los fanáticos que lo hacen pretenden o creen quemar la idea o mensaje que contiene y a su autor o autores … Por lo tanto, ni siquiera con carácter simbólico o metafórico es aceptable que se quemen publicaciones de ningún tipo, mucho menos ante miles y miles de teleespectadores, niños y jóvenes muchos de ellos.

--- Tengamos el disenso en paz. La Constitución Española  no es sólo un frío texto normativo. Expresa también sentimientos y esperanzas de millones de ciudadanos y ciudadanas, no pocos son parte indisoluble de Catalunya, al igual que el Estatuto de Autonomía y los símbolos de ésta que los hacen sentimentalmente própios una buena parte de la ciudadanía del conjunto de España.

En consecuencia, más pensar y más amar para vivir y convivir y menos quemar, ni siquiera a efectos figurados. Porque la solución al disenso de fondo sobre la relación entre Catalunya y el conjunto de España no pasa por ver quién hace la hoguera más grande contra Catalunya en Madrid ni en Barcelona contra España. Creo que se me entiende.

Mejor pensar y amar que quemar