viernes. 29.03.2024

Iglesias, Errejón y el fuego de Prometeo

A veces la mitología sirve para explicar situaciones de la actualidad a la que no podemos o no queremos darle una explicación lógica, de ahí que el cuento, el mito, nos sirva para no tener que explicar racionalmente una situación. Así lo hacían las antiguas civilizaciones cuando no sabían explicar algo.

Que no sabemos la razón por la que caen rayos desde el cielo, pues nos inventamos un Dios que cada vez que se enfada lanza rayos con cólera inusitada. Que no sabemos la razón por la que nos enamoramos, pues creamos a ese “cruel monstruo rubio” con alas al que llamamos Cupido y que nos clava una flecha que hace que perdamos los sentidos por la persona amada. Sencillo, ¿verdad?... Lo ilógico se convierte en lógico a través de una imagen fácil de entender y sencilla de explicar.

Pero traslademos esta teoría del mito a la actualidad política española. Está bastante claro que una de estas situaciones un tanto “ilógicas” es la que estamos viviendo estos días a tenor de la Segunda Asamblea Ciudadana de Podemos, observando atónitos  cómo los líderes de nuestro partido se destrozan mutuamente en la arena pública. ¿Todo por el poder? ¿Todo por levantar la antorcha del fuego primigenio de los verdaderos valores podemitas? Quizá este análisis sea un tanto simplista y sencillo, pero lo cierto es que todos quieren ese fuego, ese poder, y poco se ha hablado de las ideas, sino más bien de quién ostentará el poder, esa todopoderosa llama que alumbre el camino del futuro.

Pero hablando de fuegos y de mitología, me viene a la mente la imagen de Prometeo, el ser humano que fue el encargado de robarle el fuego a los dioses y que por ello fue castigado a que un ave le devorara el hígado día tras día y que después le volviera a crecer. Un castigo eterno por la osadía de revelarse contra los poderes del Olimpo.

Desgraciadamente en Podemos no pasa eso. En Podemos deberíamos estar más preocupados en robarle el fuego a los dioses, que en mangarle el mechero a nuestro compañero de pupitre. ¿Nos conformamos con el mechero del colega o queremos ir directamente a robarle el fuego a los dioses del capital y del Ibex 35? Parece que nos conformamos con el mechero del amigo… Una pena.

Ya lo importante no es romper el sistema, lo importante ya no es retorcerle el cuello al cisne negro de la corrupción, la precariedad laboral y los desahucios. Ahora lo importante es ostentar el poder. Pues me van a perdonar, pero así lo único que conseguimos es parecernos mucho a lo que vinimos a combatir, a esa casta política que sólo estaba preocupada en los sillones y no en los problemas de la gente.

Lo siento, pero esta lucha de poder de los dos machos alfa de Podemos ha silenciado el debate de ideas. La gente no ha percibido en ningún momento que se ha hablado de política, sino de lo que Teresa Rodríguez llamó muy acertadamente, “choque de trenes”. Hay que decir que el único sector de Podemos que ha hablado de política y que ha mantenido la cordura del debate sobre ideas frente a los egos y personalismos ha sido el sector de Izquierda Anticapitalista, al que los medios han silenciado totalmente, ya que se ha alejado desde un principio de esas luchas de poder y ha puesto sobre el tapete la confrontación de ideas y de proyecto en vez de la lucha de nombres.

Por eso yo no me he dejado guiar ni por las berenjenas moradas ni por los chicos del de la coleta, que han convertido este proceso en un circo lamentable. Me duele decirlo, pero es así.

Me he quedado con el Podemos que más me atrae, un Podemos descentralizado, donde los círculos vuelvan a ser espacios de decisión y debate político y no de controversias personales donde se imita el comportamiento de los de arriba, un Podemos de confluencias con esos bloques que quieran poner el sistema patas arriba y nunca tratar de domesticarlo, porque eso hemos visto que no funciona. Yo me quedo con un Podemos que sea un partido movimiento, en el que quepan muchas sensibilidades y donde lo más importante no sean las caras sino las ideas, un Podemos en Movimiento.

Por eso lo importante no es que robemos el fuego, sino a quién se lo robamos. No podemos seguir robando el fuego de la ilusión de nuestra gente con luchas de poder, sino que debemos trabajar para construir una organización que esté dispuesta a jugarse el hígado, como Prometeo, para robarle el fuego a los Dioses, a los poderosos, a ese mínimo porcentaje de grandes fortunas que no ha perdido derechos durante la crisis y que quiere seguir con PP, PSOE y Ciudadanos, esos partidos que hasta ahora han velado por sus privilegios.

No cometamos el mismo error de los de siempre.

Iglesias, Errejón y el fuego de Prometeo