viernes. 19.04.2024

Correa, uno de los nuestros

"Para nosotros vivir de otra manera era impensable, la gente honrada que se mataba en trabajos de mierda por unos sueldos de miseria, que iba a trabajar en metro cada día y pagaba sus facturas estaba muerta, eran unos gilipollas, no tenían agallas. Si nosotros queríamos algo lo cogíamos y si alguien se quejaba dos veces le dábamos tal paliza que jamás volvía a quejarse, era una simple rutina ni siquiera lo pensábamos."

Esta quizá sea la frase que mejor resume 'Uno de los nuestros' (Godfellas) de Martin Scorsese, una de las mejores películas de la historia del cine sobre el mundo de la mafia. La frase en cuestión la pronuncia el protagonista de la historia, Henry Hill, un matón de la mafia, y que es un alegato sobre su modo de vida y la de sus compinches y que hoy me viene de perlas para resumir las declaraciones de Correa sobre la trama de financiación ilegal del Partido Popular.

Las últimas declaraciones de Correa, que por otro lado no nos han sorprendido en absoluto, como ya no nos sorprende nada que venga de esa fosa séptica en la que se ha convertido el PP, son propias de los juicios de las pelis sobre la mafia, donde el don nadie de turno, el lacayo, el soldado, denuncia a los jefes de la familia para tratar de salvar de pellejo.

Como sabemos, las confesiones de Correa han revelado que durante el gobierno de Aznar se amañaron concesiones de grandes contratos para cobrar comisiones que iban directamente a financiar al Partido Popular. Luis Bárcenas gestionaba esos concursos públicos con el correspondiente ministerio y Correa se encargaba de repartir la comisión del dos y el tres por ciento que les cobraban a esos empresarios, que después iban a ser muy generosos con el partido de la gaviota. ¡Imagínense todas esas grandes obras de nuestro país, esas carreteras, autopistas, obras del AVE, la gran mayoría de ellas, sino todas, adjudicadas a cambio de dinero negro! Pues no imaginen mucho porque el lacayo Correa asegura en sus declaraciones que la cosa ocurría de esa forma.

Al parecer el “modus operandi” era sencillo y para nada nuevo, comparado con el usado en otros casos de corrupción. Todo comienza con una reunión con un empresario (almuerzo, café y copa o como en 'La Escopeta Nacional', cacería acompañada de putas y cartas) y en los concursos públicos se intenta o directamente se favorece a dicho empresario que después ayuda al partido o al político de turno. Los métodos de la mafia nunca cambian. ¿Para qué? Si lo hacen repetitivamente y aquí no cae ni Dios, mejor dicho, no caen ningunos de los jefes, ninguno de los “capos” de toda esta banda de mafiosos, pues ¿para qué cambiar?... Porque si ustedes creen que aquí va a caer algún pez gordo del PP, están soñando.

Porque mucho me temo que aquí, como en las películas de gánsteres, sólo caen los peones, los lacayos, los don nadie que se vuelven ricos gracias a los jefes. Caen los hombres como Correa, que empezó con una agencia de viajes que conseguía habitaciones a Bárcenas para los congresos de Democracia Cristiana y que acabó montando mítines para el PP y cobrando comisiones a los empresarios que después llevaba a la calle Génova. Lo dicho, caen los peones, nunca los reyes.

Si tuviéramos que trasladar toda esta trama a la gran pantalla, el caso de Correa sería como el de Henrry Hill en 'Uno de los nuestros' de Scorsese, un gánster de medio pelo, un mando intermedio, el que hace el trabajo sucio. Mientras, los “señores X” de la trama Gürtel, los verdaderos beneficiarios de toda esta operación, son como Vitto y Michael Corleone de 'El Padrino' de Coppola, esos jefes idealizados e intocables que parecen estar por encima de la ley en todo momento. Aquí el cine y realidad se dan la mano de una forma macabra.

Pero lo que más me sorprendió de las declaraciones de Correa fue el hecho de decir que él no tenía conciencia de estar cometiendo ningún delito. Cuando estás rodeado de crimen, cuando a tu alrededor todo el mundo comete delitos, tú no tienes las sensación de estar haciendo algo malo, porque lo “hacía todo el mundo”, ha declarado sin ningún tipo de problemas. De ahí que la trama que rodeó al PP y sirvió para financiarlo sea lo más parecido a una película sobre la mafia. Lo triste es que la trama Gürtel nada tiene que ver con la ficción, ya que fue algo muy real y que deja muy claro cómo ha funcionado un partido que está podrido hasta el tuétano.

Lo realmente bochornoso es comprobar cómo Ciudadanos y el PSOE tienen la desfachatez de decir que las declaraciones de Correa no tienen nada que ver con la formación de un futuro gobierno de Mariano Rajoy. Esto no hace más que demostrar que no quieren cambiar absolutamente nada y van a dejar gobernar al partido más corrupto de Europa. De esta forma, se convertirán en cómplices de la mafia, en lacayos protectores de los capos. 

Correa, uno de los nuestros