viernes. 29.03.2024

¿Adiós ICV?

Muchos queremos ver cómo ICV está viva en las personas y en los programas. En caso contrario muchos pensaremos que ICV ha desaparecido en la práctica siendo solo “un muerto viviente”. 

ICV
Imagen de la XI Asamblea de ICV.

En estos últimos días llenos de convulsiones hemos vuelto a comprobar la posición subalterna y de seguimiento de los dirigentes de Cataluña en Comú hacía los postulados independentistas

A veces las ideas modelan casi toda una vida, y la fidelidad a las ideas forma parte de un mismo. Somos unos cuántos los que a partir del año 1970, ahora hará 47 años nos afiliamos al PSUC, y hemos continuado hasta hoy siendo fieles a las ideas originales de un socialismo en libertad, un catalanismo popular y un partido al servicio de las clases trabajadoras y populares.

Ha pasado mucho tiempo y muchas vicisitudes, algunos momentos de gran alegría como la legalización o las primeras elecciones democráticas, otras menos alegres, la clandestinidad, la represión, las derrotas electorales. La ruptura del V Congreso, después los cambios, la creación de IC, su transformación en ICV, en definitiva, alegrías y derrotas pero siempre conservando la convicción en la justicia del ideal que defendíamos. Casi siempre hemos coincidido con los planteamientos de la organización y por eso hemos continuado hasta ahora. A veces con actitudes críticas, como cuando en el debate sobre la posición ante la Constitución Europea muchos de los compañeros, especialmente los provenientes del mundo sindical estábamos a favor, pero la mayoría acordó la posición del No que defendía en aquellos momentos la dirección en la persona de Raúl Romeva.

Prácticamente la trayectoria política de muchos ha sido trabajar en los movimientos sociales y muy especialmente para algunos en el campo sindical de nuestras estimadas CCOO, y haciendo trabajo en el ámbito de Cataluña y al Estado. La vida sindical nos reforzó a algunos en una perspectiva cada vez más clara de la necesidad de plantear como objetivo político prioritario la centralidad del trabajo. Y durante todos estos años siempre hemos tenido muy claro que militábamos en la opción que mejor representaba este planteamiento.

Nos sentimos huérfanos de partido

Pero desde hace un tiempo algunos, como yo mismo, empezamos a tener dudas cada vez más grandes respecto hacia dónde va nuestra organización de toda la vida. Muchas veces no acabamos de compartir muchos planteamientos que se hacen desde las confluencias de las que forma parte ICV. Realmente para decirlo con claridad nos sentimos huérfanos de partido. Todo comenzó con la “defenestración escondida” de Joan Herrera por el acuerdo de ir en confluencia con “En Comú Podem” aceptando que el primer representante de ICV fuera el número 3 de la lista en lugar del que se había acordado previamente. Fue difícil de entender la aceptación de aquella posición que pareció una claudicación y la amortización de un buen Coordinador General que tenía ideas claras de por dónde tendría que ir la Confluencia, pero lo aceptamos disciplinadamente.

A pesar de todo se divisó de nuevo la esperanza en la XI Asamblea de ICV donde se planteaban como objetivos: Avanzar en la Confluencia y a la vez fortalecer ICV. Sinceramente lo creímos. En el Documento de la Asamblea figuraban epígrafes cómo: “Una Iniciativa activa y proactiva, una Iniciativa para ganar” “Una Iniciativa Fuerte y Cohesionada” y subapartados referidos a la confluencia donde se hablaba de cómo esta tenía que ser: “Queremos un espacio de izquierda ecosocialista” “Queremos unos fundamentos ideológicos claros” o “Queremos la centralidad del trabajo en el proceso de confluencia”.

En el 2015 escribí un artículo en la revista Treball y en Nuevatribuna (1 de noviembre) titulado “ICV, una opción a preservar. Pero todo fue un “espejismo”. A estas alturas ICV no aparece ni tiene relevancia en ninguna parte y las decisiones parecen estar “al albur” de lo que deciden algunos personajes de los “comunes” en especial la alcaldesa Ada Colau.

Hasta ahora sólo nos ha llegado la antigua voz del PSUC y de ICV a través de nuestra gente en el grupo de “Catalunya Sí Que es Pot” en el Parlament de Cataluña. Porque ni el discurso político del Ada Colau ni el de En Comú Podem nos hacen revivir y recordar el proyecto en que hemos pasado toda la vida. Y lo que es más sorprendente muchas voces y debates en el Consejo Nacional de ICV que después no se han visto reflejadas en la práctica de la política cotidiana de la confluencia. Hace falta también reseñar que los dirigentes de los “comunes” han recelado, cuando no obviado, a nuestro grupo en el Parlament cuando ha sido la voz más clara de lo que ha representado siempre tanto el PSUC como ICV.

Algunos no nos reconocemos en la política mantenida a lo largo del “procés”. Ya el 9-N no entendimos cuando “in extremis” la dirección de Joan Herrera se planteó la participación en la consulta soberanista simplemente porque Rajoy lo había desautorizado. Tampoco ha gustado toda la posición de los últimos tiempos dictada por los “comunes” en relación a todo el proceso, ha sido poco clara con cambios constantes y con un claro seguidismo no equidistante respecto los unilateralistas de JxS y la CUP.

El papel de Ada Colau ha estado de un tacticismo constante, tan pronto no reconocía el referéndum unilateral pero a la vez llamaba a participar como forma de movilización. El silencio sólo fue roto por la voz del grupo de CSQEP los días 6/7 de septiembre cuando se vulneró el Estatut y se violentaron nuestras Instituciones de autogobierno. Por último se puede calificar como muy grave que ante la consulta a los inscritos, para ver que se hacía el 1-0, si se participaba o no, el mismo día 12 cuando se iniciaban las votaciones, Ada Colau hizo manifestaciones públicas de que no sabía si Votar Sí o No en el referéndum, justo cuando en teoría estábamos decidiendo qué haríamos los inscritos si participar o no en el 1-0. Esto no son nuevas formas de política ni nada de nuevo, más bien parecen caudillismos caducos.

En cuanto al portavoz de En Comú Podem parece la copia catalana de lo que dice Pablo Iglesias, con un discurso poco atractivo, poco consistente y divagador. ¿Dónde está nuestra personalidad propia en el Congreso de los Diputados? Recordamos épocas cuando sólo con uno o tres diputados nuestra voz era clara y fuerte, con un Joan Saura o Joan Herrera en solitario o el Coscu y Laia como dúo. Ahora sólo hay un discurso sin estrategia seria, clara y muchas veces puramente táctico basado en proclamas cada vez más agotadas y con poca capacidad propositiva, sólo avalando lugares comunes con Podemos. Y en Cataluña cuando sentimos declaraciones de la portavoz de “Cataluña en Comú” la notamos como alguien totalmente ajeno a nuestros planteamientos tradicionales.

En estos últimos días llenos de convulsiones hemos vuelto a comprobar la posición subalterna y de seguimiento de los dirigentes de Cataluña en Comú hacía los postulados independentistas. Después de un planteamiento acertado a partir “ni DUI ni 155”, la actuación desproporcionada y contraproducente de la Audiencia Nacional, en lugar de denunciar el carácter negativo de los encarcelamientos de los ex miembros del Gobierno de la Generalitat, derivado no hay que olvidarlo de la vulneración de las propias leyes que regulan el autogobierno, Ada Colau nuevamente se ha posicionado en apoyo de los independentistas. No es de recibo referirse al Gobierno cesado y al expresidente huido como “el legítimo Gobierno de Cataluña y el legítimo Presidente”, ni referirse a los políticos encarcelados como “presos políticos”, ni hablar de la excarcelación de los presos como “amnistía”, esto es una ligereza y frivolidad hacia los que han sido presos políticos de la dictadura.

Hay que volver a remarcar que algunos nos sentimos por primera vez en estos largos años huérfanos de partido. Ahora estamos en puertas de unas nuevas Elecciones al Parlament y tenemos una grave duda. Iremos en una confluencia que parece que las encuestas le dan alrededor de 12 escaños, los mismos que consiguió ICV la última vez que se presentó en solitario. ¿Y qué tenemos que hacer?  Lo fundamental ver representada claramente en las candidaturas y en el programa la ideología de ICV. No es aceptable tener gente del estilo de Dante Fachín o la Marta Sibina en lugares preferentes porque lo impone algún “poder fáctico” de la confluencia. ¿Se planteará un programa que hable claramente de sacar en Cataluña de un escenario político frentista potenciando escenarios de diálogo y negociación o continuaremos en el espacio de la indefinición cuando no de lavar la cara a los unilateralistas? Muchos queremos ver cómo ICV está viva en las personas y en los programas y que esto nos anime a trabajar a fondo. En caso contrario muchos pensaremos que ICV ha desaparecido en la práctica y sólo es “un muerto viviente”. En este caso lo lamentaremos diciendo ¡Adiós ICV. Adiós! 


Original publicado en catalán en la Revista TREBALL

¿Adiós ICV?