jueves. 28.03.2024

Actualidad el 1º de mayo

Este 1º de Mayo se debe exigir un cambio en las políticas que ponga en cuestión las que han llevado a cabo las derechas.

cartel-1mayoEl 1º de Mayo es la fecha señalada y tradicional de las reivindicaciones de la clase trabajadora y del movimiento sindical.

En estos momentos la actualidad del 1 de Mayo es hoy más manifiesta que nunca. Sobran los motivos para reivindicar en la calle la necesidad de un cambio radical de las políticas en nuestro entorno, tanto europeo como del estado. Hay que reivindicar un cambio profundo en las políticas austericidas que han asediado y debilitado el conjunto de la ciudadanía y especialmente a la clase trabajadora y a las clases populares que han visto recortados sus derechos, y como el paro y la desigualdad se ha extendido negativamente en la sociedad.

En Europa la situación económica y social continúa en una situación crítica. Las políticas comunitarias de recortes y la prioridad de la reducción del déficit de los países no han tenido ningún resultado positivo y la economía continúa depresiva. El paro y la desigualdad se han expandido por toda la UE y han afectado especialmente a los países periféricos y especialmente los del sur de la zona euro. La cohesión social de la UE se ha visto muy afectada y hoy la solidaridad europea no es más que un falso mito. La división entre países ricos de la Eurozona, especialmente del norte, y los países del sur es un hecho más actual que nunca. A la vez las desigualdades internas son crecientes en todos los países de la UE. Y con ellas el regreso del nacionalismo y de los intereses particulares por encima de los de la colectividad son un hecho derivado de las políticas realizadas.

La crisis griega y los refugiados son los dos exponentes más claros de una política equivocada que de no cambiarse puede poner en cuestión el propio futuro comunitario en beneficio de un nuevo crecimiento del nacionalismo, la xenofobia y la confrontación entre los diversos países.

Hace falta un cambio profundo de las políticas de la UE. Hasta ahora las élites económicas y políticas han aprovechado la crisis para ir desmantelando el estado del bienestar que había sido el símbolo del modelo económico y social europeo. Sólo hay que comparar el fracaso de sus políticas económicas respecto a las del gobierno de Obama. La actual situación no hay duda que frustra las aspiraciones de la ciudadanía de los países que cada vez reniegan más de la idea de la Unión. Hace falta un cambio radical y volver a luchar por una Unión europea diferente, más solidaria y que impulse una mayor unidad en todos los ámbitos sociales, económicos y políticos, y con unas instituciones más legitimadas democráticamente. Y no hay duda que los trabajadores y las trabajadoras de todos los países son los más interesados en conseguir este cambio tal y como lo reivindica la Confederación Europea de Sindicatos (CES).

En el caso del estado español la situación es todavía más grave. La desigualdad social en el estado se ha incrementado con la crisis de forma que nos situamos en la cola de los países de la UE. Su responsable no es otro que la gestión que los últimos gobiernos, especialmente el del PP han hecho de la gestión de la crisis. No podemos olvidar que la Reforma Constitucional de Zapatero y Rajoy del artículo 135 significó establecer en el ámbito constitucional la prioridad del déficit por encima de las políticas de cohesión social.

El alto nivel de paro continúa en cotas inaceptables y cada vez hay menos parados con coberturas sociales. Casi una de cada dos personas paradas no disfruta de ningún tipo de ingreso. Aun así hay que resaltar que  afecta especialmente a los jóvenes y las mujeres, lo cual significa un incremento de la desigualdad por razones de edad y sexo. Nunca como hasta ahora hemos visto una fuga tan importante de jóvenes, muchos de ellos con un buen nivel formativo, que se ven obligados a emigrar a otros países. Podemos afirmar sin duda que hoy los pensionistas son básicos como último recurso de muchas familias.

Se hace evidente que hace falta una redistribución más justa de los beneficios y la riqueza. No es admisible que el empobrecimiento de la mayoría de la sociedad haya ido acompañado del mayor enriquecimiento de los más privilegiados y de las grandes corporaciones financieras.

Por ello este 1 de Mayo es especial por estar previsiblemente en puertas de unas nuevas elecciones. El sindicalismo confederal y los trabajadores y trabajadoras tenemos que reivindicar un cambio urgente y en profundidad de las políticas actuales para que se priorice la lucha por la ocupación digna y con derechos y para erradicar la actual situación de desigualdad y carencia de cohesión social. Para conseguirlo hace falta la derogación de las últimas reformas laborales, tanto del PP cómo del PSOE, y llevar a cabo una reforma fiscal justa y progresiva, que acabe con el fraude la evasión y la elusió fiscal, que incremente la recaudación y una mayor justicia del sistema fiscal.

Hace falta incrementar los derechos sindicales y su participación en la organización del trabajo en la empresa. Hace falta que por fin la democracia entre en las empresas, como reivindicaba Marcelino Camacho. Hay que defender el diálogo social y el derecho a la negociación colectiva y la preeminencia de los convenios sectoriales como la mejor herramienta para defender los derechos de los trabajadores. Hay que defender la mejora de los salarios para reducir la pobreza y las desigualdades y potenciar el consumo como factor de crecimiento económico.

Este 1 de Mayo hay que reivindicar el compromiso de los partidos políticos hacia temas como: a) la recuperación de los servicios públicos y los servicios sociales deteriorados en los últimos años, deber recuperarse el tiempo perdido, y esto comporta recuperar los puestos de trabajo públicos recortados; b) situar el SMI en torno el 60% del salario medio, así como mejorar la protección a los parados que no tienen ninguna prestación económica, y en este sentido impulsar la ILP planteada por el sindicalismo confederal en defensa de una renta mínima; c) recuperar el espíritu del Pacto de Toledo y garantizar el futuro del Sistema Público de Pensiones; d) impulsar una reindustrialización sostenible e innovadora que con los servicios públicos sean la base de nuestra economía; y e) potenciar la ocupación juvenil y combatir la desigualdad salarial entre hombres y mujeres.

En definitiva en el 1º de Mayo se debe exigir un cambio en las políticas que ponga en cuestión las que hasta ahora han llevado a cabo las derechas. Esto comporta también un gobierno capaz de ir a Bruselas a renegociar la aplicación de las políticas de austeridad poniendo en primer plano la necesidad de los derechos de la ciudadanía.

Estamos en un momento político especialmente sensible y la ciudadanía en general y las clases trabajadoras en especial tienen que ser conscientes de que en caso de unas próximas elecciones, el 26-J, se debe exigir a quien nos pide nuestro voto su compromiso con estas reivindicaciones y con garantías de que no serán promesas que después se llevará el viento.

Y especialmente este 1 de Mayo es el momento de ayudar al fortalecimiento y renovación del sindicalismo de clase y confederal como el mejor instrumento de la clase trabajadora para defender sus intereses tanto al ámbito del estado como en Europa.

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