jueves. 28.03.2024

21-D Cataluña debe votar opciones transversales

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La ciudadanía catalana tiene la responsabilidad de dar un paso adelante para salir de un callejón sin salida que ya dura 5 años

En las elecciones del 21D nos jugamos la posibilidad de salir de la vía “muerta” del “procés” y de la división de la sociedad catalana en frentes opuestos de independentistas unilateralistas y de españolistas mal denominados constitucionalistas.

La ciudadanía catalana tiene la responsabilidad de dar un paso adelante para salir de un callejón sin salida que ya dura 5 años. Unos años perdidos en los que hemos vivido en una realidad virtual mientras se deterioraban las condiciones de vida de la mayoría de las personas de Cataluña. Ahora hay que dar un cambio radical cambiando de rumbo y que la cuestión social, la situación real del conjunto de la ciudadanía, se ponga por delante de los sueños de banderas.

El enfrentamiento entre banderas, entre los dos nacionalismos nos ha traído a una perspectiva negativa para todos, a una ruptura social que nunca se había vivido en Cataluña desde el advenimiento de la democracia. Se ha roto aquella imagen potente de “Cataluña un solo pueblo” y hoy nos encontramos con una sociedad dividida y desconfiada basada en un “ellos o nosotros” alimentado por los dos bloques antagónicos enfrentados. Y mientras las empresas se van del país, los servicios públicos básicos se continúan deteriorando sin que el gobierno no haga nada más que continuar con las políticas de recortes. Nos prometían traernos a un país mejor y nos encontramos con una situación peor con la autonomía intervenida, con la sociedad no sólo rota sino en peores condiciones sociales y lo que todavía es más grave, con unas perspectivas de futuro poco claras.

Las dos partes que nos han traído hasta aquí, independentistas y centralistas y los partidos que las representan son los responsables de esta situación y por lo tanto ahora no pueden representar, ni unos ni otras, la solución. La solución sólo puede salir de quien haga una apuesta decidida por tender puentes para el reencuentro ciudadano y esto sólo puede venir de quién desde el respeto a la legalidad trate de recuperar y mejorar el autogobierno, restablecer unas relaciones fraternales con el resto del estado y ocuparse en primer lugar por el bienestar del conjunto de la ciudadanía, especialmente de sus sectores más débiles.

La salida que nos tienen que permitir estas elecciones tiene que partir del reforzamiento de aquellas formaciones políticas que de varias maneras han representado y representan la transversalidad y la pluralidad de la sociedad catalana y que no han querido en lo fundamental formar parte de los bloques excluyentes. Son las formaciones que más rehúyen posiciones esencialistas y nacionalistas. Son aquellas formaciones que tienen como objetivo principal poner en primer plano la situación real presente y futura de las personas que componen la ciudadanía de Cataluña. Y estas formaciones tienen unos nombres concretos que son “Cataluña en común” y el PSC. Ambas formaciones políticas reconocen el hecho de que de una u otra manera formamos parte de un estado plural, sea un “estado plurinacional” o “una nación de naciones”. Ambas defienden una reforma Constitucional que dé salida no sólo a la necesidad de solucionar el problema territorial y dentro de él el ensamblaje de Cataluña, sino que también defienden la necesidad de que se garanticen en la Constitución los derechos sociales básicos.

Es normal que sean precisamente formaciones que vienen de una tradición de izquierdas y catalanista que se remonta al momento de la transición donde la fuerza del PSC y del PSUC tuvo un papel capital en la recuperación del autogobierno y de algunas de las normas más fundamentales para conseguir una sociedad cohesionada. Sólo hay que remarcar que la inmersión lingüística por ejemplo es hija de estas fuerzas políticas lo cual ha permitido impedir la segregación por razón del idioma en Cataluña, y debe decirse que las derechas nacionalistas no eran en principio partidarias de este sistema escolar integrador.

Hay que recuperar los viejos conceptos del “catalanismo popular” para conseguir un nuevo eje transversal que lidere la recuperación de la unidad interna de la sociedad catalana. Sólo desde la hegemonía conjunta de estas fuerzas y la colaboración con otros sectores que renuncien de forma clara y sin ambigüedades a la unilateralidad es posible  construir un espacio político central en Cataluña que busque una recuperación y mejora del autogobierno desde una primacía del hecho social.

Esto no es fácil y menos ante unas elecciones donde todo el mundo quiere diferenciarse. Pero ya desde la campaña hay que tender puentes hacia ese eje transversal que por parte de los dos bloques “frentistas” se querrá impedir. Está claro que desde las filas independentistas, que ahora dicen renunciar momentáneamente a la unilateralidad, se querrá atraer a “Cataluña en común” y que desde las filas del centralismo se querrá hacer el mismo con el PSC bajo la propuesta de una falsa unión constitucionalista.

Los dirigentes de “Cataluña en común” y del PSC tendrán que buscar puntos de encuentro más allá de si uno ha aceptado el 155 y el otro no. En la práctica todo el mundo está aliviado con la perspectiva electoral que nos puede hacer salir de un mal sueño. Y no hay duda que hay más conceptos e historia que los une que no lo que los separa. Porque por otra  parte tanto en el ámbito catalán como especialmente en el del Estado no hay posibilidades de cambio y de echar a la derecha del PP y C’s si no es a partir fundamentalmente de la colaboración entre estas las fuerzas de izquierda.

Está bien marcar el terreno propio dentro del ámbito de las fuerzas del cambio pero mal servicio se hará si la competición táctica se antepone a la necesidad estratégica de la colaboración. Hasta el momento se han cometido errores por todos lados, el último la ruptura del pacto de gobierno en Barcelona. Hasta que no se abandone el tacticismo por parte de unos y no se presente una posición firme por parte de los otros no se podrá avanzar de formas conjunta. Ya hemos visto que pese a que el objetivo que decían defender de forma prioritaria ambas fuerzas en las elecciones estatales de “echar a Rajoy” este sigue en la Moncloa

Sería preciso abordar propuestas de colaboración para conseguir el cambio de modelo territorial pero también económico y social, un cambio del modelo productivo y del estado del bienestar que el país necesita. Hay que tener en cuenta experiencias positivas como el programa económico y social del “labour” de Corbyn o el modelo de las izquierdas plurales en la colaboración en el gobierno de Portugal.

“Cataluña en común” y Podemos hace falta que se hagan mayores de una vez y que abandonen ambigüedades y falsos purismos de adolescencia política y hace falta que el PSC y el PSOE se rejuvenezcan definitivamente y se miren en el ejemplo del cambio de sus homólogos británicos.

Ahora cuando tanto se cuestiona el régimen del 78 notamos a faltar en el ámbito de la política el nivel político de muchos de los actores de aquellos tiempos que consiguieron en circunstancias mucho más complejas que la actual el paso de una dictadura a una democracia perfectamente homologable a pesar de sus defectos, muchos de ellos fruto de los condicionantes del momento que ahora no existen en la misma intensidad. Sólo debemos recordar que a pesar de todo la Constitución reconoció la existencia diferenciada de “nacionalidades y regiones”, que sería equiparable a reconocer ahora el carácter plurinacional o de nación de naciones de España.

Este es el reto al que las fuerzas de la izquierda catalana transversales tienen por delante y por el esfuerzo que hagan para conseguir un cambio en la situación actual de Cataluña los juzgaremos.

21-D Cataluña debe votar opciones transversales