jueves. 28.03.2024

¿Alemania de nuevo un problema para Europa?

La creación de la CEE y posteriormente de la Unión Europea tenía un objetivo político fundamental que era evitar de nuevo enfrentamientos entre los países europeos, especialmente entre Alemania y Francia.  Fue una opción política sumamente positiva y que quería acabar para siempre con las tendencias hegemónicas que dieron lugar al III Reich alemán.

La creación de la CEE y posteriormente de la Unión Europea tenía un objetivo político fundamental que era evitar de nuevo enfrentamientos entre los países europeos, especialmente entre Alemania y Francia.  Fue una opción política sumamente positiva y que quería acabar para siempre con las tendencias hegemónicas que dieron lugar al III Reich alemán.

A Robert Schuman y al resto de "padres fundadores" los impelía especialmente un objetivo político, el de lograr la paz en el continente europeo y la colaboración entre sus países, especialmente entre Alemania y Francia, y empezando por el ámbito económico ir a crear un embrión de unidad política.

La larga historia de la UE ha sido sin duda una historia de éxitos, en especial en el campo económico, no así en lo político y social, y con la gran carencia de no lograr establecer unos organismos de gobernanza democráticos con poder real.

Sin embargo, durante mucho tiempo los dirigentes, primero de la CEE y después de la UE, especialmente los de sus países más importantes, tuvieron mucho cuidado de consolidar el modelo de Europa Comunitaria como un ejemplo de sociedad que tenía su máxima expresión en la colaboración mutua y el mantenimiento del llamado modelo social europeo basado en el estado del bienestar.

No hay duda de que la Comunidad era un ejemplo que muchos otros países europeos tenían como referencia lo que hizo crecer el sentimiento europeísta y la consiguiente demanda de peticiones de entrada en la Unión, todo ello conllevó las sucesivas ampliaciones desde los seis primeros países hasta los 27 actuales.

Las ampliaciones han complicado la evolución de la Unión. No es lo mismo poner de acuerdo a seis que a 27 y máximo cuando no se han establecido fórmulas que permitan complementar el mercado único con estructuras de gobierno democráticas ni abrir caminos hacia una homogenización de las condiciones sociales del conjunto de la ciudadanía europea.  En definitiva a la Unión económica no le ha acompañado la creación de una Europa unida políticamente y socialmente.

Varios hechos han comportado problemas en la evolución global de la Unión.  Uno de ellos, la entrada del Reino Unido, interesado únicamente en motivos económicos de mercado y con una clara oposición a cualquier evolución hacia otra forma de unidad.  Durante mucho tiempo, y posiblemente con mucha razón, De Gaulle vetó la entrada de Londres a la comunidad europea, ya que la consideraba "un caballo de Troya" de los EEUU.

Sin la Unión Europea habría sido difícil la rápida reunificación alemana tras la caída del muro de Berlín.  Y es evidente que había reticencias, hacia esta Alemania unida, por lo que conllevaba, por una parte por razones económicas, el coste de la reunificación, pero también por razones políticas ante la creación de una Alemania mucho más poderosa en Europa. Basta recordar la frase que se atribuye al Presidente Mitterrand: "Me gusta tanto Alemania que prefiero que haya dos".

Posteriormente es Alemania la que fuerza la rápida ampliación a los países del Este, hecha por razones políticas de estabilidad de  la zona, pero también para aumentar el "hinterland" alemán y su zona de influencia.

A pesar de ello y hasta la llegada de Merkel a la cancillería de Berlín, todos sus antecesores, tanto de la CDU como del SPD, tuvieron una clara y decidida vocación europeísta potenciando una Alemania europea a pesar de su mayor peso económico.  También contribuyó el papel de la Comisión Europea y de sus presidentes que jugaban un papel político de primer orden a la hora de plantear la evolución futura de la Unión.  Sólo hay que comparar la etapa y el papel de Jacques Delors con la debilidad y falta de liderazgo de la actual etapa con Barroso.

La creación del Euro como moneda única de 17 estados merecería un artículo por sí solo.  Aquí sólo señalaremos que fue una decisión de voluntarismo político positivo pero sin crear todas las estructuras para afrontar situaciones de crisis.  Se crea una moneda única pero no se dota al BCE de todas las competencias necesarias para actuar como una reserva federal, no se crea una supervisión europea común ni una mutualización de la deuda pública.  Y ahora con la crisis todo esto ha quedado al descubierto y muchos países de la Eurozona se encuentran con que ni tienen los instrumentos propios de un estado, como la política monetaria propia, ni en el ámbito europeo encuentran medios alternativos para afrontar la situación de crisis.

La llegada de la crisis económica no ha hecho más que agudizar los problemas de la Unión Europea rompiendo la solidaridad básica indispensable y volviendo a hacer aparecer viejos fantasmas nacionalistas, especialmente en Alemania que ha impuesto como un "diktat" un análisis y unas políticas de falsa austeridad, más bien de recortes sociales, especialmente a los estados más débiles económicamente, en concreto  los del sur.

Para entenderlo hay que tener en cuenta que Alemania implanta los programas Hartz (del I al IV), desde 2002 hasta 2010, que han significado una reforma en profundidad del mercado de trabajo, y un importante recorte en su estado del bienestar, que a pesar de todo se mantiene muy por encima del existente en los países del sur.  Esta reforma supuso, entre otras cosas, la creación de "minijobs" es decir trabajo precario y mal pagado que hoy ocupan a más de 6,5 millones de alemanes.  Los sueldos para estos trabajos se sitúan en poco más de 400 euros / mes  si bien pesar están complementados con ayudas sociales.  Si no fuera por estos trabajadores precarios el paro en Alemania estaría por encima del 15%.

Ahora Alemania quiere la exportación de esta filosofía de recortes a unos estados como Grecia, Portugal o España, que ya de entrada no están ni han estado nunca en la situación de Alemania, lo que significa llevar a la liquidación sus limitados estados de bienestar, y a la vez  derrumbarlos económicamente al poner como prioridad el retorno de la deuda a cualquier otra consideración.  Esta política significa el suicidio ya que se crea un círculo vicioso en el que se potencian los recortes sociales, se crea más paro, menos salarios, menos estado del bienestar, menos consumo, menos producción, menos ingresos fiscales lo que lleva a un mayor endeudamiento y mayor coste de la deuda.

Es muy peligroso como se está vendiendo a la población alemana, por parte de sus políticos con la canciller en su cabeza y los medios de comunicación tanto alemanes como anglosajones esta política, y que crea una conciencia peligrosa en la población.  El planteamiento es "¿Para que las sociedades trabajadoras y austeras del norte deben pagar los errores de unas sociedades del sur que han vivido por encima de sus posibilidades?  Ahora tienen que pagarlos”.

Esta ideología es peligrosa y falsa, y sin duda estimula un nacionalismo excluyente. Los estados del sur políticas  sin duda han cometido errores, especialmente sus clases dirigentes tanto políticas como financiero-empresariales, pero en muchos casos estas actuaciones erróneas han estado estimuladas y financiadas por los bancos alemanes.  El caso español pero también el griego son paradigmáticos.  La burbuja inmobiliaria ha sido posible por que los bancos españoles han recibido más de 200.000 de euros de los bancos alemanes, los cuales invertían para conseguir jugosos beneficios.  Si  los bancos españoles quebraran se llevarían por delante los bancos alemanes.  Y lo único que están haciendo Alemania y la UE con su política de rescates es que las deudas privadas que empresas o entidades financieras tienen con los bancos alemanes se conviertan en deudas de la sociedad, en nuestro caso la española, que se compromete a devolver esta deuda.  A estas alturas a algunos sectores alemanes ya no les preocupa que Grecia quiebre puesto que con los primeros rescates han logrado reducir la exposición al riesgo que tenían, todo ello a costa del sufrimiento infinito del pueblo griego.

Alemania intenta volver a imponer su política en toda la Unión Europea, ahora en lugar de una Alemania europea nos encontramos con que parecen querer una Europa alemana, lo que no se logró en los años treinta del siglo XX con los "Panzers" ahora se quiere conseguir con un poder económico derivado de la existencia de una moneda única que ha beneficiado más que a nadie, y con diferencia, a la propia Alemania.  Por que hay que dejar muy claro que si bien Alemania es el mayor contribuyente con fondos de la Unión, también es la que con sus exportaciones se beneficia más de la Unión y del euro.  Y este hecho se esconde al conocimiento del propio pueblo alemán, al que sólo llega el discurso hegemónico único de Merkel sobre los pueblos indolentes del sur y el sufrido pueblo alemán que sólo hace que pagar por ellos.

Lo único que se está consiguiendo es que en Europa resurja la "germanofobia", los nacionalismos y el populismo, y se vaya diluyendo la idea de Europa como una idea estimulante de unos Estados Unidos federales europeos basados en la concepción social del estado del bienestar.  Lamentablemente parece que se vuelve de forma rápida y peligrosa hacia fenómenos que creíamos que habíamos hecho desaparecer para siempre.

Toda esta situación fruto de una política que sólo conlleva sufrimiento para una gran parte de los ciudadanos europeos hay detenerla.  Estas políticas austericidas, que no austeras, y liquidadoras del concepto europeo del estado del bienestar, no hacen más que generar euroescepticismo y crear las condiciones para la fractura de las sociedades hay detenerlas. Y hay que hacerlo en el ámbito europeo.

Por eso es tan oportuna la jornada de movilización convocada por la Confederación Europea de Sindicatos-CES, el 14 de Noviembre, en toda Europa y con especial resonancia para los países del sur como España, con convocatorias de Huelga General, ya que son los que más sufren estas políticas de socialización del sufrimiento.

Hay que conseguir una fuerte movilización para hacer frente a las políticas que marcadas desde Alemania, y sostenida por Bruselas, son aplicadas por los gobiernos de derechas o de los que han hecho políticas de derechas, como ha sido el caso en España y en Cataluña, con los Gobiernos de ZP, Rajoy y Más, donde se quiere aprovechar la crisis para imponer, una mayor desigualdad y romper la cohesión social. Quizás sin darse cuenta que pueden dar lugar ahora y más en el futuro a graves conflictos sociales difíciles de imaginar hoy.

¿Alemania de nuevo un problema para Europa?
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