viernes. 19.04.2024

La sobreutilización tecnológica, un riesgo para la salud

Un “megaestudio” publicado en el BMJ el pasado 22 de mayo, realizado a 700.000 niños de 0 a 19 años que habían sido sometidos a exploraciones de Tomografía Computarizada...

Un “megaestudio” publicado en el BMJ el pasado 22 de mayo, realizado a 700.000 niños de 0 a 19 años que habían sido sometidos a exploraciones de Tomografía Computarizada (TC) confirma un incremento de un 24% en la incidencia de cáncer, en relación con la población de la misma edad que no se había sometido a exploraciones TC, con un mayor aumento de cáncer encefálico, relacionado con la TC cerebral. Este riesgo aumenta cuento mayor es el número de exploraciones realizadas (16% adicional) y cuanto menor es la edad del niño. (Megastudy links pediatric CT to higher cancer rates. BMJ. Mayo 2013)

Con toda hay que tener en cuenta que el riesgo podría ser superior en el momento actual ya que las innovaciones de los últimos años, especialmente los equipos de TC multicorte (TCMC) han incrementado los estudios TC en niños pequeños, al permitir la realización de exploraciones ultrarrápidas que no requieren sedación.

Hay que ser consientes de que, probablemente en relación con esto, tanto la leucemia como el cáncer cerebral, los más relacionados con los estudios TC, han sufrido un fuerte incremento en la población infantil española en los últimos años (de hasta un 38% en 2005-2009 con respecto al quinquenio anterior) (Registro Nacional de Tumores Infantiles (RNTI-SEHOP)

En los primeros 4 años de vida se diagnostican buena parte de los tumores radioinducidos (38% de los tumores cerebrales y hasta el  50% de las leucemias ocurren en este grupo de edad) Debemos tener en cuenta que los niños son especialmente radiosensibles y su riesgo es varias veces superior al de la población general. Además, los equipos TC están pensados para adultos por lo que las dosis de radiación aplicadas, aún ajustando los parámetros, son proporcionalmente mayores en la población pediátrica.

Aunque la información sobre la utilización de tecnologías en los hospitales del SNS es limitada y no desglosada y en los servicios externalizados o centros privados, prácticamente inaccesible, existen estudios que confirman el incremento progresivo de los estudios TC en España  (hasta un 8% de crecimiento anual en Euskadi)

Existe falta de información y por lo tanto de sensibilidad con este problema entre la población y los profesionales. Según estudios realizados en otros países, un alto porcentaje de la población y muchos profesionales que solicitan y realizan TC subestiman el riesgo de la radiación ionizante. Los consentimientos que firman los pacientes o sus responsables antes de realizar los estudios TC no siempre informan del peligro de las radiaciones ionizantes ni de las posibles exploraciones alternativas, más inocuas.

Existe una gran variabilidad en las dosis de radiación impartidas entre los distintos equipos, los distintos hospitales o los distintos operadores, pero los controles de calidad se encuentran en manos de empresas privadas o con gestión privada, al menos en algunas CCAA, y sus conclusiones son desconocidas, tanto para la mayor parte de los profesionales como para la población, lo que impide la autoevaluación y la implantación de medidas de mejora.

Por otra parte, aunque los radiólogos de los hospitales del SNS realizan generalmente ecografías para el diagnóstico de patologías urgentes frecuentes, como la apendicitis aguda en niños, esto puede no ser posible en centros privados sin radiólogo presencial las 24 horas o en hospitales con los informes radiológicos exterrnalizados, como ocurre en los hospitales de gestión mixta o privada de Madrid, donde es más frecuente la reconversión de ecografías en TC, y esta situación puede empeorar ya que los anillos radiológicos son también una apuesta de otras CCAA, como ya ha anunciado el  gobierno popular de Galicia. Este es un caso mas en que la privatización puede provocar efectos indeseados, y no controlados, sobre la salud de la población

Es obvio que la alta tecnología ha supuesto un gran avance para mejorar el diagnóstico, el tratamiento y el pronóstico de muchos pacientes, pero su banalización conlleva un alto coste, como ya ha ocurrido en USA, donde se ha pasado de realizar 3 millones de TC anuales en 1980 a 70 millones anuales en 2010, 4 millones de estos en niños.

Los radiólogos estadounidenses consideran la privatización (pago por acto médico) y la externalización de la radiología las causas principales de esta sobreutilización y la evolución hacia un SNS como la medida más eficaz para combatirla. En España, sin embargo, caminamos en sentido contrario y los estudios TC están sufriendo un crecimiento imparable, por la presión de la industria y por la reconversión de ecografías en TC, debido a la externalización de los servicios de diagnóstico por imagen y los anillos radiológicos.

Las conclusiones de este estudio deberían servir como punto de partida para abrir un debate en la comunidad científica española, con el fin de articular medidas para atajar este problema, evitando los estudios innecesarios y utilizando otras técnicas de imagen que no requieren radiaciones ionizantes cuando sea factible, además de implantar programas formativos e informativos entre los profesionales y la población.

La implantación de la cartilla dosimétrica, ya iniciada en algunas CCAA, permite conocer el historial radiológico y las dosis impartidas a los pacientes antes de tomar decisiones sobre la indicación de nuevas exploraciones y la realización de estudios epidemiológicos, imprescindibles sobre el impacto de las radiaciones en la población. Por eso parece lógico exigir que el Ministerio de Sanidad de manera urgente la implante en el conjunto del país.

La sobreutilización tecnológica, un riesgo para la salud