viernes. 19.04.2024

Carta a los militantes que han de elegir al Secretario General del PSOE

El PSOE sufre una profunda crisis que afecta a los elementos más sensibles que deben ser constitutivos de una...

El PSOE sufre una profunda crisis que afecta a los elementos más sensibles que deben ser constitutivos de una organización de izquierdas: falta de posición y función en la sociedad, aversión y desconfianza hacia el pensamiento crítico, incertidumbre ideológica, indefinición en el ámbito polémico de modelos alternativos y una red clientelar que propende a concebir el liderazgo en términos mesianistas. Porque el clientelismo político consiste en procurar estar más cerca de alguien que de la verdad

Este último factor hace que los intereses personales y la lucha por espacios de poder como fin en sí mismo se constituyan en escenarios preeminentes y condicionen el resto de factores críticos. Ello tiene el riesgo de que las contradicciones que encierra puedan adquirir una peligrosa deriva hacia una organización orwelliana. Orwell, como nos recordaba Herbert Marcuse, predijo hace mucho que la posibilidad de que un partido político que trabaja para la defensa y el crecimiento del capitalismo fuera llamado “socialista”, un gobierno despótico “democrático” y una elección dirigida “libre”, llegaría a ser una forma lingüística –y política- familiar.

Ahora los militantes del Partido Socialista tienen la oportunidad de elegir por sufragio directo al nuevo secretario general. Es una responsabilidad que demanda amplitud de miras y un análisis correcto del rumbo que debe adquirir el partido para superar las excrecencias de una crisis de identidad que causa el desafecto de su propia base sociológica. Porque como advertía Norberto Bobbio, la esencia de la democracia no consiste en el acto de votar, sino que al votar podamos hacerlo a una auténtica alternativa. El aparato del partido, a todos los niveles, tendrá sus preferencias, que serán aquellas que menos afecten al estatus establecido y como consecuencia las menos propensas al cambio, aunque el cambio sea la palabra más repetida a modo de orwelliano lenguaje: “guerra es paz y paz es guerra.”

Sin embargo, el partido sólo sobresanará la crisis que le aleja de las mayorías sociales devolviéndolo a la militancia y a la ciudadanía. Esto requiere la radical soberanía de sus bases que trasciende a la elección de un candidato y pasa por la exigencia de un nuevo modelo de partido y una nueva forma  de liderazgo. Y esa es la responsabilidad que hoy tiene la militancia, que otro PSOE distinto al actual es la única posibilidad de hacerlo de nuevo creíble para la mayoría de los ciudadanos. Esa radical soberanía no es suficiente ejercerla cuando se decida que la militancia puede votar, sino que debe ser una actitud permanente de exigencia de transformación para que cuando llegue la hora de votar sea una auténtica expresión de la voluntad de la militancia sin ningún tipo de elementos distorsionantes.

Porque si para el partido socialista el poder no sirve para dar vida a sus propias convicciones, si no son los valores la base de sus identidad política, es urgente definir un nuevo compromiso y buscar una nueva coherencia, puesto que el socialismo habrá pasado a ser otra cosa. No existe un rechazo por parte de la ciudadanía a lo que representa el socialismo, sino al contrario, un aprecio muy notable de sus propósitos ideológicos, los cuales, al no realizarse, contribuyen al desengaño y la frustración. Es lo que llamamos desencanto.

Un verdadero socialista tiene grandes objetivos, altos ideales, trabaja por la libertad y la igualdad de todos y por eso es un eterno insatisfecho. Y es el inconformismo permanente de las bases  la garantía de permanencia del partido; los dirigentes pasan, las luchas endogámicas por el poder y la influencia, pasan con ellos, la militancia permanece y con ella la identidad y los valores socialistas en esa construcción permanente que debe ser el PSOE. Por todo ello, no se trata de dar legitimidad a las causas de la decadencia del partido, sino de reafirmar los principios y el compromiso que inspira a la militancia socialista.

Carta a los militantes que han de elegir al Secretario General del PSOE