viernes. 19.04.2024

El PSOE en su laberinto

Lo que debe preocupar a los socialistas es la manera como ha dejado sin resolver la “crisis de identidad” en la que está inmerso el PSOE

La reciente “crisis de identidad” del PSOE, agravada con motivo de definir el apoyo (con la abstención) a un nuevo Gobierno del PP o rechazarlo, ha destapado la “caja de los truenos”, con imprevisibles consecuencias para su futuro. Una preocupación generalizada entre la militancia socialista, cuyos argumentos tratamos de explicitar:

1. Nuestra “debilidad” viene de lejos. Sin remontarnos al último Gobierno de Felipe González, en la que quedaron lejos los casi 11 millones de votantes que llegó a tener el PSOE, la pérdida de votos socialistas no viene de la etapa de Pedro Sánchez. Vuelve en 2011, con el último Gobierno de Rodríguez Zapatero, bajando a 7 millones de votos (sin haber aparecido, todavía, PODEMOS) después de una gestión negativa de la crisis: etapa de crecimiento especulativo (“boom” inmobiliario), políticas de ajuste y recortes (12 mayo 2010), modificación del  art. 135 de la CE (Agosto 2011)… en la que los socialistas perdieron la credibilidad ante su electorado. Se termina por profundizar este declive con Pedro Sánchez (Elecciones Generales de 2015-16), con un “mapa electoral” nuevo, llegando a los 5,6 millones de votos actuales.

La incoherencia del PSOE con la Resolución del Comité Federal (CF) del 28 Diciembre 2015 con los tres NO: a un Gobierno del PP, a gobernar con los nacionalistas y evitar nuevas Elecciones, situó al PSOE ante un “bloqueo” interno incomprensible, cuyo desenlace (por no debatir antes las consecuencias y no revisar/flexibilizar aquellos Noes) llevó a resolver aquel “trilema” de manera “esperpéntica” en el CF del 1 de Octubre. La desconfianza manifiesta de “los críticos” con Pedro Sánchez, ante su inesperada “autonomía” en este proceso, parece responder a una valoración en el momento de las Primarias de Junio de 2014: “Pedro Sánchez no sirve, pero nos sirve“

Esto justifica que, durante los meses previos al citado CF, se haya venido sucediendo una “ofensiva” de determinados líderes territoriales, combinando su “silencio” organizativo con intervenciones “críticas” ante los medios, en lugar de apostar por la lealtad, mediante un debate interno sereno, sincero y honesto. Incluido la petición de firmas para realizar un CF o la votación en contra de la gestión del Secretario General. Mientras, se ha “vetado” el debate sobre la opción de que sean los ciudadanos en las urnas quienes “indulten” al PP pero no el PSOE, como viene defendiendo el PSC y otros líderes Autonómicos.

2. Un Partido confundido, desacreditado y dividido. Visto el perjuicio interno (organizativo: Estatutos, militantes,…) y externo (imagen: sociedad, votantes…) producido, sorprende la irresponsabilidad de algunos dirigentes (más o menos conocidos) que han llevado al PSOE a una situación inédita, más grave, si cabe, que la producida durante el 28 Congreso del PSOE (1978). Tanto en los precedentes como en el desarrollo del citado CF, con la ¿apuesta? por la no clarificación de las posiciones políticas implícitas, han llevado al PSOE a “ninguna parte”: No se puede hacer tanto daño en tan poco tiempo.

También han contribuido a este “juego de la confusión”, algunos errores de Pedro Sánchez, especialmente en su última etapa, después del 26J, al no especificar una “agenda política y social” clara que aglutinara un gobierno progresista de cambio y no “rendir cuentas” del proceso de negociación, conjuntamente con la “huida hacia adelante” que suponía la convocatoria “exprés” de Primarias y un Congreso Extraordinario para el mes de Octubre, dando una innecesaria “munición” a sus críticos. Todo ello, ha venido a agravar aquella situación de “bloqueo” interno. Sin olvidar algunos graves errores de su política organizativa, entre ellos, la disolución de la CER  y el Comité Regional del PSOE-M.

En este contexto, lo que debe preocupar a los socialistas es la manera como ha dejado sin resolver la “crisis de identidad” en la que está inmerso el PSOE. Resulta vergonzante la ausencia de argumentos para elaborar una alternativa colectiva a la grave situación política y social que vive nuestro país. Por ejemplo, la opción de la Abstención ante un Gobierno del PP, anulando la decisión adoptada por unanimidad en el  CF de Diciembre de 2015, se ha explicitado por “los críticos” apenas una semana antes de la convocatoria del CF del 23 de Octubre. Mientras, los medios de comunicación y la “cocina institucional” ya había puesto la maquinara para un nuevo Gobierno de Rajoy: “El Rey ve despejado el camino para la investidura” (EL PAIS, 12 Octubre 2016), dejando “bien atado” el citado CF del próximo domingo.  

3. La abstención: un futuro incierto para el PSOE. El triste resultado de este proceso, “escenificado” el pasado 1 de Octubre,  ha desembocado en una  grave y profunda crisis en el PSOE: 1) Con un Partido sin líder (ni candidato) para enfrentarse con el PP, PODEMOS…); 2) Con PSOE dividido internamente (Secretarios/as Generales Territoriales vs CEF; “Dirección” vs bases/militantes… Estas circunstancias tienen el riesgo de situarnos ante 3) Una posible “fuga” de votantes a otras opciones o a la abstención, ante la persistencia de un PSOE “confuso”, sin despejar/resolver su debate ideológico (social-liberalismo vs socialdemocracia), aplazado continuamente.

En todo caso, la “persistente” Abstención parece una variante de la “gran Coalición”, largamente “cocinada” (¿guion oculto?) en los cenáculos del poder. Porque, o el PSOE hace una oposición “débil”  para asegurar la gobernabilidad. O, de tener dificultades para su “Plan de Reformas”, el PP disolvería las Cortes, provocando nuevas Elecciones en el momento que le sea más propicio (¿meses?), situando al PSOE ante un declive electoral peor que el actual. Nuevamente, por “responsabilidad”, el PSOE tendría que apoyar o co-gobernar con el PP, frente al “extremismo y el independentismo”…

No se trata de que el PSOE esté en un camino en el que se pone en peligro su supervivencia como partido histórico, construido sobre la base de dar una alternativa al capitalismo, mejorando (mientras tanto), las condiciones de vida y trabajo de la mayoría de ciudadanos y ciudadanas, sino que está en peligro el futuro de progreso de nuestro país y de su papel en una Europa más solidaria, justa, libre y democrática. 

4. Un activo importante del PSOE: sus militantes. Durante estos meses, desde la oposición al Gobierno del PP y con las propuestas socialistas en los últimos procesos electorales (20D y 26J), el PSOE se había alineado con las demandas ciudadanas, de los sindicatos y movimientos sociales. Se trataba de erradicar la corrupción y fomentar la transparencia; superar las políticas de ajuste estructural; combatir la pobreza y la desigualdad; defender el trabajo con derechos y el futuro de las pensiones; restituir la vida democrática y el funcionamiento institucional; apostar por resolver el problema soberanista con diálogo…

Estas posiciones han ido consolidándose en las bases de las Agrupaciones socialistas. Ha sido una de las mejores lecciones de este proceso, por parte de la militancia socialista (su “repolitización”, “empoderamiento”… “podemización”, según el Presidente de la Gestora). Por ello, no se entiende (o sí) la beligerancia contra una consulta a la militancia sobre las opciones de Abstención al PP o nuevas elecciones: “La militancia no entiende de matices” (Fernández Vara): ¿Se trata de construir un Partido electoralista, de “élites dirigentes” que se cooptan, más que un Partido asentado en las democracia interna, en los movimientos sociales, en los sindicatos, en la contestación social a las políticas de la derecha?

Con la abstención a un Gobierno del PP, estas políticas no sólo tendrán una “continuidad” (profundizando la “brecha” social y democrática) sino que el PSOE perdería su credibilidad y coherencia, más necesaria que nunca, y no dejar ese espacio a PODEMOS. No necesitamos más “moderación” (políticas de “centro”…), sino más  confianza en nuestras propias alternativas y trabajar organizativamente por ellas. Esa era y es  la “inversión” de futuro para el PSOE.

Por el contrario una Abstención a un Gobierno del PP: aumentará la abstención en la participación en nuevos procesos electorales (beneficiando al PP y perjudicando a la izquierda, especialmente al PSOE); se incrementará la desafección hacia la política… consolidando al PP y sus políticas por años, minando las bases de recuperación del PSOE y de una alternativa a la derecha (PP) desde las opciones de izquierda 

5. Nuestra responsabilidad. Ahora, la corrupción rampante del PP, las políticas antisociales y antidemocráticas, la ineficacia en la gestión del Gobierno PP (2011-2016) van a continuar con el “aval” del PSOE. Es cierto, que abstenerse en la próxima investidura de Rajoy, no es apoyarle. Pero, los argumentos de  “política de Estado”, “gobernabilidad”… para evitar nuevas Elecciones, conllevan el grave riesgo de que el PSOE se convierta en la “muleta” del PP. Las mismas razones de “responsabilidad” serán requeridas al PSOE ante la aprobación de los PGE 2017 (con más recortes sociales), ante la derogación de la Reforma Laboral, de la LOMCE, de la “Ley Mordaza”… para asegurar la “estabilidad “ del Gobierno del PP y evitar otra concurrencia electoral inmediata.

Sólo con un PSOE decidido a confrontar su alternativa (lo que requiere una rápida clarificación estratégica y programática en un inmediato Congreso); con el apoyo de una militancia formada, organizada y dignificada mediante una participación efectiva, comprometida en los movimientos sociales y el convencimiento de que es necesaria una cooperación con las fuerzas progresistas y de cambio frente a las políticas conservadoras, sería posible realizar una oposición firme, alternativa de Gobierno.

Debemos asumir que, desde el 15M, el “mapa electoral” de nuestro país ha cambiado (adiós al bipartidismo) y son necesarias las políticas “de cooperación” entre la izquierda (como ha ocurrido en varias, CC.AA. y Ayuntamientos). Desde la autonomía organizativa y programática del PSOE, construir y fortalecer una alternativa a las políticas conservadoras. Consideramos que PODEMOS tiene una debilidad estructural: ideológica, programática y organizativa. Entonces: ¿Por qué temerlos desde un PSOE ideológicamente firme, con liderazgo fuerte y una Organización unida y cohesionada?

En fin, aquellos/as que hicieron de pirómanos, ahora quieren hacer de bomberos o de costureras. Asustados ante sus propios hechos y habiendo situado al PSOE ante “hechos consumados”, como el de la Abstención ante un Gobierno del PP, impuesto por “tierra mar y aire” (FG, EL PAIS…) llaman a la responsabilidad, a la unidad… Como la “fe del carbonero” se exige a Parlamentarios y militantes socialistas “orden y disciplina”, para evitar cualquier consulta u opinión de los mismos. De coincidir con su propuesta, seguro que una consulta a la militancia, sí que sería conveniente, como argumento legitimador de sus posiciones. ¿Cuándo saldrá el PSOE de su “laberinto”?.

El PSOE en su laberinto