jueves. 28.03.2024

Ignacio González en el cuartelillo

batrraciosLa semana de Pasión continúa en el Partido Popular: al terremoto de un Rajoy, citado a declarar como testigo en el juicio de la Gurtel, le siguió ayer la detención de Ignacio González, el Enviado de Esperanza Aguirre en la Tierra, y sus macabeos. Antes de que el mentado González entrara a pasar la noche en el cuartelillo fue expulsado provisionalmente del partido. Una celeridad desacostumbrada en el partido apostólico que cuida con mimo a sus parciales. Como hipótesis: ajuste de cuentas a quien, hace tiempo, habló de tú a tú, con la santa compaña de Rouco Varela y Federico Losantos, al hombre de Pontevedra. Y, también, un aviso a la, hasta ahora, incombustible condesa consorte. Aplicando la ortopraxis maoísta, Aguirre es el «enemigo principal»; González es solamente un adlátere. Las vísperas sicilianas no han hecho más que empezar.

El partido apostólico, a través de su portavoz, Rafael Hernando -nacido para la bronca- ha abierto el Libro de Estilo contra este González. "Ha traicionado lo que es el Partido Popular y el compromiso con la honradez", ha declarado el portavoz jabalí. Está indicando que los tejemanejes del ex presidente de Comunidad de Madrid eran solamente un negocio privado, al margen del partido. (Torpedo también -y sobre todo- contra la condesa consorte en el cielo de la boca del detenido). Ahora bien, ¿alguien cree que don Ignacio se ha metido en la faltriquera todo el parné que ha mangado? Yo veo las cosas de otra manera.

La trama de este González, como todas las tramas de esa envergadura, empiezan robando para financiar al partido; sólo una parte se la queda los protagonistas de la trama para su lucro personal. Andando el tiempo, lo que va al partido va menguando y la tajada del león se la llevan esos particulares. Estamos hablando siempre de muchos millones. Esta es la «deslealtad» de Ignacio González: quedarse lo que debería haber ido al partido.  

Ahora empezarán las negociaciones. Ojo con lo que dices. Mira que tiro de la manta.

Ignacio González en el cuartelillo