jueves. 28.03.2024

Carta abierta a Fernando Garea

Me atrevo a escribir estas letras después de oír uno de tus comentarios donde dices no comprender porque las fuerzas políticas eran incapaces de ponerse de acuerdo.

Admirado y envidiado colega.

Me atrevo a escribir estas letras después de oír uno de tus comentarios donde, más o menos, venías a decir no comprender cuáles eran las razones por las que las fuerzas políticas eran incapaces de ponerse de acuerdo en tan difíciles momentos de nuestra democracia. Me quedé algo perplejo porque mi subconsciente respondió automáticamente: muy sencillo, por nuestra Historia.

El poco sentido común que me queda empezó a corregir tal aseveración. No es posible que un periodista avezado de la talla de Fernando se tope con esa cuestión y un aspirante a plumilla como yo encuentre tan fácil respuesta.

Y mi cerebro empezó a navegar buscando la salida a tal dilema. Provengo de un pueblo manchego con escasas o nulas fuerzas de izquierda donde el PP ha vuelto a ganar por mayoría absoluta a pesar de lo que está cayendo. No es nada representativo, ni se acerca a las informaciones que leo cuando analizas sesudas encuestas, pero es el mundo de mis orígenes y la realidad que me circunda no cuenta con tus medios.

Es verdad que en estos últimos cincuenta años la evolución ha sido increíble, un avance milenario. Donde antes había carros y mulas, hoy hay buenos coches aparcados. Donde no había ni cine ni televisión, muchas casas tienen internet. Donde solo había duro trabajo en el campo que dificultaba la posibilidad de estudiar a esforzados hombres y mujeres, hoy sus hijos y nietos disponen de buenas “carreras”. Pero, añorando a García Márquez, algo se ha detenido en el tiempo. Ahí está la victoria electoral. Ahí continúa la placa de los caídos por Dios y por España colocada en la pared colateral a la entrada de la Iglesia. Y ahí sigue un cura de pantalones y jersey modernos con tanta o más influencia en la vida de las gentes que en los tiempos de la más dura posguerra.

Trabajando en la banca desde los diecisiete años, unos buenos amigos me presionaron para aprobar el COU pendiente aprovechando el parón de la mili, con Franco todavía vivo. Tuve la suerte, y el honor, de estudiarlo bajo la dirección de D. VALERIANO BOZAL (sí, con mayúsculas, porque todavía me tiembla la conciencia ante mi ignorancia comparada con su cultura). De las varias lecciones magistrales que recibimos de él, una de ellas era que nos preguntáramos si España había tenido revolución burguesa.

Actualmente disfruto de la amistad de un viejo socialista, heredero de hondas tradiciones de izquierda, que participó en la Transición reviviendo al PSOE y a la UGT. Me dice que ellos teorizaban que le correspondía al PS de Felipe hacer esa revolución.

A pesar de mis años, sigo sin saber responder a Bozal, lastrado por experiencias como las de mi pueblo. O todavía peor. Tampoco he resuelto si hemos superado la Guerra Civil. Hasta me he atrevido a escribir un libro, La Tierra Seca, intentando razonar sobre ello. Al grano, Egido, que te enrollas, me decía Nicolás Sartorius.

Piensa, si no recuerdo mal, que la AP de Fraga se abstuvo en la votación de la Constitución. Que la derecha social de este país se niega a condenar el franquismo. Que el PS pasó por encima de su historia para conseguir una España europea. Que la izquierda que pueda representar antes el PC y ahora IU, está como está. Que Ciudadanos, todavía, es un esbozo de derecha europea. Y que Podemos no acaba de encontrar su identidad. Por no extenderme con los llamados independentismos. En definitiva, que no se han superado las contradicciones y, para más inri, la talla de nuestros políticos deja mucho que desear.

Supongo que no me recordarás. No tuvimos mucha relación. Nos presentó Paco Frechoso, una buena mañana de jueves esperando la salida de la Junta de Portavoces allá por la IV Legislatura cuando era Jefe de Prensa del Grupo Parlamentario de IU-IC.

Será difícil que estas reflexiones lleguen a tus manos. Si así fuera espero que te ayuden en tus razonamientos. Por lo menos he matado el gusanillo de plumilla desconocido gracias a la benevolencia de NuevaTribuna.

Te deseo salud y continuidad en tu vida profesional. No desfallezcas, porque una sociedad moderna, plural y democrática necesita del periodismo, sea cual fuere su soporte, a pesar de la denigración a la que a veces nos vemos sometidos. Ah, y ¡aúpa Atleti!, que no sólo de pan vive el hombre.

Recibe un cordial saludo.

Carta abierta a Fernando Garea