viernes. 19.04.2024

Productividad en reciclaje

Hace unas semanas que comenzó un debate que hasta ahora había pasado desapercibido para la población y que, a primera vista, no tiene mucha importancia...

Hace unas semanas que comenzó un debate que hasta ahora había pasado desapercibido para la población y que, a primera vista, no tiene mucha importancia pero que viendo las posibles modificaciones en los hábitos de vida de los españoles sí que la tiene. Me refiero al cambio del huso horario con el retraso de una hora respecto al actual. Este posible cambio tendrá consecuencias pero no las que se deben afrontar, es decir, las relacionadas con los modos laborales.

El cambio del huso horario es una oportunidad para cambiar las tendencias y las costumbres laborales españolas y, sobre todo, para afrontar un cambio en los niveles de rendimiento y productividad. Este país es donde se trabajan más horas pero donde los niveles productivos están más bajos dentro de la UE. Este país es donde se trabajan más horas pero donde se perciben unos salarios más bajos de la UE. ¿Cómo es posible esto? ¿Cómo nadie se ha parado a analizar este hecho? Sencillo, a las élites empresariales no les interesa y a los gobiernos, sobre todo a los gobiernos del Partido Popular no les interesa enemistarse con estas élites empresariales. En este país un trabajador sale de su casa a las 7 de la mañana y regresa a su casa pasadas las 8 de la tarde. Es decir, que los trabajadores sólo tienen vida para su empresa durante la semana. No existe la vida más allá de la actividad laboral. Además, está muy bien visto que el trabajador pase la vida en la empresa, que dé horas extras sin percibir remuneración por las mismas.

Sin embargo, en otros países más desarrollados empresarialmente y con una productividad muy superior a la de este país, estos modos de entender la jornada laboral es desechada por inútil, por ser una rémora para un mejor desarrollo de la actividad y un motivo demostrado de la baja productividad. Hace poco coincidí con un ejecutivo español de una empresa multinacional sueca de las telecomunicaciones y me contó su experiencia sobre este tema cuando se incorporó a su puesto de trabajo en Gotteborg. Él estaba acostumbrado a dar horas y horas y más horas y por ese hecho estaba muy bien visto en su anterior empresa, una multinacional española de las telecomunicaciones. Cuando se instaló en Suecia siguió con ese mismo nivel de trabajo de más de 10 horas diarias sin contar el tiempo destinado a la comida. A las dos semanas le citaron sus jefes y le recomendaron que cambiara sus hábitos porque daba la impresión de no llegar para cumplir con su trabajo porque con las 8 horas era más que suficiente para cumplir con los objetivos marcados y que si no modificaba esos hábitos sería despedido. Es decir, en Suecia ven el hecho de dar horas extras como un síntoma de que el trabajador precisa de más horas de las necesarias para cumplir con su trabajo. Es decir, lo contrario de lo que ocurre en España.

En este país tenemos jornadas de trabajo leoninas, como ya he explicado antes. Entrar a trabajar a las 9, con dos horas para comer (horas que no computan como jornada laboral) y salir a las 19 horas, es algo habitual. Con estas jornadas los empresarios creen que consiguen una mayor productividad por la simple razón de que ocupan prácticamente todo un día y, por lo tanto, la productividad es mayor. Razonamiento de Perogrullo: más horas de trabajo, más producción. Lo mismo se aplica en países como Indonesia, Vietnam, China o Bangladesh en sus fábricas donde no hay trabajadores, sino esclavos. Bueno, pero, ¿ese no es el objetivo del gobierno de Mariano Rajoy y de su presunta Ministra de Empleo?

El cambio de huso horario es una oportunidad para cambiar esos hábitos que son erróneos desde un punto de vista de la productividad.  Los trabajadores no rinden más por trabajar más horas, sino todo lo contrario. Todo aquel que haya trabajado con una jornada partida me dará la razón en lo siguiente: las horas posteriores a la comida hasta el fin de la jornada son las menos productivas. Por eso, ese retraso en la hora oficial debe ser aprovechado para cambiar de hábitos y costumbres empresariales e implantar un sistema de jornada laboral basada en la jornada continua. Está demostrado, igualmente, que ese sistema de jornada continua aumenta la producción. Les voy a poner un ejemplo personal. En una empresa en la que trabajé propuse un cambio de jornada: entrada a trabajar a las 8 de la mañana y finalizar la jornada a las 16 horas, con los descansos marcados por el convenio colectivo y por la ley. Les aseguro que la productividad aumentó un 150% respecto a cuando se tenía la jornada partida. El trabajador está más descansado porque dispone de más horas, tanto para descansar como para dedicarlas a su vida. La concentración del trabajo en un tramo horario sin interrupciones hace que la concentración y la dedicación aumenten.

Sin entrar en el debate de la reducción de jornada completa a las 35 horas semanales (debate en el que estoy a favor), creo que es el momento de que los sindicatos, los trabajadores y los empresarios se planteen esto, porque el cambio del huso horario va a dar la posibilidad real de implantar este cambio de mentalidad. Si no se hace los empresarios perderán una oportunidad de revertir una situación que, por qué no decirlo, también es, en menor medida, causa de la situación económica.

Productividad en reciclaje