viernes. 29.03.2024

Nudos gordianos

¿Por qué ha de darse por cierto que Rajoy "cambió de planes sobre la marcha" y declinó la invitación Real a raíz de la rueda de prensa de PODEMOS?

Gordias, en señal de agradecimiento por haber sido elegido rey, ofreció al templo de Zeus su carro, atando la lanza y el yugo con un nudo tan complicado según cuenta la leyenda que nadie lo podía soltar, y que el que lo consiguiese conquistaría toda Asia. Alejandro Magno, enfrentado al reto de desatar el nudo, solucionó el problema cortándolo con su espada. Esa noche hubo una tormenta de rayos que simbolizó, según Alejandro, que Zeus estaba de acuerdo con la solución, y dijo: «tanto monta cortar como desatar».

Nudo gordiano 


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¿Por qué ha de darse por cierto que Rajoy "cambió de planes sobre la marcha" y declinó la invitación Real a raíz de la rueda de prensa de PODEMOS?

¿Siendo el Presidente interino alguien en quién no confía ni la mitad de sus adeptos, desde cuándo sus palabras son de fiar?.¿Desde cuándo los poderes y méritos de Iglesias son taumatúrgicos?

¿No está en el oficio del periodista y más aún de los pretendidamente “analistas” tratar de indagar acerca de los hechos que pueden ocultarse bajo las apariencias?

Y mientras tanto nadie parece poner el foco en lo más grave del asunto: el rechazo del PP a ‘las formas’, las cuales obligan al máximo respeto a las reglas –escritas o no- y por tanto al turno  

Lo que Rajoy pretende con ese desenfadado desprecio a ‘las formas’ no es sino una verdadera estafa, uno de los pocos delitos de los que al parecer todavía no están acusados el propio partido ni sus múltiples trasfiguraciones (gürtel, púnica, palma arena, tarjetas black, pokémon, papeles de Bárcenas y un interminable etc ).

Si el de Rajoy fue el partido más votado, tómese aquél el tiempo que necesite, pero ha de ser él quien tiene que tratar de conseguir la mayoría en primer lugar o, en otro caso, renunciar definitivamente a ello y para siempre.

En una partida de cartas (y esta lo es aunque solo sea porque hay tahúres) el que tiene" la mano" puede "pasar" , pero no para verle las cartas al siguiente y pretender luego que el turno continúe para lograr así que “la mano” apueste tras ello al terminar la vuelta. Repase si no quien tenga curiosidad las paradojas de Condorcet.

Si Pedro Sánchez cae en esa burda trampa estará irremediablemente perdido 

Enfrascados en borrar las líneas rojas previamente dibujadas -o imaginadas- nadie parece preocuparse por trazar la previa y fundamental: la tan imprescindible como inaplazable reforma del sistema electoral: el primer nudo gordiano.

Con la todavía inexplicada huida de Javier Pérez Royo del cartel de PODEMOS, en pocas semanas parece haberse perdido ya cualquier rastro en la memoria de su certero diagnóstico de la llamada Ley de leyes (la CE 78): “monárquica, bipartidista, antifederal y prácticamente irreformable”.

Mientras hasta el propio Rajoy parece haberse animado a última hora a retocarla, prácticamente nadie -salvo en sordina- se atreve a poner en primer plano la imperiosa necesidad de acabar de una vez con su tramposo régimen electoral. Y ello pese a que el embrollo al que han conducido las elecciones del 20-D parecería la mejor oportunidad para abordar la cuestión, máxime cuando planea el espectro de repetición de elecciones, sin esperanza alguna de unos resultados suficientemente distintos como para encontrar tras ello una fórmula de gobierno, por abreviada o efímera que pudiere acabar siendo.

Paradojas del destino (y no siempre “sonrientes”), hacen que un sistema electoral concebido en su origen para asegurar a toda costa la gobernabilidad a base de blindar mayorías, haya  empezado ya a mutar en un agente de inestabilidad y bloqueo.

En un divertimento contrafáctico, las elecciones del 20- D de haberse celebrado ya bajo unas reglas más ajustadas al principio del “voto igual”, es decir más próximas a las de la proporcionalidad, habrían desembocado ahora, en el ocaso del bipartidismo, en una investidura prácticamente segura.

Con los votos emitidos el 20 D el PP debería haber tenido como máximo 105 diputados, el PSOE 80, PODEMOS 75 , C’s 51 IU-UP 13 , ERC 9 etc; todo ello sin ni siquiera alterar de momento la barrera del 3% ni la tan ignorada como injustamente denostada ley D’Hont.

El PP con tan solo 105 actas –mucho menos de las 117 que proporcionan la “llave del bloqueo” en el Congreso-, quedaría aún más lejos de cualquier posibilidad de reunir mayoría de lo que ya lo está ahora y de lo que, con toda probabilidad, lo seguiría estando en el supuesto de una repetición electoral.

A su vez los escaños que en justicia tendrían que haber sido ocupados por los partidos del ala izquierda del hemiciclo del Congreso (PSOE+PODEMOS+IU-UP+ERC) sumarían más de los requeridos para formar mayoría absoluta y ello sin necesidad de contar con el apoyo explícito de BILDU.

En tales circunstancias un reconocimiento leal del PP de su imposibilidad de sumar mayoría  para gobernar, con la consiguiente renuncia definitiva a intentarlo, habría facilitado la rápida formación de un gobierno alternativo.

Hasta aquí pues, el primero de los nudos gordianos que alguien tendrá que atreverse a desatar, o a cortar, “que tanto monta”.

Aún más difícil pero no menos crucial es resolver el segundo aunque principal nudo gordiano: la eufemísticamente llamada “cuestión territorial”, es decir la arquitectura política de un Estado plurinacional. Clave del arco en esa arquitectura es el reconocimiento e implementación del derecho de autodeterminación, etiquetado con similar eufemismo como “derecho a decidir”.

Y para ello lo primero ha de ser dejar las falacias a un lado.

Siendo conocido como es la radical diferencia de opinión que una tras otra vienen reflejando las encuestas del CIS -en Cataluña por un lado y en el resto de España por otro-, cuando se pregunta por las preferencias sobre el “modelo de organización territorial”, seguir afirmando a estas alturas que ese derecho y el correspondiente referéndum tienen que ejercitarlo indistintamente “todos los españoles”, además de ser la cabal expresión de una falta absoluta de voluntad para abordar “el problema”, es por encima de ello un insulto a la inteligencia. Algo así como reconocer un derecho al divorcio pero solo si es de mutuo acuerdo y solo si consienten no solo los cónyuges sino la mayor parte de los familiares en línea ascendente y descendente

Valgan si no como elemental recordatorio las siguientes cifras : Mientras que en Cataluña más del 60 % de los votantes son abiertamente partidarios de que se reconozca ese derecho (nación con capacidad para constituirse como Estado independiente), en el resto de España no llegan al 10% ; y si se exceptúan también País Vasco y Navarra apenas si rozarían el 1%.

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Algo similar sucede cuando se afirma retóricamente que dentro de la actual Constitución se puede defender todo, incluido el derecho a la independencia -eso sí mediante la oportuna reforma de la misma -, cuando es más que sabido que el sistema electoral para el Congreso y más aún para el Senado, unido a las mayorías necesarias (o las minorías de bloqueo) hacen absolutamente imposible esa “defensa” y aquel derecho.

Porque precisamente ese “blindaje” fue el principal designio de la CE78, el eco en definitiva de la siniestra profecía del viejo sátrapa “todo ha quedado atado y bien atado”. Es decir el “cerrojo” constitucional, como antes (¿?) decía la gente de PODEMOS, o , en otros términos más cultos, “la práctica inviabilidad de la reforma constitucional” que da título al lúcido ensayo del profesor Pérez Royo.

Así pues, resolver de verdad este segundo nudo gordiano – y crucial-  exige liberar el discurso de pueriles falacias y ponerse de verdad manos a la obra , que no son pocas las muy legítimas y discutibles cuestiones que surgirán cuando de verdad se trate de implementar el ejercicio de tal derecho mediante un Referéndum en Cataluña : desde el cuándo, hasta el qué (es decir la propia pregunta), sin olvidar el cuánto (qué mayorías) y el cómo, esto último en el dudoso caso de que al final del proceso la opción pro-independencia lograse reunir la mayoría previamente pactada.

Pero en fin, como dijo hace tiempo el periodista H.L.Mencken, para cada problema complejo siempre habrá una solución clara, fácil y equivocada

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