viernes. 29.03.2024

Presupuestos de la UE 2014-2020: La austeridad necesita del engaño

La Unión Europea no sale del pozo. El debate y aprobación de su Presupuesto plurianual para 2014-2020 en la Cumbre del Consejo Europeo de los pasados días 7 y 8 de febrero marca otro episodio negro de la espiral descendente en el que aparece sumergida la UE desde el comienzo de la crisis económica. Las fuerzas centrífugas continúan su acción.

La Unión Europea no sale del pozo. El debate y aprobación de su Presupuesto plurianual para 2014-2020 en la Cumbre del Consejo Europeo de los pasados días 7 y 8 de febrero marca otro episodio negro de la espiral descendente en el que aparece sumergida la UE desde el comienzo de la crisis económica. Las fuerzas centrífugas continúan su acción. El eje franco-alemán está profundamente debilitado, tras la versión paródica del mismo que supuso la era Merkozy. Su versión actual renqueante y de bajo perfil, sufre de la falta de visión estratégica y el dogmatismo del gobierno alemán y de la debilidad de Hollande en asuntos europeos. Tras el chantaje de David Cameron -al anunciar un referéndum sobre la permanencia del Reino Unido en la UE en el que sólo defendería el “sí” si se aceptan sus exigencias para su demolición-, las negociaciones entre bastidores para aprobar el futuro marco presupuestario podrían apuntar al inicio de un nuevo eje anglo-alemán. Alemania pone menos dinero, no se embarca en serio en el reforzamiento de la Unión Económica y Monetaria y representa el papel de preservadora de la unidad de la UE. Cameron, por su parte, vende a su opinión pública que ha logrado gran parte de sus exigencias y decide no convocar el referéndum o se arriesga y lo hace tras del “sí”.

Caminar en esa dirección, y con estos líderes, en medio de la peor crisis económica de su historia, puede llevarnos al fin de la UE. Por supuesto, no está escrito que suceda así. Hay que actuar para que no suceda. Veremos lo que pasa en las próximas elecciones generales alemanas, comprobaremos si hay capacidad de reacción de los políticos de la CDU-CSU y del SPD que todavía creen en el proyecto europeo, trabajaremos porque las propuestas de la Confederación Europea de Sindicatos (CES) para salir de la crisis y formular un nuevo contrato social europeo salgan adelante con apoyo político y social suficiente, etc. Pero, por el momento, el principal ganador de la batalla de los presupuestos ha sido el primer ministro británico, por la cuantía de los recortes que se acercan a su propuesta y por la injustificable conservación del “cheque británico”.

1. Falta de transparencia y engaño para ocultar la consagración de la austeridad

Quienes venimos siguiendo durante los últimos años los textos de las conclusiones de los Consejos Europeos y las declaraciones de sus integrantes al término de sus reuniones, estamos curados en salud ante el aluvión de generalidades, ambigüedades calculadas, presentaciones distintas a conveniencia de cada parte, incumplimientos de lo acordado, etc. Todo un clamoroso ejemplo de falta de transparencia, mal gobierno y ausencia de norte político, especialmente graves en los momentos críticos que vive Europa. Me vienen a la memoria “decisiones” adoptadas, con fechas de cumplimiento y venta pública, como la armonización de la base imponible del impuesto de sociedades (junio de 2011) o la capitalización directa, sin computar como deuda pública, de los rescates de la banca privada (junio de 2012). También me ha venido resultando preocupante la escasa denuncia pública de estas conductas en parlamentos y medios de comunicación.

Las dos decisiones que voy a comentar, los presupuestos plurianuales y el Plan de crecimiento y empleo, están entrelazadas en su maraña de engaños.

El Consejo Europeo de junio de 2012 aprobó un Plan de crecimiento y empleo dotado, se dijo, de 120.000 M. €, el 1 % del PIB europeo. Era supuestamente el intento de compensar las consecuencias de la austeridad con medidas que fomentaran el crecimiento y el empleo. La realidad es que de la citada cantidad sólo 10.000 M. € eran realmente nuevos, los destinados a para aumentar el capital del Banco Europeo de Inversiones (BEI). Pero pusieron en el papel 60.000 M. € de hipotético apalancamiento para, después, prestar. Aún así, se ha tardado más de siete meses en la suscripción del nuevo capital y la financiación de los primeros proyectos no llegará, en el mejor de los casos, hasta finales de 2013.

Otros 55.000 M. € no eran sino la suma de lo no gastado de los fondos estructurales y de cohesión de los presupuestos vigentes. Todavía no se conoce cual está siendo el nuevo destino de la mayoría de estos recursos. En algún caso sí han reaparecido, y ¡como! De los 6.000 M. € del programa de empleo para jóvenes, lo que más ha destacado el Gobierno de España entre sus logros en la Cumbre, 3.000 son “viejos”, ¡ son del Plan de empleo que ya nos vendieron en 2012!. Pero hay algo que hace más grave aún esta conducta política: la Comisión Europea, ha negado al Gobierno de España financiación, para 2013, procedente de los recursos del citado Plan europeo de 2012. Financiación que el gobierno español le pedía para el Plan de garantía joven que está elaborando y que quiere aplicar con urgencia. Es decir, los responsables políticos europeos y nacionales vendieron, en junio de 2012, la urgencia de compensar la austeridad con un supuesto plan de crecimiento y empleo para el que no pusieron un duro. Y ahora resulta que los recursos financieros que hasta entonces no habían sido usados, a pesar de la enorme crisis del empleo, no pueden ser utilizados en 2013 y se trasladan al septenio 2014-2020 para maquillar las cifras del recorte que sufren los nuevos presupuestos. El Plan de crecimiento y empleo aprobado en junio de 2012, era tan “urgente” que los políticos europeos han permitido que tarde más de año y medio en comenzar a ser aplicado.

Es difícil encontrar un ejemplo tan contundente del intolerable modo de hacer política en Europa. Así se gobierna Europa mientras que más 25 millones de trabajadores europeos están en paro. Tan responsables de la situación son los jefes del Consejo, la Comisión o el Eurogrupo como los de los gobiernos nacionales, especialmente de aquellos que como el español más sufren las consecuencias pero terminan aprobando sin rechistar lo indefendible..

Para lograr que cada jefe de Estado y de gobierno pueda decir que “ha ganado” o “que no ha salido del todo mal”, Van Rompuy maneja dos cifras globales de gasto: techo de compromiso de gastos (959.988 M. €) y techo de compromiso de pagos (908.400 M. €). Esta última cifra se acerca mucho a las exigencias de recorte de David Cameron.

Y para cada país, de acuerdo con los serpas de cada gobierno, se fabrican paquetes de cifras para que puedan venderlas a sus opiniones públicas. Sin dar, por supuesto, los datos que permitan establecer comparaciones homogéneas. En el caso de España, la oficina de prensa de La Moncloa es quien fabrica la presentación: “se han conseguido mil millones más” o “ya no seremos contribuyentes netos sino que recibiremos unos 2.000 millones (0,2% del PIB) en lugar del + 0,15% del PIB que era la balanza fiscal entre España y la UE en los últimos años de Zapatero”. Y lo dicen sin informar de cuales son los montantes totales de las distintas partidas de gasto que la UE transfiere a España o a otros países. Aunque habrá que analizar, con tiempo y detalle y desconfianza en las informaciones oficiales, no cabe duda de que España recibirá menos de lo que recibía en el anterior período. La suma de lo que recibiremos de los fondos estructurales y de cohesión, de la PAC y de otras partidas son, por supuesto, mucho más que los 3.724 millones de euros “seleccionados” por el gabinete de prensa de La Moncloa, pero menos de lo que recibiremos al cierre del período 2007-2013. Y si fuera cierto que España pudiera seguir teniendo una balanza fiscal ligeramente positiva, cosa que habrá que examinar con cuidado, lo determinante será que al disminuir significativamente el presupuesto también lo hará la aportación española.

2. Rigurosa austeridad hasta 2020

Es un hecho incontrovertible que estos Presupuestos consagran las políticas de austeridad hasta, nada menos, que 2020. Políticas de austeridad que, desde su imposición en mayo de 2010, han producido unos efectos demoledores: recaída en la recesión económica, aumento del paro (25 millones de personas en la UE27), la pobreza y la desigualdad social, deterioro de los servicios públicos, quebranto del diálogo social, la negociación colectiva y los derechos laborales, etc.

En la ideología económica dominante en Europa, la austeridad es inseparable de las reformas estructurales pensadas para lograr una drástica disminución de los costes salariales y sociales y, así, compensar la caída de la demanda interna europea mediante el aumento de las exportaciones. Al aplicarse, con diferentes grados de intensidad, en todos los países de la UE simultáneamente, el aumento de las exportaciones de las economías más afectadas por la crisis, no pueden compensar la caída de la demanda interna europea que la propia austeridad produce. Incluso, acaban paralizándolo como está ocurriendo en los últimos meses en España. El círculo vicioso puede afectar a la economía mundial. Los primeros síntomas de una guerra de tipos de cambio, iniciada por Japón, ya se han manifestado y los ministros de finanzas del G20, reunidos en Moscú, sólo han vuelto a fabricar declaraciones etéreas. Un nuevo factor de riesgo, muy influyente en la Gran Depresión de los años treinta, asoma en el escenario económico mundial.

Que las políticas de austeridad son un fracaso, que no permiten alcanzar siquiera los únicos objetivos que defienden quienes las formulan –reducción de déficit y deuda-, se lo están diciendo a los gobernantes europeos no sólo los sindicatos, la gran mayoría de los economistas y centros de pensamiento serios, sino también los demás gobiernos del G20 y las instituciones económicas internacionales, empezando por el FMI. Su directora gerente, Christine Lagarde, que ya ha expresado en público en diversas ocasiones su preocupación porque la austeridad extrema de la UE arrastre a una recesión a la economía mundial, manifestó, el pasado 13 de febrero, lo siguiente: “En España no se puede continuar de forma tan brutal el ajuste. Hay que ralentizarlo para evitar el riesgo de ruptura del contrato social”. Pronunció esta frase en una reunión mantenida por una delegación de la Confederación Sindical Internacional (CSI) con el equipo directivo del FMI para tratar de la situación económica y social del mundo y las consecuencias de las reformas laborales aplicadas en diversos países. Contestaba a la intervención del representante de CC OO en dicha delegación.

Nada de esto parece importar a los responsables políticos europeos, cada vez más sumergidos en el autismo político. Ahora hacen de los Presupuestos plurianuales 2014-2020 los de la consagración de la más estricta austeridad hasta el final de la década. Por primera vez en la historia de la UE disminuyen sobre los precedentes tanto en términos absolutos como relativos.

El Presupuesto plurianual 2007-2013 sumaba 992.000 M. €. En los que ha aprobado el Consejo, para 2014-2020, figuran dos cifras globales para los siete próximos años: el techo máximo de compromisos de gasto, cifrado en 959.988 M.€ y el techo máximo de compromisos de pago que no pude rebasar los 905.400 M.€. Es decir, con independencia de que los programas de gasto aprobados alcancen la primera cifra, la tesorería de la UE no librará recursos por encima de la segunda cifra. Esto supone que la disminución del gasto alcanza el 3,33 % si tomamos el primer techo, y el 8,43 % si, como es más correcto, nos referimos a los compromisos de pago máximos.

A precios constantes de 2011, la hipótesis oficial es que los gastos comprometidos no podrán superar el 1 % del PIB europeo, pero los pagos efectivamente realizados tendrán como techo el 0,95 % del PIB. Anualmente, el máximo de pagos que se pueden realizar oscila entre los 128.030 M. € y los 131.095 M. €.

A comienzos de la primera década del siglo el techo de gasto se situaba en el 1,23 % del PIB europeo. El gasto realmente efectuado siempre se quedó por debajo de dicha cifra y su techo legal en el período 2007-2013, bajó al 1,03%. No se produjo una disminución de las cifras globales de gasto por coincidir con una fase de crecimiento de la economía. En el actual debate, pronto se desechó la propuesta de la Comisión Europea que conllevaba un ligero aumento del gasto. Van Rompuy propuso un nuevo proyecto que ya suponía una disminución del gasto en términos absolutos y relativos. Inmediatamente después, los gobiernos alemán y británico reaccionaron proponiendo nuevas rebajas sobre las cifras de Van Rompuy. Lo aprobado se sitúa entre las propuestas de recorte de Merkel y de Cameron.

Por grandes capítulos, el presupuesto plurianual 2014-2020 se distribuye así:

Compromisos de gasto 2014-2020 % total

1. Crecimiento inteligente e inclusivo 450.763 46,96

1a. Competitividad para el crecimiento y empleos 125.614 13,08

1b. Cohesión económica, social y territorial 325.149 33,87

2. Crecimiento sostenible: recursos naturales 373.179 38,87

3. Seguridad y ciudadanía 15.686 1,63

4. Europa Global 58.704 6,12

5. Personal y Administración 61.629 6,49

6. Compensaciones 29 -

Total compromisos de gasto 959.988 100

Total compromisos de pago 908.400 -

En millones de euros a precios constantes de 2011.

Fuente: Consejo Europeo 7 y 8 de febrero de 2013, Conclusiones (Marco financiero plurianual). EUCO 37/13. Elaboración propia.

Este marco financiero plurianual va a suponer la puntilla definitiva a la Estrategia Europa 2020. Volveremos a escuchar a los responsables políticos europeos ponderando las virtudes de la misma y de los cinco objetivos concretos que la resumen: 70 % de tasa de empleo; 3% de gasto en I+D+i; reducción de la pobreza y del fracaso escolar y reducción de emisiones según la fórmula 20-20-20. Pero la realidad es que estos presupuestos no sólo no van a ayudar en nada para alcanzarlos sino que, como instrumento inseparable de las políticas de austeridad y reformas estructurales, van a contribuir a que muchos países, como España, se alejen de dichos objetivos. Por citar sólo una partida: el gasto destinado a los programas de I+D+i disminuirá un 12 % respecto a los presupuestos del septenio precedente.

Ni que decir tiene que chocan radicalmente con las propuestas que ha formulado el movimiento sindical europeo. Las de la CES, y, más claramente, las contenidas en los documentos de propuesta de la DGB alemana (“Un Plan Marshall para Europa”) y el suscrito conjuntamente por CC OO y UGT. Propuestas pensadas en hacer del crecimiento y el empleo los objetivos prioritarios y que no sólo hablan de gasto sino de ingresos, fiscalidad armonizada, progresiva y suficiente y que no olvidan el equilibrio fiscal, pero lo sitúan a medio plazo y lo fundamentan en la vuelta al crecimiento.

3. Las cifras de la “presentación” del gobierno español

La trampa principal de la “presentación” del Gobierno español proviene de no informar sobre lo que recibiremos en cada capítulo comparándolo con lo que recibíamos en el período anterior. Escogen partidas aisladas sin posibilidad de comparación homogénea. Lo que han escogido para vender el supuesto buen trato recibido por España, son 3.724 M. € distribuidos así:

a) Empleo de jóvenes: 918 M.€. Proceden de la partida de 6.000 M. € a gastar en siete años entre todos los países cuya tasa de paro juvenil supere el 25%. La cifra es casi ridícula, máxime si como dijimos antes 3.000 millones proceden de lo no gastado en 2012-2013.

b) Regiones en transición: 932 M.€: para aquellas cuya renta esté entre el 70% y el 90% de la renta media de la UE – Andalucía, Canarias, Castilla-La Mancha, Murcia y Melilla-, como ayuda especial calculada en base a 1.100 € por parado para los 7 años.

c) Ayudas Regionales: 1.874 M.€. Incluye los 500 M. € que percibirá Extremadura por seguir siendo Objetivo 1 (renta media por debajo del 70% de la media de la UE) y los 50 M. € de asignación especial a Ceuta y Melilla.

4. Conclusión

Estos presupuestos de la UE consagran hasta 2020 las políticas de austeridad que desde mayo de 2010 han llevado a la UE a una nueva recesión económica, al paro masivo y al fuerte aumento de la pobreza y la desigualdad social, especialmente en los países del Sur y el Este de Europa. No incluyen medidas y recursos efectivos para promover el crecimiento y la creación de empleo. Por el contrario, son un factor para la continuidad de la crisis. Contribuyen a la agudización de la crisis política cuya no resolución pone en peligro la propia existencia de la UE. Estos presupuestos son radicalmente incompatibles con las propuestas del sindicalismo europeo. Lo mejor que puede suceder es que sean rechazados por el Parlamento Europeo, posición que ya han anunciado algunos de sus portavoces.

En este momento crítico de la historia de Europa, el movimiento sindical europeo, además de actuar para que progresen sus alternativas a los problemas más urgentes que ha planteado la crisis económica, tiene que plantearse trabajar seriamente para construir las alianzas políticas y sociales necesarias para construir un “nuevo contrato social europeo” en el marco de una refundación política social y democrática de la UE. La Unión Europea actual ya no es sostenible.

Presupuestos de la UE 2014-2020: La austeridad necesita del engaño