martes. 16.04.2024

Unidos por el derecho de asilo y la acogida a los refugiados

Ha sido un clamor la denuncia del papel de los responsables europeos, sus vacilaciones cómplices de inhumanidad ante cientos de miles de personas.

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Un debate apasionado y solidario se ha producido en el decimotercer Congreso de la Confederación Europea de Sindicatos (CES) junto a la aprobación, con tan sólo dos abstenciones, de una Resolución sobre la crisis de refugiados.

Hemos asistido al testimonio de personas que han pasado por la experiencia de ser refugiados y con su ejemplo nos han demostrado las posibilidades y oportunidades para las personas que representa el derecho de asilo y el más amplio respeto de los derechos humanos que hemos practicado en Europa. Lo ha testimoniado muy bien Aída Hadzialic, que fue refugiada bosnia acogida en Suecia y hoy ministra de Educación en ese país.

Ha sido un clamor la denuncia del papel de los responsables europeos, sus vacilaciones cómplices de inhumanidad ante cientos de miles de personas que tienen derecho a reclamar refugio y asilo. Denuncia que se ha extendido a aquellos estados que están impidiendo la acogida, levantando muros y vallas. Se ha manifestado la vergüenza que sufrimos ante estas miserables actuaciones. Y se ha querido afirmar que si los gobiernos de los países que conforman Europa están divididos, la clase obrera europea y su movimiento sindical no lo están  y reclama una actuación acorde a los valores y principios del modelo social europeo.

Todos coincidimos que a está emergencia social no se puede responder desde un solo país sino desde toda Europa unida. Y responder con nuestro modelo social y de derechos del que nos sentimos orgullosos. Y esta es la exigencia que la CES va a hacer a las instituciones europeas y a los gobiernos nacionales.

Se ha planteado el papel que corresponde al movimiento sindical en la exigencia de la acogida y en el posterior asentamiento, en su inserción laboral y social. Se dice que los refugiados de hoy son los trabajadores del mañana. Y aquí se plantea otro problema, la utilización de estas personas como mano de obra barata, explotada vilmente, y los procesos de dumping social que presionan a la baja sobre las condiciones laborales de toda la clase trabajadora,

Asimismo se constata la necesidad de integrar las políticas de empleo de las personas refugiadas en las generales porque hay que dar respuestas a todas las personas en paro. Actuar con especial sensibilidad en esta materia para evitar confrontaciones entre trabajadores que grupos xenófobos y racistas ya están promoviendo.

Se plantean experiencias habidas en el dialogo social con los empresarios para garantizar que la integración se hace con las mismas condiciones laborales. En este sentido los nórdicos y alemanes comunican los acuerdos con patronales a este fin, en el caso de los últimos para que el nuevo SMI afecte por igual a todos.

También oímos el lamento de los compañeros de Túnez, que ponen el foco en el conflicto permanente en Oriente Medio y en la necesidad de paz en la región, y denuncian que están luchando solos contra el terrorismo.

Igualmente los sindicatos turcos reclaman una política activa de asilo de la UE. Tienen en su país 2 millones de personas refugiadas sirias, 500.000 iraquíes y están llegando miles de afganos. Los acogen con humanidad y hospitalidad pero no pueden aguantar mucho más. Supone un fuerte quebranto para sus recursos y exigen solidaridad.

Si los libaneses y los jordanos hubieran estado nos habrían relatado que también en sus países hay otros dos millones de refugiados huyendo de la muerte y buscando un futuro para ellos y sus familias.

La CES exige y se compromete con la acogida, con procesos regulados y generosos que impidan y luchen contra el tráfico inhumano de las mafias. Y hace una llamada a terminar con el conflicto que es la causa de la huida masiva. 

Unidos por el derecho de asilo y la acogida a los refugiados