viernes. 29.03.2024

Marcelino

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Portada Gaceta Sindical en homenaje a Marcelino

Cumpliría cien años el 21 de enero de 2018. Sindicalista, político, combativo y, por encima de todo, un gran ser humano. Respetado por sus enemigos y detractores, que los tuvo y muchos, y querido por sus amigos y seguidores, que fueron muchísimos más.La Gaceta Sindical de CCOO le recuerda como “Todo un ejemplo de coherencia, firmeza y compromiso con la lucha por las libertades, la igualdad y los derechos sindicales y sociales de los que hoy disfrutamos”. Por lo que no voy a escribir sobre su historia de vida política y sindical, de su papel como secretario general del sindicato, de su pertenencia al Partido Comunista de España y su labor como diputado por este partido en el Congreso. Tampoco de los muchos reconocimientos, oficiales, institucionales y personales, que obtuvo en vida.

Sobre Marcelino Camacho está dicho casi todo. Esto es, solamente, mi recuerdo para una de las personalidades más destacadas y honradas de la historia de España. Un castellano viejo, de la Soria machadiana, luchador indomable en defensa de la clase trabajadora y por las libertades democráticas. Tras su fallecimiento el 29 de octubre de 2010, en el número siete del Tribuna de la Federación de Servicios a la Ciudadanía de Comisiones Obreras, de diciembre de 2010, en un reportaje en su memoria, se recogía una anécdota contada por Josefina Samper, su viuda: en una celebración del cumpleaños del rey Juan Carlos a la que fueron invitados, el monarca pidió a Marcelino que le permitiera presentarle a sus hijos. Una vez los tuvo delante, el Borbón les dijo “no olvidéis nunca a esta persona, es de lo mejor que hay en España”.

Dice Javier López, para no entrar en discusiones peregrinas sobre fundadores, fechas y territorios, que “Marcelino forma parte del mito fundacional de las CCOO, por derecho propio y porque así es reconocido en la memoria de muchas personas en la sociedad española.” Y lo comparto. Si preguntáramos a la gente del común por Comisiones Obreras, el nombre propio que iría unido inexorablemente a esa organización de la que seguimos formando parte con orgullo sería el de Marcelino Camacho.

Era también, como le decía Josefina, un “diccionario abierto”. Por sus conocimientos como lector incansable y sus experiencias en las luchas obreras, por su dedicación a la vida y a la defensa de libertades y derechos de trabajadoras y trabajadores. Abierto a un mundo que buscó cambiar, y en algunos términos colaboró profundamente a ese cambio, dedicando sus esfuerzos a lograr que las personas tuvieran una vida “con pleno empleo, justicia social, libertad e igualdad”. Un “ser humano normal” cuyo mensaje era que “ni el trabajo, ni el pan, ni la libertad, ni ese futuro se regala. Es algo que se consigue movilizándose, uniéndose y en paz.” (“Epílogo“, Canal +)

El homenaje que organizó CCOO para celebrar su noventa cumpleaños se realizó bajo el título “Marcelino Camacho: historia de un compromiso”, porque siempre fue una persona comprometida con lo que creía y con los suyos. En 2010, la Confederación Sindical de CCOO y la Fundación 1º de mayo del sindicato editaron el libro “Tiene la palabra Marcelino Camacho, sindicalista”. Con un prólogo de Ignacio Fernández-Toxo, entonces secretario general del sindicato, y una biografía a cargo de José Babiano, director del área de Archivo, Historia y Biblioteca de la Fundación, el libro recoge, en sus doscientas setenta y ocho páginas, una serie de escritos sindicales de Marcelino, fragmentos de una larga entrevista realizada en 2002, documentos e imágenes que dan cuenta de su trayectoria.

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Marcelino en la Fiesta del PCE, Madrid 1978 (archivo Fundación 1º de mayo)

En la página 23 del citado número de Tribuna FSC le dediqué estas palabras: “El camino de la vida siempre muestra distintos itinerarios para elegir. En la elección es donde está el reto, el riesgo que supone vivir. Marcelino siempre eligió el camino recto, aunque estuviera lleno de curvas, lo que no significa que fuera el más corto o el más sencillo, sino el que creía más correcto. Desde el compromiso y la convicción firme en sus ideales y en sus valores. Aquéllos que le guiaron para defender al ser humano y al pueblo llano, al trabajador y a la trabajadora y al sindicato. Por encima de todo. Firme, como esos viejos árboles.”

Ni le domaron, ni le doblaron, ni le llegaron a domesticar. Hasta siempre, Marcelino. El de las Comisiones Obreras.

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