viernes. 29.03.2024

Ciudadano Felipe, así no se hace democracia

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Las identidades, desde el diálogo y el respeto, se comprenden. Negocian, base primaria de la política bien entendida, y alcanzan acuerdos programáticos que deben llevar el respaldo de la ciudadanía

Después de los actos vandálicos por parte de las fuerzas del “orden público” del pasado 1 de octubre; tras las estupideces de un gobierno de miras estrechas; las burradas de algunos políticos de viejo y nuevo cuño; los desvaríos periodísticos de algunos “profesionales” y sus medios; el mensaje bochornoso del llamado rey de España, y la penosa imagen del país ante sus asombrados pobladores y frente al mundo; va siendo hora de ejercer la verdadera democracia, participativa y ciudadana.

Para ello, sería bueno que el actual jefe del Estado, descendiente de una dinastía acostumbrada al poder, aunque no le sirva para ejercerlo “para, con y por el pueblo”, diera un paso al frente, tal como le debieron enseñar en esos tres ejércitos de los que ostenta graduación, y ofreciera ser cabeza de una renovación democrática tan necesaria como justa.

Es tiempo de cambio, ciudadano Felipe. Dé muestras de la grandeza que se le supone y promueva una consulta para decidir qué quieren ser las y los españoles: monarquía o república. Y a partir de ahí, iniciar un proceso que conlleve a una reestructuración del Estado para que sus nacionalidades se pronuncien y decidan qué quieren ser y cómo lo quieren alcanzar.

Las identidades, desde el diálogo y el respeto, se comprenden. Negocian, base primaria de la política bien entendida, y alcanzan acuerdos programáticos que deben llevar el respaldo de la ciudadanía.

Ciudadano Felipe, como dije en una nota que le dediqué cuando su padre iba a abdicar, “sería toda una demostración de responsabilidad moral, social y política.”

Creo que mis palabras de entonces tienen igual vigencia, aunque es cierto que el panorama en el Congreso ha cambiado un poco con otras fuerzas más cercanas a la ciudadanía, y son igualmente aplicables a estos momentos de zozobra a los que nos han abocado ciertos políticos trasnochados que gobiernan en algunos territorios del Estado español. Usted también tiene su parte de responsabilidad. Por pronunciar un discurso fuera de lugar y por no tener el valor, ese que dicen “se le supone” cuando uno presta el servicio militar, de ponerse a la cabeza de la crisis, ésta sí verdadera y preocupante, con una postura más dialogante y conciliadora.

Ciudadano Felipe, ejerza de demócrata y vote por una solución pacífica y justa para el país que encabeza. En mi opinión, debería usted permitir votar por la República.

Transcribo lo que manifesté en aquella ocasión:

Todavía no habrás asimilado la abdicación y ya te habrán pitado más de una vez los oídos. Paisano Felipe de Borbón, como ciudadano que cree en la renovación, en la buena fe y en los actos altruistas, y que piensa que la ciudadanía universal llegará algún día, te sugiero que hagas un acto de reflexión y veas y escuches al que, supuestamente, es tu pueblo.

Oye lo que gritan en las calles, observa las manifestaciones y pon atención a lo que reclaman esas gentes que han aguantado durante treinta y nueve años una monarquía impuesta. Eso antes que cerrarte en banda y seguir el rumbo que marcó aquel que se alzó contra la legalidad establecida y usurpó el país a base de militarismo y dictadura.

No te dejes guiar por los que están en la carrera de san Jerónimo, ellos no son los verdaderos representantes sino otros usurpadores que se arrogan hacer lo que les viene en gana amparados en que el pueblo les ha puesto ahí. Aunque sea de una manera un tanto torticera han salido de las urnas de una pseudodemocracia que nada tiene de participativa y bastante poco de representativa.

Pero tú ni siquiera has pasado por el proceso de una elección, salvo la designación a dedo y por herencia que te da tu padre. A él le agradeceremos algunos de los servicios prestados y le seguiremos demandando que responda por los mal hechos, y le pedimos que no abdique para mantener lo que el pueblo no ha elegido.

Felipe, al menos date el gustazo de ser tan noble como se supone que te reviste tu cuna y cede tu silla a lo que la ciudadanía elija. Presenta al gobierno tus cartas de verdadero demócrata y convoca reunión extraordinaria del Congreso para proponer una consulta en torno a la forma del Estado: monarquía o república, que tus paisanas y paisanos decidan.

Puede ser que los grandes del bipartidismo sean “fieles y leales” vasallos de la monarquía. Del pp era lo esperable, están bastante pringados en un montón de fraudes y malversaciones pero siempre se sitúan del lado de la “normalidad democrática”. Palabras huecas. Del psoe, otro tanto. Hablan de renovación, de nueva izquierda, y siguen siendo los mismos falsos de siempre que nos metieron en la OTAN, que perdieron la oportunidad de tumbar el concordato con la iglesia católica, que fueron “blandos” ante la corrupción y otras bagatelas y que iniciaron los recortes sociales que han llevado a la sociedad a esta crisis de difícil salida. Ambos se han plegado siempre al poder del más fuerte y al viento que más sopla. Unos pedían que nos sumáramos al cambio, sin decir cuál era, y los otros vuelven a perder la oportunidad de que, treinta y dos años después, demuestren que realmente estaban “por el cambio”.

En la posibilidad de votar por la República está el verdadero cambio. Porque el pueblo del Estado español es mucho más que esos dos partidos. Son todos aquellos que en las últimas elecciones europeas han elegido otras opciones y aquellos, mucho más numerosos, casi el 60%, que ni siquiera consideraron votar porque no se creen el cuento.

Ciudadano Felipe, mira a tu alrededor y piensa. Pregúntale a Leticia, ciudadana del común que elevaste a la categoría de princesa por el mero hecho de pasar por la vicaría de tu brazo. Tal vez ella esté en condiciones de decirte que recapacites y que hagas por el país, en un sólo acto, más que lo que todos los Borbones hicieron a lo largo de la historia.

Seguro que tienes otros muchos problemas, pero el pueblo, ese al que jurarás lealtad, se merece poder decidir sobre su destino. Y tú ya has disfrutado de más de un minuto de gloria. Tienes en tus manos dejar paso a la verdadera Transición. El pueblo español, con todas sus nacionalidades y todos sus emigrantes, los forzados y los voluntarios, te pide una oportunidad para la República. Era legítima hasta que un golpe de Estado la tumbó. Va siendo hora de levantarla.

Te invitamos a brindar por la Tercera.

Ciudadano Felipe, así no se hace democracia