jueves. 18.04.2024

World Pride 2017: Fiestón y reivindicación

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Foto: Flickr Ahora Madrid

¿Alguien hace tan solo 20 años hubiera imaginado que el transporte público, las farolas, las marquesinas de la ciudad de Madrid iban a estar adornadas con referencias a la igualdad de derechos de la ciudadanía LGTBI? ¿O que la bandera del arcoíris iba a ondear en las sedes del Gobierno Autonómico y del Ayuntamiento de Madrid? Mas aun ¿Quién podría pensar que por una semana Madrid se iba a convertir en la capital mundial LGTBI, celebrando el WORLD PRIDE 2017, estimando la presencia de visitantes en torno a los 3 millones de personas?

Esta realidad solo ha sido posible gracias a la sostenida movilización durante muchos, muchos años, de las organizaciones LGTBI, carentes de recursos de todo tipo, sin el apoyo de los poderes públicos, silenciadas en los grandes medios de comunicación social e incluso hostigadas por las fuerzas de seguridad del estado y por supuesto agredidas por grupos homófobos de extrema derecha.

Esa larga lucha fue abriendo boquetes en la coraza homófoba de la sociedad española y poco a poco la ciudadanía LGTBI fue empezando a ser vista con otros ojos, comenzaron a gozar de la simpatía y el respeto de sectores crecientes de la población, gracias también a los esfuerzos de normalización de directores de cine y teatro, músicos, artistas de diversa índole, escritores y periodistas. Y en tan solo dos décadas la sociedad española se ha transformado en una de las más abiertas y respetuosas con la diversidad sexual de todo el mundo, lo que permitió importantísimos cambios en nuestra legislación, primero a nivel estatal de la mano del primer gobierno de Rodríguez Zapatero y después en la mayoría de las Comunidades Autónomas, colocándose España, esta vez sí, a la cabeza de los estados más igualitarios en materia de derechos civiles.

Nuestras fiestas del Orgullo Gay, en especial la de Madrid, se ha convertido en una celebración y un espectáculo de unas dimensiones impresionantes, casi sin parangón en el mundo.  

Por tanto, hay motivos más que suficientes para echar la casa por la ventana y hacer un gran fiestón como el de estos días del World Pride.

Pero… pero no todo se ha conseguido o está consolidado. En estos mismos días y en el mismo corazón del barrio de Chueca, ha habido agresiones homófobas y también actitudes homófobas contra un local adornado con la bandera del arco iris.

Siendo esto muy significativo, lo más grave son las situaciones de acoso escolar que se siguen dando en colegios e institutos contra el alumnado LGTBI o que a ojos de los acosadores y acosadoras podrían ser LGTBI. Acoso escolar, que, a pesar de los indudables avances logrados en el ámbito educativo, sigue sin tener la respuesta contundente de una parte del profesorado, de buena parte del alumnado y de muchas AMPAS. Acoso que tiene graves consecuencias en el desarrollo psicosocial de las víctimas y que en alguna ocasión termina con el suicidio o con intentos de suicidio.

El acoso o la discriminación homofóbica se sigue produciendo en los centros de trabajo, en los ámbitos deportivos, en pequeñas poblaciones del ámbito rural y desde luego por parte de algunas autoridades religiosas.

Y más allá del acoso, queda pendiente afrontar tareas de equiparación de derechos. Como p.e los estereotipos que siguen existiendo en algunas cadenas y programas de televisión, reconociendo igualmente los avances logrados en los últimos años. O la inadecuación de los actuales centros residenciales para mayores LGTBI. O las insuficiencias en la legislación sobre la situación de las personas transexuales. O la publicidad machista. O los juguetes y productos para el público infantil y adolescente que ignoran mayoritariamente la realidad LGTBI.

Al igual que resulta imprescindible un mayor y mejor apoyo público, a través de profesionales de los servicios sociales o del Sistema Nacional de Salud, a muchas familias que no aceptan que sus hijos o hijas sean LGTBI y que incluso a veces adoptan posiciones muy agresivas e intolerantes. Apoyo especializado que igualmente debe atender de manera rápida y eficaz a toda la población juvenil que necesite información y asesoramiento, para afrontar su proceso de afirmación de su identidad sexual.

Por tanto, aunque tenemos que reconocer y celebrar lo mucho, muchísimo, conseguido (que ha llegado a impregnar de manera visible al partido de la derecha, uno de cuyos vicesecretarios protagonizó el matrimonio con otra persona de su mismo sexo, al que acudió la plana mayor del PP o que se refleja también en un cambio de conducta en la mayoría de los Cuerpos de Seguridad), sin embargo aún hay mucho camino que recorrer, muchos derechos que consolidar y perfeccionar, mucha homofobia, explicita o implícita, que erradicar.

Y todo ello con especial urgencia en lo que se refiere a la población lesbiana y trans, cuya realidad de acoso y discriminación es mucho más intensa.

En definitiva, está muy bien la celebración festiva del World Pride, pero sin olvidar ni relegar a un segundo plano los fundamentales aspectos reivindicativos. Y por supuesto siendo solidarios con los millones de personas LGTBI que todavía en muchos estados del mundo son discriminados, perseguidos, encarcelados e incluso asesinados.

World Pride 2017: Fiestón y reivindicación