jueves. 28.03.2024

Un golpe al PSOE, un golpe a toda la izquierda

Es de interés común de todos los progresistas que el PSOE se recomponga y lo haga en torno a una política de izquierda moderada

Las mujeres y los hombres progresistas de nuestro país no nos merecemos lo que esta pasando. Ya sé que este no es un argumento político, sino moral o psicológico, pero es cierto.

Tras cuatro años de políticas regresivas en todos los ámbitos, tras numerosas y generalizadas movilizaciones sociales, tras la irrupción de potentes fuerzas políticas con espíritu de renovación, regeneración y progreso, tras una ininterrumpida sucesión de escándalos de corrupción, tras el crecimiento de la población en riesgo de pobreza y a la vez el aumento de los millonarios, tras el agravamiento del conflicto independentista, etc. etc., parece que estamos abocados a un nuevo periodo, que puede ser largo, de gobierno del PP.

Una parte de los dirigentes del PSOE consideran que a la derecha española, la realmente existente no la alemana ni la belga ni la sueca, había que dejarla gobernar por nunca bien explicadas “razones de estado” y sobre todo defienden que los socialistas no podían mezclarse con esos “impresentables” de Podemos, los mismos que por cierto les han permitido gobernar en varias Comunidades Autónomas.

Y han orquestado un golpe palaciego, perfectamente diseñado desde hace meses, con el inestimable e incansable apoyo del Grupo Prisa. La conspiración ha ido dando pasos como extraídos de la lectura de Maquiavelo, hasta desembocar en la ofensiva final, encabezada por Felipe González y continuada con la dimisión en bloque.

Un golpe, insisto que no se le puede denominar de otra forma, para evitar un Comité Federal en el que podían quedar en minoría, unas primarias que podían perder y un Congreso extraordinario en el que los militantes posiblemente reafirmaran la línea política de Pedro Sánchez.

Para no dejar lugar a dudas, diré que no comparto muchas de las actuaciones de Pedro Sánchez. Creo que cometió errores de bulto en el anterior periodo, como abrir la negociación con Ciudadanos antes de hacerlo con Podemos o al menos simultáneamente; ha sido excesivamente tajante a la hora de no propiciar un acercamiento a Podemos, mas allá de que Pablo Iglesias cometiera a su vez nefastos errores a lo largo de la anterior y breve legislatura; no ha sido capaz de explorar vías de entendimiento con los nacionalistas vascos y catalanes, etc.

Pero lo que no se le puede negar a Pedro Sánchez es que hasta el día de hoy ha cumplido con los mandatos del Comité Federal de votar no a Rajoy y en esa actitud todo parece indicar que sintoniza con la mayoría de los militantes y votantes socialistas.

La situación es muy fluida y no me atrevería a pronosticar que va a pasar en los próximos días y semanas. Se han hecho y dicho cosas muy tremendas, sobre todo por el sector crítico y la experiencia nos dice (sobre todo a los que hemos vivido trágicas crisis en el PCE y en IU) que esas heridas no son fáciles ni rápidas de cicatrizar. Aunque en el pasado el PSOE salio bastante reforzado de situaciones muy conflictivas como el Congreso de Suresnes o el Congreso en que se derrotó la propuesta del abandono del marxismo, que obligó a Felipe a retirarse momentáneamente. 

Ahora lo peor sería enzarzarse en una pelea jurídica. Porque lo que esta en juego es un enfrentamiento político. Es verdad que en este conflicto hay  un claro contenido de lucha por el poder, por el deseo de permanencia y de reafirmación de Pedro Sánchez, una rebelión de los barones que quieren mandar por encima de sus ámbitos respectivos  y una negativa a retirarse definitivamente de algunos dirigentes históricos. Pero hay también importantes diferencias políticas, que quizás Pedro Sánchez y su equipo (que no son precisamente gente muy curtida en batallas políticas ni de profunda formación ideológica)  no han sabido expresar bien hasta fechas muy recientes.

Esas diferencias políticas, reflejo de la crisis de identidad de la socialdemocracia europea y su escasa iniciativa ante la crisis económica y la crisis de construcción de la Unión Europea, deberían debatirse y clarificarse.

Esta claro que Pedro Sánchez y los que le apoyan apuestan por un gobierno progresista, pero tampoco han sido muy activos en avanzar hacia ese objetivo; bien sea porque se han sentido maniatados por los poderes fácticos del PSOE a la hora de negociar con Podemos, Ciudadanos y los nacionalistas, bien sea porque no confiaban demasiado en lograr esa ambiciosa apuesta. Han  perdido mucho tiempo, sobre todo en la anterior legislatura y es posible que no hayan sido conscientes que los dirigentes críticos estaban montando una conspiración en toda regla. Han pecado de ingenuidad y de miedo escénico ante un posible gobierno con Podemos.

Y ¿ahora qué? Pues o mucho se enderezan las cosas o Rajoy volverá a gobernar, bien a través de terceras elecciones, bien a través de la abstención de una parte de los diputados socialistas.  

Termino, por ahora, con dos reflexiones.

En España no habrá gobierno de progreso sin la participación decisiva de los socialistas. La crisis o la decadencia del PSOE mantendría a la derecha en el gobierno por muchos años. Así pues es de interés común de todos los progresistas que el PSOE se recomponga y lo haga en torno a una política de izquierda moderada.

Por ultimo, la crisis del PSOE “ha venido estupendamente” para llevar a un segundo plano las fuertes tensiones internas de Podemos, que en buena medida tienen muchos aspectos similares en lo político y en lo orgánico. Por lo que haríamos muy bien la dirección y los que estamos en Podemos en aprender de la catástrofe socialista y evitar la deriva de enfrentamientos que en las ultimas semanas se han ido evidenciado; no se trata de cerrar en falso debates y diferencias, ya que son imprescindible para consolidar el partido, sino de evitar malas maneras y métodos.

El golpe dado al PSOE es un golpe dado a toda la izquierda y a las posibilidades de un gobierno de progreso. Creo que las hombres y mujeres progresistas tenemos que movilizarnos, cada cual donde pueda y decir a los dirigentes del PSOE y de Podemos, que por ahí no se puede seguir, que nos merecemos un gobierno alternativo y que esas direcciones deben negociar para lograrlo. 

Un golpe al PSOE, un golpe a toda la izquierda