viernes. 29.03.2024

La necesidad política de Izquierda Unida

Muchos votantes y simpatizantes de Izquierda Unida deben estar en estos momentos con el “corazón partio”, que cantaba Alejandro Sanz.

Muchos votantes y simpatizantes de Izquierda Unida deben estar en estos momentos con el “corazón partio”, que cantaba Alejandro Sanz. Debatiéndose si seguir apoyando a una fuerza política con la que en mayor o menor grado siempre se han identificado, pero que por razones diversas y suficientemente conocidas no ha sido capaz de capitalizar el desgaste de los socialistas y el crecimiento del enorme malestar social o bien apostar por una nueva referencia progresista y movilizadora como es PODEMOS.

Curiosamente por primera vez en nuestro país surge una  fuerte tensión de voto útil en la izquierda, diferente al PSOE y de nuevo, como tantas veces en la historia de nuestra democracia, hoy IU, en el pasado el PCE, sufre el abandono de mucha gente que apuesta por el voto útil de izquierda, en esta ocasión no socialista, para ver si de una vez llegan al gobierno opciones profundamente transformadoras.

Si esto es así en general, no digamos en el caso del Ayuntamiento de Madrid donde se vislumbra la posibilidad de ganar a la derecha con una candidatura en la que, además, hay mucha gente que en el pasado estuvo en la orbita de IU y que encabeza una prestigiosa y antigua militante comunista. Es un terrible dilema en el que nos encontramos much@s madrileñ@s, entre el riesgo de dejar sin grupo a IU y lo que ello supone y la oportunidad de que Manuela Carmena sea la nueva alcaldesa, desbancando a Esperanza Aguirre.

Es verdad que también en ese “corazón partio” influye el lógico malestar en algunos lugares con actuaciones incomprensibles de IU y en especial las broncas de sus sectores dirigentes; produciéndose por tanto un efecto de voto de castigo por esas malas prácticas, que a otros se les perdona mas o menos, pero a los de la izquierda de la izquierda no se les tolera y con razón.

Pero en las elecciones se debe votar más con la cabeza que con el corazón y sobre todo más pensando en el futuro que en el pasado. No puede ser ni un voto de nostalgia, ni de compasión, sino de racionalidad política, de qué es lo que nos conviene a la ciudadanía progresista.

Las próximas legislaturas, general, autonómica y local, van a ser determinantes para la configuración de la sociedad española tras la salida de la crisis. Se van a tomar decisiones importantísimas que van a posibilitar o que nuestro país avance en una perspectiva de progreso, de mas bienestar social, de menos desigualdad, de mas solidaridad o lo contrario que se afiance el modelo neoliberal.

Además, las fuerzas progresistas que lleguen al gobierno, en sus diversos ámbitos, se van a encontrar con sorpresas, con agujeros negros, con decisiones jurídicas vinculantes con gran coste económico, por supuesto con la vigilancia de la Unión Europea y en definitiva con una situación muy complicada en la que no van a tener fácil cumplir promesas electorales,  revertir los recortes sociales de la derecha o tomar medidas fiscales enérgicas. Es verdad que nuestra situación esta a años luz de Grecia, pero no conviene olvidarse de las tremendas dificultades que esta teniendo el gobierno de Syriza.

En ese marco vamos a necesitar una fuerza de izquierdas, que cuente  ya con experiencia política, que tenga claras las prioridades, que sea firme y a la vez flexible, con cuadros ya rodados, bien relacionada con los sindicatos y los movimientos sociales, que sepa pactar y exigir lo pactado, que tenga voluntad de movilización social, cuando sea necesario y capacidad de realizar una buena gestión política y administrativa. Y ese retrato robot en mi opinión corresponde a  IU.

Es obvio que no soy de PODEMOS y no comparto la mayoría de  sus análisis del pasado y algunas de sus propuestas de futuro,  pero tampoco me sitúo entre los que para defender a IU descalifican a PODEMOS, les consideran ambiguos u oportunistas e incluso artífices de una conspiración contra IU. Confío en ellos, en su paulatina consolidación como fuerza progresista (están aprendiendo bien y rápido)  y en el positivo papel que pueden jugar en la atracción del voto desencantado. Simplemente creo que la función política que cumple IU no la cumple PODEMOS.

En las nuevas legislaturas habrá que conformar en muchos sitios pactos de gobierno progresistas con el PSOE, con PODEMOS, con otras fuerzas políticas de izquierda en determinadas Comunidades Autónomas, y hasta con Ciudadanos, si es necesario. Y en ese amplio abanico progresista, IU puede y debe jugar un papel decisivo.

El cacao que vive Andalucía (y que su Presidenta en funciones y aprendiza de bruja,  tiene bien merecido porque se lo  ha buscado ella solita) no se hubiera producido si se hubiera mantenido el gobierno de coalición PSOE-IU o si en las elecciones autonómicas IU hubiera tenido mayor representación, lo que hubiera facilitado un nuevo bipartito o incluso un tripartito en Andalucía.

En definitiva, lo imprescindible es ir a votar y en segundo término pensar bien el voto, porque la desaparición o la irrelevancia de los resultados  de IU puede ser irreversible y luego much@s se lamentaran de ello, cuando ya no tenga arreglo.

La necesidad política de Izquierda Unida