sábado. 20.04.2024

Cuba: una oportunidad de futuro

La actitud del Papa Francisco y de Obama y el mayor pragmatismo de Raúl Castro, han favorecido el dialogo y no la imposición...

La actitud del Papa Francisco y de Obama y el mayor pragmatismo de Raúl Castro, han favorecido el dialogo y no la imposición

El restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y los Estados Unidos es un triunfo para la convivencia democrática entre los países, que muchos llevábamos largos años esperando. Y para las personas progresistas, más allá de sus simpatías mayores, menores o nulas con el régimen político de Cuba, tiene que ser un motivo de alegría.

Durante mucho tiempo la finalización del bloqueo comercial norteamericano a la isla ha sido una exigencia de la izquierda y aunque explícitamente no se ha acordado el levantamiento, va de suyo que este se va a producir y de hecho algo se había ido aligerando en los últimos tiempos.

Por ello resultan sorprendentes algunas reticencias o advertencias de personas de izquierdas sobre los peligros que a partir de ahora va a sufrir Cuba con el desembarco pacifico de los Yankees y sobre todo de sus empresas. ¿En que quedamos?

Da la impresión de que a algunos les gustaría conservar Cuba en una hornacina de cristal, incorrupta como una virgen y santa, para poder venerarla y eso sí que se joda la población cubana malviviendo. Tienen miedo de que la revolución termine como China o Vietnam. Que el Tío Sam la devore a golpe de Coca-Cola, películas de Hollywood y Burger King.

La izquierda solidaria con Cuba no podemos cerrar los ojos a la evidencia. El régimen tal y como está configurado es inviable política y económicamente. La ayuda económica de Venezuela o las inversiones en condiciones amistosas de otros países no pueden ni mantenerse indefinidamente ni sustituir el desarrollo económico propio de Cuba.

Y si económicamente el sistema tiene que evolucionar profundamente, políticamente cada día es más difícil de justificar ante unas nuevas generaciones que ya no sienten la misma identificación con la revolución y quieren un sistema democrático.

La clave de la transición cubana es compatibilizar el mantenimiento de los derechos y avances sociales y la paulatina y medida implantación de una economía de mercado y a la vez ir negociando con las fuerzas moderadas de la oposición un calendario de instauración del pluralismo político. El modelo no tiene porque ser ni China, ni Vietnam, ni los estados del Este de Europa, carcomidos por el neoliberalismo más feroz. El modelo puede ser Uruguay o Nueva Zelanda y hasta en un horizonte mas dilatado, las experiencias socialdemócratas del centro y norte de Europa tras la segunda guerra mundial. No es inevitable ni la colonización norteamericana ni la destrucción de las políticas sociales y los niveles de igualdad. Además la nueva situación puede favorecer medidas de ayuda y de inversión de la propia Unión Europea.

¿Que el proceso va a ser complejo difícil? Es más que evidente, pero no hay otro camino.

Una ultima reflexión. Para quienes han despreciado la figura de Obama y no digamos del Papa Francisco, tendrán que admitir su positivo papel en la resolución del contencioso y para quienes consideran que da lo mismo unos que otros, un Papa que otro, o un Presidente norteamericano que otro, aquí tenemos la prueba. ¿Cuál  habría sido la posición de Reagan y Juan Pablo II? Lo sabemos de sobra, el intervencionismo descarado en Polonia, el apoyo a Lech Walesa, lo hubieran querido para Cuba. Afortunadamente la actitud del Papa Francisco y de Obama y el mayor pragmatismo de Raúl Castro, han favorecido el dialogo y no la imposición.

Todo ello debe ser motivo de alegría y esperanza para los demócratas y los progresistas. 

Cuba: una oportunidad de futuro