jueves. 25.04.2024

Neoliberales

Uno de los pilares del neoliberalismo es crear mercados allí donde no los hay. En este caso nos referimos a un concepto geográfico sino económico. Se crea mercado cuando se privatiza el agua, la sanidad, la educación e incluso, lo veremos, el aire. Se crea mercado cuando un servicio público deficitario se cede a una empresa para su gestión a cambio de una contraprestación económica, generalmente más onerosa para el pagador, es decir, para la ciudadanía. Se crea mercado cuando dos partidos políticos ceden a las presiones de la Troika y modifican la constitución en el mes de agosto para supeditar los derechos ciudadanos al abono de la deuda pública y privada transferida a todos los contribuyentes, como por ejemplo el rescate bancario. No importa que el sector privado sea más caro o que chantajee de cuando en cuando a las administraciones públicas para aumentar sus beneficios. No se trata de eficacia y eficiencia. Se trata de que el neoliberalismo, impuesto en España con la modificación del artículo 135 de la Constitución Española, en Alemania con la Agenda 2010, en Inglaterra con el gobierno de Margaret Thatcher (y rematada la faena por el nuevo laborismo de ese dechado de ética llamado Tony Blair) y en otros lugares no tan afortunados mediante la violencia (Chile, Pinochet), considera que todas las actividades humanas deben estar reguladas por el mercado y que la función de los estados es garantizar que esto sea así. Y por supuesto, que no debe haber nada que no sea de dominio privado, lo que lleva, por ejemplo, a considerar que la sanción por un delito ecológico debe sustanciarse entre particulares.

Hay dos tipos de neoliberales, alguien dirá que habrá tres, o cuatro, o cinco o infinitos tipos de neoliberales. Pero para lo que nos interesa en este artículo definiremos solo dos tipos. El primero aúna los postulados del libre mercado de Hayek, Friedman y compañía con posiciones sociales conservadoras o neoconservadoras en lo social, lo religioso o lo cultural. Por ejemplo, la Nueva Mayoría Moral en Estados Unidos o los sectores neoliberales del Partido Popular en España. Para estos neoliberales la educación es un negocio pero también el vehículo de transmisión de sus valores morales. Desde la ideología se puede entender su defensa de la educación concertada, sobre todo si esta es confesional. De ahí su apoyo a la extensión de la concertación educativo para limitar los efectos, para ellos perniciosos, de la educación pública necesariamente laica. Y todo esto se envuelve en el papel de regalo de la libertad educativa consagrada por la Constitución Española. En un mercado ideológico competitivo como es el de una democracia, normal. La Orden de la Consejería de Educación y Universidades de la Región de Murcia que establece el régimen de conciertos educativos entre los cursos escolares 2017-2018 y 2022-2023 (BORM, 1 de abril de 2017) es un reflejo de esa conjunción de la concepción de la educación como negocio pero también como lugar de reproducción ideológica.

Luego, tenemos el segundo tipo de neoliberales, los neoliberales sin las contradicciones que puedan tener los conservadores o neoconservadores. Este segundo tipo considera que todas las actividades humanas deben ser reguladas por el mercado, que el estado debe garantizar este principio, pero, a diferencia de los primeros, no participan de restricciones de tipo moral. La educación es un negocio y punto, la seguridad vial o la defensa del Medio Ambiente es un negocio y punto. En lo cultural son modernos (postmodernos), participan de valores del Mayo de 68 en lo referente a la búsqueda exacerbada de la libertad individual y comparten la pluralidad de vivencias y de la forma de manifestarlas. Están más cerca del antiprohibicionismo de Friedman que de la defensa de la sociedad tradicional de la derecha clásica. Por supuesto, dentro de su defensa de la libertad no conciben la libertad para organizarse y modificar colectivamente las relaciones laborales. Para ellos, los sindicatos son un estorbo para la autorregulación de los mercados pero toleran y simpatizan con las oenegés que prestan apoyo a sectores sociales  desprotegidos. Quizá esta sea una de las pocas contradicciones de su bien armado soporte ideológico. A estos neoliberales de nueva planta, los vimos en acción ayer, 1 de jinio, cuando apoyaron en la Asamblea Regional la Orden de Conciertos Educativos o cuando propusieron en su momento una ley para liberalizar la gestión de las ITV de la Región de Murcia. Al igual que decimos esto, también decimos que no tienen las constricciones morales que pueda tener el PP para apoyar leyes antihomofóbicas o de ampliación de derechos individuales, siempre que estos no sean económicos, claro. Hablamos, por supuesto, de Ciudadanos (C,s), una derecha moderna, más consecuente con los postulados neoliberales en lo económico y dispuestos a sustituir al PP como referente en nuestro país de los verdaderos amos de nuestros gobiernos y de la orientación de nuestras democracias.

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