viernes. 29.03.2024

Lágrimas de cocodrilo

El PP ganó por mayoría, base de un absolutismo que asuela toda esperanza para las clases medias españolas...

Solo un ingenuo impensable puede creer que la secreción lacrimal, que un cocodrilo expulsa en plena digestión de una buena pieza, se debe al sentimiento por la vida que ha suprimido. Los ciudadanos, sin duda de buena fe y muchos de ellos confundidos por arengas retrógradas, que manifiestan su frustración por el aborto de la que parecía iba a ser Ley Pro-Vida de Gallardón, son, sin saberlo, una imagen fiel de ese hipócrita dolor por futuros fetos interrumpidos. El PP ganó por mayoría, base de un absolutismo que asuela toda esperanza para las clases medias españolas, y lo consiguió esgrimiendo un falso programa electoral que prometía millones de puestos de trabajo, cuando ya la realidad económica impuesta desde ámbitos financieros especulativos había avanzado su proyecto de desmantelamiento de la irónicamente llamada Sociedad del Bienestar. Todo fue pura fachada hipócrita que cientos de miles de ingenuos votantes creyeron. Sin unos mínimos de precaria seguridad de supervivencia, es obligado preguntarse qué garantías puede ofrecerle la sociedad (y el Gobierno que asegura que todo marcha como triunfal locomotora) a una joven embarazada sobre el futuro que le espera a su proyecto de hijo. Los que gritan a favor de vidas que ellos no hacen nada por proteger, arropados por la facción más hipócrita de la Iglesia, ¿incluyen a los fetos con malformaciones que ya no tendrán unos mínimos apoyos asistenciales?, tendremos que admitir que vociferan de forma implícita contra unas políticas de agresivas destrucciones de recursos mínimos e irreversibles de todo lo que podría animar a las angustiadas madres a proseguir con embarazos tan amenazantes para ellas en un entorno sin futuro. Es imposible que estos falsos gobernantes de humo se atrevan, tras ser aplaudidos por los dinamiteros de la sociedad, a impulsar las políticas vitales que garanticen las condiciones socioeconómicas para futuros ciudadanos, cuando todas sus iniciativas están destruyendo a los que se deben, los ciudadanos ya adultos que dinamizaban antes el tejido social y ahora andan tan desesperados como incrédulos.  

Lágrimas de cocodrilo