viernes. 19.04.2024

¿Por qué escribo?

Es una pregunta incómoda. Casi nadie sabe cómo contestarla, al menos con espontaneidad y veracidad, sin afectación, porque para esta cuestión ya antigua y recurrente se han elaborado demasiadas respuestas. Los escritores se esfuerzan en ser originales, de lo contrario podrían parecer poco imaginativos, y, muchas veces, su explicación resulta demasiado melodramática o rebuscada, incluso cursi… ficción pura y dura, que es lo suyo.

Personalmente, nunca he pensado mucho en ello, al menos sobrio. Siempre me ha parecido un falso juego, una cuestión más periodística que literaria… ¿Por qué lees? ¿Por qué pintas? ¿Por qué conduces un autobús? Pues porque sí, porque es lo que hago… Sin embargo, hace unos días, me tropecé en el blog de Pedro Ramos con un famoso texto de Félix Romeo, donde el malogrado escritor aborda esta cuestión en forma de trepidante relato autobiográfico, y disfruté releyéndolo y descubriendo que ahora forma parte de un libro, titulado, precisamente, Por qué escribo (Xordica), que reúne los artículos más personales del escritor maño y que ya he apuntado en mi lista, tan larga, de próximas adquisiciones.

El relato de Romeo tiene la forma de un poema en prosa y un tono entre épico y salvaje muy a lo Manuel Vilas. Y es precisamente esto, su indiscutible valor literario, lo que, en mi opinión, resta sinceridad a su larga y elaborada respuesta, porque, en cualquier pieza literaria que se precie, el ritmo, la belleza, el resultado final, casi siempre están por encima de eso que, en la realidad, llamamos, la verdad… “Escribo porque soy diferente. Escribo para ser diferente. Empecé a escribir porque era diferente. Empecé a escribir porque quería ser diferente. Nadie quería ser escritor cuando yo decidí ser escritor. Recuerdo a un niño que quería ser dentista y a otro que quería ser mecánico. Tenía doce años. No conocía a ningún escritor...” No obstante Romeo reflexiona con agudeza, y con pasión, y uno podría hacer suyos muchos de sus razonamientos. “Escribo porque tengo miedo”, dice también. Si alguien necesitase un motivo para escribir, este me parece de lo más convincente. Aunque, si he de ser sincero, yo diría, sencillamente, que escribo porque no se me ocurre otra cosa mejor que hacer.

De todos modos, Millás ya nos alumbró a todos sobre este asunto cuando dijo: “Escribo por las mismas razones que leo, porque no me encuentro bien”. Yo tampoco.

¿Por qué escribo?