viernes. 19.04.2024

Actualidad

Llevo algún tiempo a cierta distancia de eso que llaman actualidad. Semanas que han pasado en un suspiro y meses que, a pesar de su fugacidad, han ensanchado mi vida de un modo inimaginable hace apenas un año. Sí, debo de confesar que, últimamente, he estado mirándome el ombligo, ocupándome de mí mismo, tratando de exprimir, experimentar y disfrutar lo que me estaba pasando con una intensidad consciente, premeditada y feliz. A veces, como les ocurre a menudo a los personajes de las novelas, uno tiene la suerte de despertarse de golpe de un buen puñado de años de somnolencia existencial, de resarcirse de ciertas derrotas, incluso de retomar senderos casi olvidados tras sucesivos desvíos. Quiero decir, recuperar viejas expectativas y aspiraciones, tan sencillas la mayoría que acabaron perdiéndose en el trasiego y el ruido de las convenciones, rutinas y renuncias que, casi sin querer, nos va imponiendo la realidad a medida que nos sumergimos en la vida adulta. “La vida es aquello que pasa mientras estás ocupado haciendo otros planes”, dijo Lennon.

Lo cierto es que he estado muy desconectado y, excepto por aquellos sucesos tan salvajes y tan humanos que a cada poco nos sacuden, despertando conciencias y enalteciendo sensibilidades (la mayoría de las veces más instantáneas que el Nesquik), y, por supuesto, por la matraca de Cataluña y la España abanderada, la actualidad, que es mucho más fugaz que la vida, ha pasado de puntillas por la mía durante este último año. Y sé que suena feo decirlo, sobre todo desde las páginas de un periódico, pero qué quieren que les diga, ha sido una maravilla. Ahora que he puesto distancia entre la actualidad y yo, cada vez que me asomo a ella me abruma todo ese griterío, la violencia que se respira en su particular atmósfera. Hay nuevos actores, pero sus voces son idénticas a las de los ya caídos, con honor, en virtud de la programada obsolescencia de la actualidad. Las redes sociales han tomado el pulso a la actualidad y la prensa suele hacerse eco de lo que se cuece en ese patio de colegio donde, como suele decirse, no dejan títere con cabeza. Hoy en día, la actualidad es, algunas veces, lo que cualquier majadero ha dicho en una de esas redes, como si, hace años, los periodistas se hubiesen dedicado a cubrir las discusiones de las tascas y decidieran abrir sus noticiaros con lo que dijo Manolo desde el fondo de la barra.

En fin, que estoy mayor.

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