sábado. 20.04.2024

Libertad, autorrealización personal y Renta Básica Universal

El título de ciudadano obliga al Estado a remover todos los obstáculos para garantizar su dignidad y desarrollo como persona.

Martín Luther King decía que la solución de la pobreza es abolirla directamente e indicaba que la medida para lograrlo sería la renta garantizada: “Habrá un montón de cambios psicológicos positivos que resultarán de una seguridad económica generalizada. La dignidad del individuo florecerá cuando las decisiones que afectan a su vida estén en sus propias manos, cuando tenga la seguridad de que sus ingresos son estables y ciertos, y cuando sepa que tiene los medios para su autodesarrollo[1]”.

Abraham Maslow gran investigador social se hizo famoso por su pirámide de las necesidades y ya nos decía que sin cubrirse las necesidades básicas no es posible el desarrollo del ser humano. Maslow identificó cinco niveles distintos de necesidades, dispuestos en una jerarquía piramidal, en la que las necesidades básicas o "instintivas" se encuentran debajo y las superiores o "racionales" arriba. Dicha jerarquía piramidal intenta expresar la idea de que las necesidades básicas resultan perentorias respecto de las superiores, que no constituirían auténticos elementos motivadores mientras las inferiores se mantengan insatisfechas. A su vez, según el enfoque de Maslow, cuando un tipo de necesidad queda satisfecha deja de motivar el comportamiento respecto de ese nivel, liberando energía para que la persona se dedique a la resolución de una instancia superior de necesidades respecto de la satisfecha. Por consiguiente, si la persona viera amenazada la satisfacción de un nivel inferior, se dedicaría prioritariamente a éste, postergando la superior.

renta-basicaEl título de ciudadano obliga al Estado a remover todos los obstáculos para garantizar su dignidad y desarrollo como persona. Sin embargo, el Estado neoliberal ha optado  por el arréglate como puedas y por reducir servicios públicos con el único objeto de mejorar los beneficios privados y la acumulación de riqueza, ha concedido a la empresa privada  la provisión pública de servicios, y “ha facilitado así las bajadas de impuestos y los subsidios para intereses selectos, a lo que ha ayudado apelar a la buena voluntad de la gente para llenar el vacío a base de caridad[2]”. Cuando, es de necesidad, que el propio Estado debe implantar “un sistema global de protección social, que debería basarse en la compasión, la solidaridad y la empatía más que en la pretensión de controlar y penalizar a los más desfavorecidos[3]”. La Renta Básica Universal es una herramienta que permite de una forma sencilla otorgar los requisitos mínimos a cada ciudadano para que puedan desarrollar su libertad y autonomía. Sin un derecho como la Renta Básica que ofrece unos mínimos de salida, crecerá sin duda la inseguridad, el endeudamiento y la desigualdad y su existencia, por tanto, se demuestra imprescindible para ejercer los demás derechos.

Nos dice Carlos Rodríguez Braun en el prólogo del libro Contra la Renta Básica de Juan Ramón Rallo que “Lo básico no es la renta. Lo básico es la libertad”. ¿Quién niega la importancia de la libertad en el desarrollo del individuo? Pero la libertad en una comunidad no se consigue en una lucha individual y encarnizada de todos contra todos ya que el resultado termina siendo el contrario del buscado. Se consigue salvando las necesidades básicas del individuo, las necesidades fisiológicas y de seguridad, para que así pueda descubrir otros motivos que le permitan su crecimiento y su vida en armonía con sus semejantes. La libertad es un concepto muchas veces etéreo y boomerang. La RBU, sin embargo, es una herramienta clara y fácil de administrar, aunque requiere la construcción de un ethos basado en los grandes valores de la compasión y la empatía.

Escribe Juan Ramón Rallo en el libro mencionado que “Lo que rechazamos, pues, no es tanto la redistribución de la renta per se cuanto la redistribución coactiva de la misma”. La propiedad, se afirma, es sagrada, pero no hay que investigar mucho para darnos cuenta de que el reparto actual de la riqueza no está basado en los méritos de los poseedores, por contra, en muchos casos ha supuesto la acumulación coactiva de los poderosos extrayéndola de los derechos de los demás.

La RBU imagina un mundo más allá del empleo retribuido y ensalza precisamente la libertad de todos. Por ello “Afirmar que la gente tiene el deber de trabajar implica que tiene la obligación de dedicar su tiempo a servir a los intereses de los demás[4]”, lo que no supone ninguna libertad. Y siempre son “Los pobres [los que] tienen el deber de trabajar para justificar que los ricos les proporcionen un sustento, de beneficencia[5]”. El trabajo puede ser necesario, para el crecimiento económico o por cualquier otra razón. Pero no debería ser un deber. [...] la coacción es divisiva y socava el compromiso con el trabajo, forzando a la gente a hacer un trabajo que no desea hacer y puede que no tenga interés en hacer[6]”.

El capitalismo está lleno de contradicciones y lo que sí ha demostrado es que facilita la desigualdad en la riqueza, en el reparto de la renta y en las oportunidades para competir en régimen de igualdad. Además, tiene la grave tendencia de eliminar puestos de trabajo allí en donde ve la menor posibilidad. Así David Harvey nos llega a decir “No se puede excluir por completo la posibilidad de que el capital pudiera sobrevivir a todas [sus] contradicciones […] pagando un cierto precio. Lo podría hacer, por ejemplo, mediante una élite oligárquica capitalista que dirigiera la eliminación genocida de gran parte de la población sobrante y desechable, al mismo tiempo que esclavizara al resto y construyera unos entornos artificiales cerrados para protegerse contra los estragos de una naturaleza externa que se hubiera vuelto tóxica, inhóspita y devastadoramente salvaje[7]”.

 Es verdad que estas palabras nos pueden parecer duras pero sólo hay que mirar con intención de ver para darnos cuenta que la imagen presentada por Harvey ya la estamos viviendo en este mundo globalizado en el que la economía y el interés comercial mandan. “Estamos atrapados en un planeta que pensábamos ilimitado, al que seguimos sin reparar las costuras abiertas del hambre, la desigualdad, la contaminación y el deterioro ambiental, las guerras y la explotación sin piedad de personas y recursos. La inercia de instituciones y poderes que hemos puesto en marcha, espoleadas por el espíritu competitivo y la codicia nos acerca peligrosamente al límite[8]”.

La Renta Básica Garantizada o la Renta Básica lo que pretende es simplemente dar la oportunidad a todos y a cada uno de nosotros de llegar a conocernos y a que busquemos nuestro camino en esta vida. Ya que en un mundo, dónde no todos pueden emplearse, el trabajo remunerado no puede ser el Todopoderoso que decida entre la vida y la muerte, entre vivir desahogado o vivir con penurias. Trabajar es mucho más que el empleo y debiera ser una realidad creativa, de mejora social y no alienante. Por ello Gorz insistía incansablemente que el trabajo, “no es solo la creación de riqueza económica; es al mismo tiempo un medio de autocreación[9].


[1] Standing, Guy (2014: 367-68). Precariado. Una carta de derechos. Capitán Swing.

[2] Ibídem pág. 359

[3] Ibídem pág. 323

[4] Ibídem pág. 259

[5] Ibídem pág. 256

[6] Ibídem pág. 269

[7] Harvey, David (2014:257). Diecisiete contradicciones y el fin del capitalismo. Editorial  IAEN, Quito.

[8] Alegre, Joaco. Economía colaborativa: un salto cuántico. Economistas Frente a la Crisis. 4 junio de 2015.

[9] Harvey, David (2014:263). Diecisiete contradicciones y el fin del capitalismo. Editorial  IAEN, Quito.

Libertad, autorrealización personal y Renta Básica Universal