viernes. 19.04.2024

Más y mejores salarios para salir de la crisis

Solamente reactivando el consumo de los hogares y de las administraciones públicas se puede crear suficiente riqueza para que se genere empleo...

El elemento clave en la economía de un país es la distribución de su riqueza. Esa distribución se aprecia en el PIB. En la medida en que exista una mayor participación de la remuneración de los asalariados y de los impuestos sobre la producción, se podrá hablar de sociedades más avanzadas y con mayor nivel de integración.

Para ver qué está pasando, revisaremos los datos del Producto Interior Bruto anualizado al 2º trimestre de 2009, 2011 y 2013. Es decir, se sumará desde el tercer trimestre del año anterior hasta el segundo del año que se trata para comparar la evolución que ha habido en el período 2011– 2009 con el registrado entre 2013 y 2011.

En Europa la participación de los salarios en la distribución de la riqueza ha aumentado en todos los países en los que creció su riqueza. Incluso en Italia, donde se ha producido un retroceso del PIB del 0,7%, se mantiene el aumento de la participación de los salarios, siendo el excedente empresarial quien asume el ajuste. Por el contrario los países del sur con mayor o menor grado de intervención, (Portugal, Grecia y España) están asumiendo unas recetas de distribución de la renta que están agudizando su crítica situación. Parece como que se les indicase que hicieran lo que en los países con crecimiento no hacen.

Si comprobamos qué ha ocurrido en los últimos dos años, el porcentaje de crecimiento de los salarios ha multiplicado por tres el del excedente empresarial en el conjunto de la Unión Europea, en Alemania lo ha multiplicado por diez, en Francia por tres y en Inglaterra por 1,3 veces. La participación de los salarios en la riqueza de esta área es mayor hoy en día de la que era hace dos años.

En los países donde ha habido una pérdida de riqueza, solamente en España aumenta el excedente empresarial asumiendo la retribución de los asalariados no sólo la totalidad de esa pérdida de riqueza, sino incluso cediendo otra parte al propio excedente empresarial. Esta redistribución supone que los asalariados pasen de percibir el 53% de lo que se reparte entre ambos en 2011 al 49,7 en 2013. Si en 2011 su participación era 4 puntos inferior a la media europea, en 2013 es 9 puntos inferior. Este ha sido uno de los objetivos claros que ha tenido la reforma laboral y que, como se puede comprobar, ampliamente conseguido. 

Según se puede apreciar en la gráfica, la pérdida de remuneración de los asalariados se ha incrementado desde el 3,4% hasta el 8,6% en el último período, pasando de una disminución de casi 18 mil millones a algo más de 44 mil millones de euros. Los impuestos sobre la producción de aumentar un 12,6%, diez mil quinientos millones, pasan a disminuir en casi mil quinientos millones, un 1,6% menos. Mientras el excedente empresarial pasa de una disminución de 2,4%, 11 mil millones menos, a un incremento del 4,2%, casi 18.500 millones de euros más.

Para ver en qué se traduce esta redistribución, basta pasar de mirar la riqueza por rentas, cómo se distribuye, a mirarla por cómo se gasta. En primer lugar destaca el menor consumo de las administraciones públicas: un 8,5% menos, casi 20 mil millones menos. En esta reducción están los recortes en sanidad, educación, prestaciones por desempleo, servicios públicos de empleo, por solo citar las grandes áreas. En segundo lugar se comprueba que los hogares han dejado de consumir cerca de 9 mil millones. Estas dos grandes reducciones no sirven para que el aumento del excedente empresarial se aplique a la formación de capital, a la inversión productiva, dado que esta ha caído un 17%, casi 39 mil millones. La creación de empleo no tiene ningún elemento que la justifique ya que el valor del incremento de las exportaciones coincide con la disminución de la formación de capital.

En este contexto, solamente reactivando el consumo de los hogares y de las administraciones públicas se puede crear suficiente riqueza para que se genere empleo y, de esta manera, aumente la inversión productiva. No hay otra receta para salir de la crisis. Si miramos lo que pasa en Europa, aumenta la participación de las rentas salariales en la distribución de la riqueza, hagamos lo que ellos hacen; no lo que nos obligan a hacer. Es necesario más y mejores salarios para poder salir de esta crisis.

Más y mejores salarios para salir de la crisis