viernes. 29.03.2024

El dato del paro solo anticipa angustia y decepción

Mensualmente se nos facilitan dos tipos de indicadores del mercado laboral, los que provienen del registro del SEPE, demandas de empleo y contratos...

Mensualmente se nos facilitan dos tipos de indicadores del mercado laboral, los que provienen del registro del SEPE, demandas de empleo y contratos, y los que provienen de la Seguridad Social, afiliados medios y a fin de mes. Los datos de demandas son a fin de mes, no hay un dato de demandantes medios por lo que para casar ambos habrá que utilizar el dato de afiliados a fin de mes para que no existan distorsiones entre ambos.

Ya desde antes de conocerse oficialmente había filtraciones interesadas, solamente en el Ministerio tienen los datos de la totalidad de comunidades, en hacernos creer que sería un buen dato. Una de las claves de la demagogia de este gobierno es hacernos deslindar la afiliación del paro, como si no fueran dos caras de la misma moneda.

Si vemos que ha ocurrido en los últimos cuatro años, desde 2010, no hablaremos de esperanzas, sino de decepciones: hay 553.342 personas que ya no están afiliadas a la Seguridad Social, más que el año pasado y el peor dato de ese período.

El gráfico que vemos representa de forma clara la situación: mientras este año se produce la mayor caída de afiliados, con un aumento paulatino desde 2010, la variación de parados es ridícula. La aceleración que se produce en 2012 y 2013 de pérdida de cotizantes tiene mucho que ver con la reforma laboral, cuando menos coincide en el tiempo.

Detrás de estas variaciones hay la valoración de lo que pueden ofrecer los servicios públicos de empleo a los parados y el clima de esperanza en la recuperación. Debemos ser muy conscientes que solamente uno de cada tres parados tiene la obligación de estar inscrito porque percibe una prestación por desempleo. Los otros dos de cada tres deberán tener algún motivo para inscribirse, bien confiar en que puedan recibir alguna oferta de trabajo o bien porque puedan participar en alguna política activa de empleo que les permita aumentar su empleabilidad.

Si observamos cuál es la relación entre la variación del paro y de la afiliación, observaremos cómo, hasta este año se ha movido un 30% arriba o abajo, más 30 puntos en 2008 y 2010 y menos 30 puntos en 2011.

El recorte que ha realizado este gobierno sobre las prestaciones supone que existan un importante número de personas que, aún teniendo suficiente período cotizado a tiempo parcial para solicitar un subsidio, no lo hagan esperando algún contrato a tiempo completo que les permita percibirlo íntegramente. Calcular cuántos es algo imposible, pero la diferencia está en cobrar 426 euros o, de promedio, 254 euros.

El segundo recorte tiene que ver con las políticas activas de empleo. El fuerte recorte realizado en los presupuestos de 2013 y el todavía mayor que está presupuestado para 2014, deja sin razones a los que quieren inscribirse.

Con los presupuestos de 2011 se podrían contratar casi 210 mil demandantes de empleo en programas de cooperación o como técnicos de empleo y/o orientadores. Este volumen de contratación podría permitir solucionar casos de necesidades muy acuciantes  que, posteriormente, podrían acceder a una prestación, fundamentalmente a un subsidio por haber trabajado menos de doce meses. Con los presupuestos de 2013, el volumen de contrataciones disminuye a cerca de diez mil y para 2014 solamente se aproximará a las ocho mil contrataciones. El efecto sobre la inscripción de demandantes que ocasionan estos 150 mil puestos de trabajo no es necesario razonarlo. Quizás esta sea una de las razones de su eliminación.

En los servicios públicos de empleo financiados con cargo a las partidas de políticas activas, directamente o en entidades que colaboran con ellos, han desaparecido o desaparecen los 3.000 orientadores que estaban en las oficinas, agentes de empleo local y orientadores. La disminución es de unas doce mil personas a solamente mil setecientas en 2013 y a la mitad con el presupuesto de 2014. Desde el punto de vista de los demandantes, se pasa de más de diez millones de entrevistas de orientación, clasificación o itinerarios de inserción, a setecientas cincuenta mil. Se elimina el grueso de personal técnico que atendía a los demandantes.

Los cerca de 320 mil participantes en acciones de formación para el empleo o los casi quince mil participantes en escuelas taller, por mor del recorte, se reducirán a  unos 225 mil alumnos o algo más de 5 mil alumnos-trabajadores.

En resumen,  en dos años se perdieron 1.015.075 cotizantes (septiembre de 2011 a septiembre de 2013) frente a los 536.476 de los dos años anteriores. Las posibilidades de empleo se han reducido, por lo tanto. Ha desaparecido  la posibilidad de contratación de más de doscientos mil demandantes. Hay diez millones de entrevistas de orientación, clasificación o itinerarios de inserción menos. Hay cien mil participantes menos de formación para el empleo y diez mil alumnos-trabajadores menos. Todo ello junto a la caída de prestaciones. Gracias a todo esto, el gobierno se vanagloria de las buenas cifras del paro registrado. A fin de mes la EPA traerá el paro real, la caída de la ocupación y dirán que no esperaban esos datos. En noviembre continuarán con su farsa, sus mentiras y sus recortes. Los parados serán cada vez más, con más angustia y quizá su decepción empiece a transformarse en crispación.


1. La serie de variación anual en septiembre de parados y afiliados desde 2008 tiene una correlación del 75% que aumenta hasta el 97% si eliminamos los datos de 2013.

El dato del paro solo anticipa angustia y decepción