sábado. 20.04.2024

Arriba las manos, esto es un monopolio

Las empresas con capacidad de acción oligopólica son las beneficiarias del desastre que se cierne sobre España...

Las empresas con capacidad de acción oligopólica son las beneficiarias del desastre que se cierne sobre España. Cuando se observa el comportamiento de las cuentas públicas y el efecto que producen sobre todo tipo estructuras sociales, uno no puede sino relacionar el fenómeno con el vaciamiento de bolsillos o el levantamiento de las carteras que ocurre en todo atraco. Dame todo lo que lleves, nos dicen los facinerosos, aunque utilizan una eufemística forma de exigencia: ¡Recortaos sueldos y renunciad a servicios!

Debemos renunciar a las inversiones en escuelas, hospitales, centros asistenciales, guarderías, carreteras, etc para reducir la deuda y ser tomados por gente seria respetuosa con los compromisos. Pero la deuda no se corrige, más bien lo contrario, se halla desbocada, fuera de control y cada día más compleja su financiación. Respecto de la imagen, por Europa ya corren chistes sobre la condición de los españoles como modelo de idiotas crédulos que aceptan pulpo como animal de compañía. Vamos que somos los “leperos” de Europa para entendernos.

La deuda crece y seguirá creciendo mientras en el corazón de la generación de riqueza para el país se encuentre un infernal mecanismo que permite relevar el trabajo cualificado bien retribuido que inyecta sustanciales aportaciones a la seguridad social y a la hacienda general a través del consumo sostenido, por trabajo de baja dotación,  inexperimentado, mal retribuido cuya aportación es ridícula hasta provocar vergüenza. ¡Dame todo lo que lleves que te meto un reformazo laboral en el hígado!

El fenómeno del relevo del trabajo experto y productivo por formas extensivas de trabajo inexperto y de baja productividad, pero extraordinariamente barato, va más allá de las situaciones por todos conocidas sobre el estándar de trabajo joven a tiempo parcial y sin continuidad. La bomba de relojería incrustada en la estructura productiva bajo la denominación de reforma laboral y modelo de extinción de la relación entre empresa y trabajadores está actuando ya a pleno rendimiento en las líneas de mando y en el staff técnico de muchas empresas. Estos grupos profesionales, ciertamente bien retribuidos, poseen una gran experiencia técnica general y sobre todo un dominio valiosísimo de las formas de actuación de sus respectivas empresas y de las repuestas de los mercados a sus actividades. Son trabajadores de un muy alto valor que aportan mucha riqueza social y que ahora se están viendo expulsados del sistema. Ingenieros de línea o de proyectos, analistas y técnicos comerciales, responsables de estructuras de funcionamiento organizacional, maestros y oficiales… y una miríada de profesionales de distintas especialidades que sin relevo solvente se ven fuera del ciclo económico.

Y no es que las empresas no valoren a estos profesionales y la importancia que tienen para su funcionamiento, es simplemente que la explotación de otros factores, menos sofisticados y menos complejos pero coyunturalmente de mejor comportamiento en la cuenta de resultados, les empuja a desarrollar estas prácticas autolesivas y suicidas para el conjunto del país. Se pierden personas de alto valor productivo y se pierden oportunidades de negocio o de competencia en determinados mercados. Se sustituyen por personas de menor dotación y se acentúa la acción monopólica.

Esa es la respuesta dada por parte de las empresas ante la pérdida de potencial productivo y la merma de valor y calidad en lo producido. Se centra en fortalecer la posición dominante hasta forzar el secuestro en las actividades dónde es posible (telecomunicación, energía, transporte, agua, seguros, etc) o renunciando al futuro allá donde los mercados rechazan la existencia del monopolio (mercados internacionales)

El resultado de ello es bien conocido, arcas de la seguridad social en claro declive. Negrísimo futuro por la pérdida de riqueza en forma de capital humano estratégico, reposición generacional obstruida al desaparecer el tejido de empresas competitivas fuera de la acción monopólica de las Endesas, las Telefónicas, las IBMs y demás.

En esta situación, perdemos todos menos unos pocos que lo ganan todo, como en los atracos. Si se degrada el futuro, las estructuras sociales o el país en su totalidad, nada les importa, pues como buenos atracadores están preparados para darse a la fuga. Armados con una punzante legislación, ocultando sus rostros con máscaras de gobierno y actuando con la prepotencia del fuera de la ley, nos conminan: Dámelo todo, tu posición, tu esperanza, tu trabajo, tu futuro. 

Sin duda, esto es un atraco.

Arriba las manos, esto es un monopolio