jueves. 18.04.2024

Quiero morir como mi perro Tomy

Están ustedes acostumbrados a leerme sobre política, economía, historia…, pero hoy voy a reflexionar sobre mi perro Tomy y la eutanasia.

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Viñetas: Blowearts

Están ustedes acostumbrados a leerme sobre política, economía, historia…, pero hoy voy a reflexionar sobre mi perro Tomy y la eutanasia.

Tomy apareció en mi vida hace diecisiete años, cuando ya tenía uno de vida. Un viernes de carnaval de 1999, suena el timbre de casa y era mi hijo pequeño de once años que venía con sus amigos y llevaba un perro pequeño. Se lo había dado una mujer mayor: Para intentar convencerme me decía:

Mira papá que bonito y listo y es de muy buena raza. Le dije:

Llama a tu madre y si te deja que entre pues ya tiene casa. Le llamó y le dijo que sí. De pronto me vi con perro en casa. Era de raza ratonero.

En los paseos era gruñón con los perros y pura dulzura con las perras. En casa era cariñoso, ha sido mi acompañante durante diecisiete años en la siesta, siempre a mi lado.

Hace dos años se nos perdió en el campo y tardamos tres horas en encontrarlo, fue la señal de que estaba envejeciendo, quedándose sordo y ciego. Poco a poco el proceso de deterioro fue cada día más evidente.

Es difícil decidir cuándo es el momento adecuado para ponerle la inyección que ponga fin a su vida, porque lo miras y dices igual puede vivir un poco más , pero al final creo que elegí bien el momento de morir porque su calidad de vida ya no era para que tuviera una cierta dignidad Tomy.

Toda esta historia de mi perro viene al caso a que hoy en España los perros y gatos pueden morir con más dignidad que nuestros ancianos. Ya es hora, que en este país se plantee de una vez con seriedad el tema de conseguir “una vida digna” para nuestros mayores y se regule bien el tema de la eutanasia.

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Este país a lo largo de su historia ha estado condicionada por las doctrinas retrógradas en casi todos los temas por parte de la Iglesia católica, que ha supuesto un evidente retraso al país. Temas como el aborto, matrimonios entre distintos sexos, la eutanasia, han sido temas tabús, donde impone a toda la sociedad sus creencias y restringiendo el campo de libertades individuales hasta niveles insoportables.

En los últimos años, lo vemos con especial intensidad en el tema del aborto, uso del preservativo y los matrimonios entre personas de sexo diferente provocando auténticas campañas de persecución contra quien ose cuestionar sus doctrinas, así sus medios de comunicación como en la COPE, en televisión 13 tv, y en prensa la Razón etc., han sido especialmente beligerantes contra el político que plantee cambios normativos donde se garanticen los derechos individuales al aborto a los matrimonios entre sexos diferente e incluso en el tema de la eutanasia.

La ventaja de tener libertades individuales en que no se obliga a nadie a acogerse a ellas. Si un católico no quiere abortar que no lo haga, si un católico gay no quiere acogerse al matrimonio entre sexos diferentes. Si un católico que por ejemplo padezca Alzheimer y quiere vivir hasta el final, que lo haga, pero los que tenemos otros principios y otra mentalidad pedimos el derecho a poderlo hacer de forma legal.

Les habrá sorprendido el título del artículo “quiero morir como mi perro Tomy”, pero para alegría de los perros, estos tienen una muerte más digna que la inmensa mayoría de las personas. Actualmente se tiene a nuestros mayores con unos deterioros físicos y mentales que ofenden los sentimientos como personas.

Ya es hora que la iglesia católica empiece a analizar, los grandes dolores que provoca en los seres humanos con su intransigencia dogmática y que además impone a toda la sociedad, tanto a católicos como no católicos.

Como dice el teólogo alemán Hans Küng, “una buena vida” bien merece “una buena muerte”. Eso significa etimológicamente “eu-tanasia”. La “humanidad vivida” con plena conciencia también merece “una muerte feliz”.

Debo denunciar la cobardía de la mayoría de los partidos políticos, sobre todo el PSOE, que no ha sido capaz de llevar adelantes una ley tan necesaria como la eutanasia. Ahora que hay elecciones generales deberíamos exigir que todos los partidos políticos llevarán en sus programas electorales, la aplicación de una ley que regulara “una muerte digna”, porque esta es más necesaria que nunca.

Señores ciudadanos no deberíamos votar a aquellos partidos que no lleven en sus programas la regulación de una ley sobre la muerte digna.

Es hora de decirle a la iglesia católica, que se adapte a las realidades sociales y culturales del siglo XXI y deje de imponernos a todos los ciudadanos sus visiones retrogradas e injustas a toda la sociedad. Animar a todos los partidos políticos que se sacudan todos esos miedos electorales y no se dejen chantajear por los sectores ultras de la sociedad.

Una ley de muerte digna es precisa y necesaria ya en estos momentos y señores políticos háganla ya, amplios sectores sociales se lo demandan.

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Soneto a un perro Rafael Alberti 

“Niebla”, tu no comprendes: lo cantan tus orejas,
el tabaco inocente, tonto de tu mirada,
los largos resplandores que por el monte dejas
al saltar, rayo tierno de brizna despeinada.

Mira esos perros turbios, huérfanos, reservados,
que de improviso surgen de las rotas neblinas
arrastrar en sus tímidos pasos desorientados
todo el terror reciente de su casa en ruinas.

A pesar de esos coches fugaces, sin cortejo,
que transportan la muerte en un cajón desnudo,
de ese niño que observa lo mismo que un festejo
la batalla en el aire, que asesinarle pudo.

A pesar del mejor compañero perdido,
de mi más tristísima familia que no entiende
lo que yo más quisiera que hubiera comprendido,
y a pesar del amigo que deserta y nos vende.

“Niebla”, mi camarada,
aunque tu no lo sabes, nos queda todavía,
en medio de esta heroica pena bombardeada,
la fe, que es alegría, alegría, alegría.

Quiero morir como mi perro Tomy