viernes. 29.03.2024

¿Y ahora qué?

Ya es Mariano Rajoy presidente del Gobierno. El sistema, el IBEX, la corona y el personaje que representa mejor a todos ellos, Felipe González, han logrado su objetivo por ahora: mantener a Rajoy en el Gobierno de España y preservar el statu quo. Pero estamos ante una victoria a corto plazo, sin perspectivas de futuro y encima a costa de sacrificar el PSOE.

Lo que a los dirigentes con poder territorial y en el engranaje del Estado del PSOE, les ha preocupado, -excepto en el caso de la presidenta balear-, no ha sido ni su partido, ni mucho menos la idea de cambiar las políticas reaccionarias y de retroceso social del PP, defendiendo el estado del bienestar. Lo que les ha preocupado ha sido en aras de la razón de estado, seguir manteniendo un régimen de las oligarquías, el IBEX y las grandes familias que desde el franquismo controlan España. La prueba es que han aupado al poder a un presidente corrupto y a un partido corrupto y antisocial. Pero es que, para más INRI, el mismo Rajoy en su “examen de Septiembre” para obtener la investidura, ha dicho alto y claro que sus políticas económicas no van a cambiar y que sus “reformas” es decir sus ataques a la dignidad, la libertad de las personas y sus derechos laborales, van a seguir perseguidos y pisoteados como hasta ahora. A pesar de ello, la Gestora ha tratado de mantener la abstención con mano de hierro.

Quince diputadas y diputados socialistas han salvado su honor oponiéndose a engañar y vulnerar el programa electoral de su partido, sus promesas y con aplomo y valentía han dicho no. Las y los 15 del no, entre los cuales, de forma inexplicable y difícil de entender, no estaba Pedro Sánchez a pesar de su renuncia al escaño, han resultado ser un soplo de aire fresco y la primera revuelta parlamentaria seria -con alguna honrosa excepción, pero muy limitada- de un país con nuestra cultura parlamentaria, que los “nuevos” aplican igualmente, cual es la de prohibir los derechos políticos de sus parlamentarias y parlamentarios. El partido Laborista por ejemplo a sufrido numerosas desobediencias y Blair llegó a tener hasta cincuenta parlamentarios laboristas votando contra sus ani-laboristas políticas. También en la Francia de Hollande se ha dado esto con motivo de su reforma laboral. Pero aquí es toda una novedad que diputadas y diputados pongan su coherencia por encima de los intereses de un aparato, miope y entregado a favorecer la investidura de la corrupción. Por cierto, Jeremy Corbyn antes de ser el líder del Trabajo, fue uno de los cincuenta rebeldes contra en blairismo y aguantó en la Cámara de los Comunes dando la cara. 

Los 15 del no son ahora la verdadera oposición. Son las personas a las que muchas muchos vamos a escrutar y seguir, pues ¿Qué harán si el PSOE decide a través de la imposición de su gestora y de la fracción felipista decide apoyar los presupuestos que la Troika impone y Rajoy dispone?

Estamos pues ante una coyuntura política que exige un nuevo programa político para el rearme del socialismo democrático y por tanto el fin de la austeridad y los recortes, el fin de los ataques a la dignidad de trabajadoras y trabajadores, de los jóvenes sin futuro y sobre todo sin pensiones. Personas de 18 años ahora que de seguir estas políticas y el régimen que las impone, cuando tengan sesenta y cinco años envidiarán profundamente a sus abuelos, incluso algunos a sus padres. Solo un programa laborista de izquierda y democrático logrará acabar con las políticas de austeridad. Pero el PSOE hace mucho tiempo que es un partido del régimen, está atado a el de manos y pies, además acabamos de vivir un caso que lo recuerda descarnadamente. Por eso si el socialismo desea pervivir y en ello estamos (puesto que no confundo socialismo y PSOE o Partido Socialista y PSOE), o se convierte en la auténtica oposición, en fuerza constituyente y se aproxima a las personas desahuciadas del sistema que suman muchos millones, o desaparecerá, pero el peligro no es que sea sustituido por otra “izquierda” sino por la nada, por la propia derecha.

El régimen del 78 está en crisis. Las descalificaciones que se nos hacen de demagogos, radicales y utópicos de las personas biempensantes y sobre todo de los medios de comunicación corporativos que son casi todos, no cambiarán la crisis del régimen. La incapacidad del sistema para salir adelante de forma democrática.

Por tanto, si Rajoy ni va a derogar la reforma laboral, ni la ley mordaza, ni la LOMCE reválidas aparte -su talón de Aquiles es que es una ley clasista y profundamente reaccionaria-, ni la ley mordaza, ni la legislación restrictiva del aborto, ni el IVA cultural, ni… ¿Entonces qué hacemos? Por cierto ahora les guste o no CC.OO y UGT pasan a primera línea y se les deben acabar las vacaciones de una vez. 

Desde el día pasado 28 de octubre de 2016, en Sol las movilizaciones han vuelto. El 29 quedó confirmado en una manifestación que se intentó criminalizar y que fue un éxito. A pesar de miedos de propios y extraños fue un triunfo en el que muchos de sus impulsores ahora somos silenciados y censurados nuevamente. Pero quejas aparte, ahora la calle vuelve a ser otra forma democrática de hacer oposición.

¿Qué hacer pues los socialistas democráticos? En primer lugar, reorganizarnos de forma autónoma e independiente de la razón de estado y del IBEX, lejos de la larga mano de Felipe. En segundo lugar, reivindicar con fuerza el legado de Pablo Iglesias y nuestros clásicos, pero también tomar ejemplo para el impulso de Sanders y de Corbyn que demuestran que en dos naciones capitalistas y en pleno corazón del imperio, se puede hablar de socialismo, se puede construir fuerza socialista. En tercer lugar, hacer programa y partido, un Partido Socialista, pues el oficial que hay, no lo es. Esto no es ni será una operación personalista que en el fondo no propone cambiar nada. Para ser creíble como socialistas hemos de debatir y proponer un programa de izquierdas y reclamar lo público, renacionalizar, dar el alto a la Troika. Un programa constituyente, que no de reforma constitucional. La corona ha participado en todo lo que hemos sufrido.

 Lo que si va a resultar insufrible van a ser para las gentes humildes, pobres, empobrecidas, sin futuro cuatro años más de Rajoy, creando empleo dicen, a costa de sueldos de miseria, contratos leoninos, nulos derechos sociales y una operación de dominación y alienación cultural de envergadura. Como ha hecho Sanders, la reivindicación del salario mínimo ha de pasar a ser algo importantísimo y prioritario. Hasta eso hemos llegado.

¿Y ahora qué?