viernes. 19.04.2024

Draghi pide subir los salarios en toda Europa

 

Ahora resulta que hay que subir los salarios en toda Europa. A buenas horas mangas verdes se puede decir. El presidente del Banco Central Europeo (BCE) pide la subida de los salarios para llevar a cabo políticas expansivas con el fin de que suba la inflación. Desde hace unos meses viene solicitando a los gobiernos políticas expansivas, al tiempo que ha imprimido más dinero, y mantenido los tipos de interés cercanos a cero. Pero como él mismo ha dicho con la política  monetaria no vale para reactivar la economía de la Unión Europea (UE).

La expansión monetaria la han visto como un peligro ciertos economistas y políticos porque podría traer una subida de la inflación. No ha sido así sino todo lo contrario. Krugman en sus artículos señala que los que critican la actuación de la Reserva Federal por el uso de una política monetaria laxa, que pueda generar inflación, se han equivocado totalmente y los hechos los desmienten. Sin embargo, siguen insistiendo en sus errores a pesar de que la evolución de los precios demuestra lo contrario.

La explicación monetarista que se basa en responsabilizar a la riada monetaria como causante de la inflación se ha venido abajo, pues desde que comenzó la Gran Recesión los Bancos Centrales, primero en Estados Unidos y luego en la UE, han tratado de combatirla con bajadas de tipos de interés e imprimiendo dinero. La oferta monetaria no ha hecho otra cosa que aumentar y, sin embargo, en contra de lo que analizaba Milton Friedman no ha tenido lugar la tan temida inflación. A pesar de ello economistas y políticos siguen aferrados a la teoría cuantitativa del dinero.

Las teorías monetaristas adquirieron su auge, desplazando a otro tipo de explicaciones como la keynesiana, en la década de los setenta del pasado siglo, cuando la inflación se disparó en todos los países alcanzando en países menos desarrollados excesivas alzas de precios. Se supuso que todo era debido a los excesos de expansión monetaria en que se había incurrido en los años sesenta y primeros de los setenta. La crisis de los setenta trajo cambios en el paradigma económico dominante y ante la dificultad de parar la inflación se volvieron los ojos a las teorías de los monetaristas.

Con posterioridad su puesta en marcha en dictaduras como la chilena y argentina, y en la década de los ochenta en países como Estados Unidos y el Reino Unido, convirtió a estas ideas en la política que había que hacer dando prioridad al monetarismo frente a la política fiscal. Efectivamente la inflación descendió, aunque con costes políticos y sociales elevados, lo que proporcionó a estas teorías un cierto prestigio que impregnó a la mayor parte de los economistas. La inflación, sin embargo, no tiene solamente una causa como Sampedro y yo tratamos de poner de manifiesto en el libro La inflación (al alcance de los ministros) (Debate, 2012). La inflación galopante que se produjo en aquellos años no tuvo solamente una causa monetaria como tampoco la tuvo en el descenso que se produjo desde los años ochenta.

Los hechos ahora cuestionan al monetarismo con lo que se muestra su endeblez teórica y superficialidad empírica. Draghi supone que la subida de los salarios puede empujar al alza a los precios. Una inflación baja es un síntoma de que la economía no tiene suficiente pulso. En esto pasa como con la fiebre si es muy malo tenerla muy alta también es peligroso tenerla excesivamente baja. Pero lo que realmente está sucediendo es que la atonía económica es el resultado de las políticas de austeridad que se han llevado a cabo. Las medidas puestas en marcha han insistido en bajar los salarios y abaratar el despido. La flexibilidad del mercado laboral ha supuesto que haya aumentado la precariedad en el empleo y el aumento de la desigualdad. Con ello se ha pretendido restablecer la tasa de beneficio de las empresas a costa de los trabajadores.

Lo salarios, no obstante, no son solo un coste para los empresarios, sino que son una renta que se destina al consumo y al ahorro. La tasa de beneficio de las grandes empresas se ha recuperado pero no así el mercado consecuencia de la disminución de las rentas salariales. Por eso ahora Draghi se da cuenta que por ese camino no se puede seguir, que hay que subir los salarios para aumentar la demanda efectiva. Un reconocimiento tardío que ha causado ya muchos daños. Cuánto nos podíamos haber evitado de sufrimientos y daños si se hubiera hecho caso a otros economistas y no a los monetaristas y neoliberales.

Draghi pide subir los salarios en toda Europa