jueves. 28.03.2024

¿Qué nombre cree que debería recibir la persona que prostituye la democracia mediante la corrupción?

Respecto a la presunta financiación ilegal del PP,  por supuesto, presunta, podrán decir lo que quieran los dirigentes del PP, y sus mamporreros mediáticos. Que una cuestión es la estrictamente política y otra la contable, tal como acaba de declarar nuestro ínclito presidente. Que si Rajoy ha salido airoso, que ha estado muy suelto. Hernando recurriendo a Venezuela. Riverita escondido al mandar al segundo. Que se está haciendo una auténtica Causa General contra el PP. ¡Que sabrán ellos lo que fue la Causa General de tiempos de Franco! Quienes seguro que la conocían y  muy bien fueron muchos de los que les han precedido en la cúpula del partido. Los dirigentes del PP podrán ser castigados judicialmente o políticamente por la presunta corrupción. Da igual. Cualquier ciudadano español, medianamente despierto-por supuesto con ciertas dosis de dignidad- lo debería tener claro. La financiación ilegal del PP ha sido, supongo que ya habrá cesado, uno de los mayores expolios de recursos públicos cometidos en estos 40 años de democracia. Si luego  una parte importante del electorado español considera irrelevante tal expolio y les sigue apoyando electoralmente-cabe pensar que lo hará con la nariz tapada-, esta sociedad está gravemente enferma y carente de todo valor ético.

No quiero cuantificar los millones esquilmados del erario público, que podrían haber servido para financiar nuestro Estado de bienestar. Ni los sabemos ni los sabremos nunca. Tampoco quiero fijarme en un aspecto, que ha pasado prácticamente desapercibido, cual es el tiempo que dedicaron a diseñar tales artimañas para robar fue a costa de no dedicarlo a trabajar por el interés de los ciudadanos. También me llama poderosamente la atención el que tantos y durante tanto tiempo llevaran a cabo con tanta tranquilidad tales prácticas corruptas. ¿Se sentían impunes?

Todo lo expuesto es extraordinariamente grave. Pero hay daños mucho más cruentos. Tal como señala Tony Judt en Algo va mal,  una sociedad para que funcione adecuadamente necesita un sentimiento generalizado de confianza entre sus miembros, y especialmente hacia sus dirigentes. Podemos constatarlo en el pago de los impuestos. Un ciudadano los paga porque confía que su vecino hará lo mismo. Y todos confiamos también que serán administrados responsablemente por nuestros dirigentes con criterios de justicia y solidaridad para sufragar los diferentes capítulos del gasto público. Por ejemplo, gracias a esta confianza recíproca los trabajadores de hoy contribuyen al sostenimiento de las pensiones actuales, como unos lo hicieron antes y otros lo harán en el futuro.  Ello presupone una confianza y solidaridad intergeneracional. Sin confianza recíproca entre los ciudadanos y sus dirigentes es una utopía el construir un proyecto colectivo de futuro. La confianza se da en mayor grado en aquellas sociedades con menos desigualdades, y que precisamente por ello  suelen ser más cohesionadas. Y por supuesto, esa confianza la tienen que irradiarla sus dirigentes políticos en sus comportamientos.

Además el deterioro producido a nuestra democracia por la corrupción es inmenso, lo que no sé si irreparable. La corrupción supone un atentado a diferentes artículos de nuestra Constitución.  Me parecen muy acertadas las palabras dirigidas por Joan Tardà a Luis Bárcenas en la Comisión de Investigación relativa a la presunta financiación ilegal al PP. “Han existido sociedades en las que ha habido crímenes contra la humanidad, que se han fracturado muchísimo y que, en cambio, han sido capaces de rehacerse mediante comisiones de la verdad, en las que los asesinos y las víctimas —dicho en términos paralelos a nuestra realidad, los corruptores, los corrompidos y las víctimas, es decir, la ciudadanía— se han mirado a los ojos y los primeros han pedido perdón. ¿Podemos imaginar una actuación semejante en la actual cúpula dirigente del PP? En absoluto. Continúa Tardá dirigiéndose a Bárcenas; “¿Qué nombre cree que debería recibir la persona que prostituye la democracia? Porque a quien roba lo denominamos ladrón, pero quien dinamita la democracia mediante la corrupción, mediante la financiación fraudulenta del partido político que gobierna, y luego, precisamente porque se ha dejado corromper, devuelve los favores prostituyendo la gestión pública ¿qué nombre recibe? ¿Terrorista? Terrorista atendiendo a lo que se ha vivido en nuestra sociedad, quizás podría sonar un poco exagerado, pero en el fondo ¿hay un valor más preciado que la misma democracia?, porque nos costó muchos años y muchas muertes de ciudadanos democráticos conseguir este régimen de libertades. ¿Qué nombre recibiría una persona que hace lo que usted al parecer ha hecho? ¿Saboteador de la democracia? ¿Dinamitador de la democracia? ¿Terrorista de la democracia?”

Termino. Que vayan a la cárcel los que sean. Y si no van que sean castigados electoralmente. O mucho mejor como dijo el añorado José Antonio Labordeta que se vayan “a la mierda”.

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