miércoles. 24.04.2024

Algunas reflexiones intrascendentes y deslavazadas sobre las elecciones al Parlamento Europeo

El Partido Popular ha sufrido un fuerte desgaste electoral, sin que hayan aumentado los votos del PSOE...

Hace no mucho tiempo expuse en este mismo periódico que existían grandes similitudes entre la I Restauración borbónica con Alfonso XII en 1874 y la II Restauración de  Juan Carlos I. La arquitectura de la primera concebida y diseñada por Cánovas del Castillo, tras las tensiones del Sexenio Democrático (1868-1874), con la pretensión de instaurar un período de estabilidad política, basada en cuatro pilares la Monarquía, las Cortes bicamerales, (ambas instituciones tenían una gran tradición histórica); la Constitución  de 1876,  y dos grandes partidos, el partido conservador; y el partido liberal. Al deteriorarse gravemente esos cuatro pilares se instauró en 1931 la II República. Mas esa organización política de Canovas fue continuamente falseada, ya que como dijo Joaquín Costa la Constitución auténtica fue la oligarquía y el caciquismo.

La II Restauración borbónica, también se basó en 4 pilares: la Monarquía -Juan Carlos I  que debe su trono al Dictador; las Cortes bicamerales; la Constitución de 1978; y 2 grandes partidos: PP y PSOE (merced a una ley electoral que propicia el bipartidismo). Hoy estos 4 pilares han entrado en decadencia. E igualmente el poder no radica en la ciudadanía, ya que está concentrado en unos poderes oligárquicos: elites económicas, políticas y mediáticas.

La Monarquía para amplios sectores de la sociedad española ha entrado en una clara e irreversible decadencia. Las Cortes no representan las aspiraciones de amplios sectores de la ciudadanía: El Congreso de los Diputados tiene que estar protegido de los ciudadanos por las Fuerzas de Orden Público.  La Constitución, es un papel mojado. El bipartidismo está en crisis, lo acabamos de constatar en las elecciones al Parlamento europeo del 25-M, ya que entre el PP y el PSOE no alcanzan el 50%, al haberse quedado en el 49%, cuando en las elecciones generales del 20-N del 2011 sumaron el 73% y en las al Parlamento europeo de 2009 el 82%. Esta es la realidad incuestionable. Merece la pena detenerse en esta cuestión. Según José Félix Tezanos, los retrocesos en los apoyos al partido de gobierno ya no van acompañados, como en otras épocas, automáticamente por el ascenso simultáneo del principal partido de la oposición, de acuerdo con el "efecto balancín": cuando un partido subía no lo hacía siempre --y solo-- por virtudes propias, sino porque el otro partido bajaba. Este "efecto balancín" todavía influyó en las últimas elecciones municipales, autonómicas y generales del 2011, beneficiando claramente al PP. Sin embargo, ahora, el PP ha sufrido un fuerte desgaste electoral, sin que hayan aumentado los votos del PSOE. Es decir, el "efecto balancín" ha dejado de operar, y con ello las perspectivas de una automática alternancia. Si, los desgastes están afectando tanto al PP como al PSOE, podemos estar ante una auténtica crisis sistémica, que ningún líder político sensato debería despreciar. Es difícil efectuar previsiones electorales fiables, ya que todo dependerá de cómo se produzca el equilibrio mutuo de desgastes y, sobre todo, de cuáles sean los niveles de participación finales. Es decir, el "efecto balancín" del pasado puede verse sustituido por un incierto "efecto carrera de sacos", en el que lo determinante será cuál de los contendientes tiene resulta más torpe en su discurrir político.

Mas esta crisis del bipartidismo tiene una explicación lógica. Ha calado en amplios sectores del electorado español la idea de que no existen grandes diferencias políticas entre PP y PSOE. Cabe recordar la reforma del artículo 135 de nuestra Carta Magna. Sabemos que populares y socialistas han votado lo mismo en el 70% de las ocasiones en la Eurocámara. Por ello sus programas son muy semejantes, salvo cuestiones de matices, aunque en campaña electoral han pretendido convencernos de lo contrario. Todo  fuegos de artificio para impresionar al electorado despistado. Su gran preocupación ha sido que entrase en quiebra el bipartidismo, aunque el tratamiento informativo de TVE ha tratado en vano de evitarlo.

El manifiesto de los populares para las elecciones al Parlamento europeo del 25-M ha insistido en seguir a rajatabla con la austeridad para retornar al crecimiento económico con las milagrosas reformas estructurales, para llegar a la Tierra Prometida del empleo. El programa del PSOE estaba lleno de palabras huecas, eso sí, hablaba algo más en el crecimiento económico y en elevar el gasto con unos miles de millones de euros para combatir el paro juvenil, pero la consolidación fiscal intocable. No deberían pasarnos desapercibidos dos hechos. Si los socialistas hubieran ganado las elecciones al frente de la Comisión Europea habría ido Martín  Schultz, miembro del SPD alemán, que gobierna sin excesivos problemas de conciencia en coalición en Alemania con Ángela Merkel del CDU. El socialista francés François Hollande, que ingenuos creímos iba a suponer un cambio en las políticas de la UE, ha tenido que claudicar a través de su primer ministro Manuel Valls con programa de recortes sociales de 50.000 millones, siguiendo el dictak de las instituciones europeas. Por este lado el futuro es desolador con unas políticas que están provocando tanto sufrimiento a tantos europeos. En el caso una victoria de los socialdemócratas europeos, ¿Qué políticas novedosas llevarían a la práctica? Más de lo mismo: consolidación fiscal pura y dura. La política económica ya está marcada a sangre y fuego. Eso lo tengo muy claro, como muchos votantes españoles.

Además hay otro tema que explica los malos resultados del PP y del PSOE. La expansión de la corrupción en la España actual propicia que esta se asemeje cada vez más a un cenagal, mejor, a un albañal. Y esta lacra afecta especialmente a los dos grandes partidos.  

Así el bipartidismo ha saltado por los aíres. Es una realidad apabullante y que debería servir de motivo para una profunda reflexión a los dirigentes de los dos grandes partidos. De momento parece que no. Los populares están contentos. La Cospedal, Cañete, Floriano y González Pons al unísono dicen que han ganado. ¿Nos toman por gilipollas a los españoles? Los del PSOE en lugar de convocar unas primarias abiertas, se limitan a una convocatoria de un Congreso  Extraordinario para julio. Despacito y paso lento. Todos conocemos el proceso de la elección de los delegados, totalmente controlado por el aparato.

Termino con unas consideraciones finales sobre los resultados de las elecciones. El fracaso de VOX demuestra una vez más que el PP ocupa todo el espacio de la derecha, incluido el de la extrema derecha. Según Ignacio Ramonet, en España, donde la extrema derecha estuvo en el poder más tiempo que en ningún otro país europeo (de 1939 a 1975), esta corriente tiene hoy poca representatividad. En las elecciones de 2009 al Parlamento Europeo sólo obtuvo 69.164 votos (0,43% de los sufragios válidos). Aunque, normalmente, alrededor del 2% de los españoles se declara de extrema derecha, lo cual equivale a unos 650.000 ciudadanos. La extrema derecha se siente muy bien representada por el PP.

Han sido grandes beneficiados IU y UPyD. Es obvio. Mas pienso que esperaban mucho más de la prevista e irreparable sangría de votos del PSOE. Rosa Díez en la conferencia de prensa para comentar los resultados estaba histérica. Pienso que ha tocado techo. Willy Meyer a pesar del incremento de votos tampoco estaba eufórico. Que las aspiraciones de ambas formaciones se hayan visto en parte frustradas, hay una explicación clara: la irrupción de PODEMOS, con una campaña de 4 meses, a quien han votado muchos jóvenes y además universitarios. Por supuesto, también lo han hecho otros sectores de población desencantados con el PSOE.  Esta nueva fuerza política ha sido uno de los elementos más importantes de estas elecciones. Ha supuesto una bocanada de aíre fresco. De entrada hay gente con gran formación política y con ideas de izquierdas para tratar de parar este auténtico austericidio: auditoría de la deuda pública, renta básica universal… Además del mediático Pablo Iglesias, está Juan Carlos Monedero. Ambos influidos por Boaventura de Sousa Santos. Mas esta cuestión la trataremos en artículos posteriores.

Algunas reflexiones intrascendentes y deslavazadas sobre las elecciones al Parlamento...