Los resultados de las últimas elecciones en Euskadi han dejado un panorama político muy interesante. Por primera vez se han podido celebrar unas elecciones con absoluta normalidad, no existía la amenaza de ETA y una parte importante de los ciudadanos vascos podían optar por un partido legalizado. Esta situación no se había dado nunca desde las primeras elecciones de 1977, y por lo tanto ahora nos enfrentamos a la realidad del panorama político vasco y su plasmación, a través del voto libre y democrático de sus ciudadanos.
Los resultados nos han dado un país plural, donde el voto se ha repartido de forma muy diversa y el reparto por territorios ha vuelto a confirmar la diversidad de nuestro país. Bizkaia sigue siendo un baluarte del PNV y cada día se parece mas a lo que su fundador Sabino Arana hablaba de Bizkaitarra (como organización circunscrita al ámbito de Bizkaia). Álava ha dado una mayoría al PP y ha relegado al PNV a la cuarta plaza. Gipuzkoa sigue siendo un baluarte de la Izquierda Abertzale (IA). El PSE ha pasado de ganar en los tres territorios a quedar relegado a un papel muy secundario en el escenario político vasco. En Euskadi también ha pagado las consecuencias de su política errática en la crisis económica, defraudando a sectores de la izquierda que le habían votado
Ante este panorama político es el momento de la política. Los cuatro partidos (PNV-PP-PSE-IA) han de definir su estrategia ante este nuevo escenario. La IA está gobernando en Gipuzkoa y es el momento de tomar decisiones en la gestión de sus competencias de gobierno institucional, temas como la armonización fiscal o la respuesta a la propuesta del Lehendakari de mayor progresividad, en la fiscalidad en Euskadi, esperan la respuesta de la IA. Por primera vez un debate como éste ha posicionado de una forma clara a la derecha (PNV, PP) frente a una posición que se espera de la izquierda en Euskadi, con la suma de los votos del PSE y la IA . Ha llegado el momento de clarificar su posición como partido de izquierdas o como partido nacionalista radical.
La disputa por la hegemonía en el espacio del nacionalismo con el PNV va a determinar el futuro de su estrategia política en los próximos meses , que nadie piense que son proyectos complementarios dentro del nacionalismo, son proyectos excluyentes el uno del otro y con voluntad de hegemonizar el voto nacionalista. El intento de capitalizar la Conferencia de Paz de Aiete por ambas organizaciones confirman lo que planteo. La salida a los problemas derivados de la violencia durante estos años (presos , acercamiento, doctrina Parot, convivencia, etc ) van a ser temas que ambas organizaciones van a tratar de monopolizar.
Es el momento de que la izquierda social no nacionalista en Euskadi afronte este nuevo escenario con valentía, planteando con rotundidad cuál es su posición sin complejos, tanto en los ámbitos de convivencia, apostando por un pais donde la convivencia entre nacionalistas y no nacionalistas sea una forma de entender Euskadi sin rupturas entre los ciudadanos. No cayendo en debates falsos identitarios que nos lleven a una diferenciación que no corresponde a la realidad de la sociedad vasca. Respetando las diferentes opciones y sensibilidades pero apostando por una Euskadi solidaria y donde el sentimiento de una izquierda que es parte de este pais y solidario con el resto del Estado tenga cada día más presencia en la realidad vasca en todos los ámbitos (políticos, sindicales y sociales). Una izquierda que consolide los avances que durante estos años se han conseguido y no acepte recortes a sus derechos ciudadanos y laborales.