Me había comprometido a escribir acerca de este movimiento que desde las redes sociales y al margen de partidos y/o sindicatos, está convulsionando nuestras calles estos días. Tras las revueltas árabes, que sin duda no tienen nada que ver que lo que está pasando aquí, y las manifestaciones de parados y estudiantes en Francia, Italia, Grecia o el Reino Unido, que sí tienen el mismo espíritu que las que se están iniciando en nuestras ciudades, la verdad es que parecía raro que con un 40% de paro juvenil, en nuestras calles no hubiera protestas.
Comparto gran parte del breve análisis que hacía Ignacio Escolar en su columna de Público. Esta movilización, es verdad que limitada, inconexa y sin objetivos claros a corto plazo, es fruto del fracaso de un sistema que ha demostrado más que nunca estar al lado de los poderosos en los momentos de crisis (y también en los de bonanza no vamos a engañarnos…). Y es responsabilidad también, del fracaso de una izquierda, sindical, social o política, que ha demostrado no tener respuestas alternativas ante lo que está pasando.
Se equivoca la izquierda si quiere ver detrás de este movimiento, que aunque minoritario es verdad, si creo que conecta con el sentimiento de una importante parte del tejido social de progreso, un peligro para sus intereses electorales o políticos.
Se equivoca la izquierda representada por el PSOE, si reduce estas movilizaciones a un grupo de radicales antisistema. Sin duda, como en todo proceso movilizador, existirán sectores que quieran capitalizar y violentar una propuesta pacífica de rechazo a un modelo que se ha demostrado caduco, ineficaz y peligroso, pero no sólo hay que escucharles como dijo ayer Zapatero, hay que analizar que respuesta damos a las verdades que nos dicen. Que no son pocas.
Se equivoca la izquierda representada por IU, si quiere apropiarse para beneficio electoral de un rechazo a una forma de entender la política de la que ellos también forman parte. IU es un partido tan institucionalizado y tan acoplado a este modelo como el que más. Si no que les pregunten los años que llevan todos sus dirigentes formando parte a tiempo completo de la llamada “clase política”. No es el momento de oportunismos o de salir a pescar tres votos.
Nos equivocamos todos, en definitiva, si esta movilización minoritaria, es verdad, pero cualitativamente importante, no nos ayuda a entender que es necesario emprender reformas profundas del sistema: fiscales, electorales, medioambientales…, pero reformas donde por una vez ganen los que siempre pierden. Y además, si desaprovechamos la oportunidad que nos ofrece esta brutal crisis económica de construir una nueva izquierda, con nuevas formas de entender la participación política que canalicen las necesidades y las ansias de cambio que tienen que guiar nuestra actuación, estaremos cavando nuestra propia tumba para beneficio de la derecha neoliberal e integrista que ahora está en alza.
Y se equivocan los que se manifiestan estos días, si se niegan a reconocer que la Democracia Real no son sólo sus propuestas, sino que también se celebrará el próximo día 22 de mayo, donde millones de ciudadanos elegirán libremente a sus representantes en parlamentos y Ayuntamientos. En relación al 22 de mayo, les recomiendo un artículo de Almudena Grandes en El País, titulado Votad! La democracia real se construye entre todos. El #novotes, beneficia sólo en nuestro país a los 10 millones de votos del PP que acuden en masa, contra viento y marea, ante cada convocatoria electoral.