viernes. 17.05.2024

La unidad de la izquierda pasa por el PSOE

La iniciativa de reformar la Constitución y el contenido del acuerdo entre el PSOE y el PP que establece el marco de actuación y el margen de maniobra que tiene el Estado tanto en el déficit, como en la deuda pública regulado por una Ley Orgánica, es lo que va a permitir o no, dependiendo de quién gobierne a partir del 20 de noviembre, salvaguardar el Estado del Bienestar y seguir propiciando a través del Presupuesto, Políticas Sociales.

La iniciativa de reformar la Constitución y el contenido del acuerdo entre el PSOE y el PP que establece el marco de actuación y el margen de maniobra que tiene el Estado tanto en el déficit, como en la deuda pública regulado por una Ley Orgánica, es lo que va a permitir o no, dependiendo de quién gobierne a partir del 20 de noviembre, salvaguardar el Estado del Bienestar y seguir propiciando a través del Presupuesto, Políticas Sociales.

Creo que a “nadie”, salvo a la derecha, le hacía ilusión una reforma constitucional en este momento. Por eso, cuando una vez convocadas las Elecciones Generales , y, a sabiendas de las posibles reacciones, se toma esta decisión, tenemos que preguntarnos qué habría pasado con la deuda española y la prima de riesgo, si el Gobierno no hubiera hecho absolutamente nada, después del convulso verano que nos han dado los mercados.

Establecer en la Constitución límites de deuda y déficit mediante cifras añadidas a las de la UE -que son vinculantes para España- , supeditaría el Estado del Bienestar a un modelo económico neoliberal favoreciendo el interés de los mercados. No obstante, el acuerdo alcanzado por Rubalcaba, da un margen de maniobra suficiente para ganar credibilidad ante la economía de los mercados, que no podemos cambiar de la noche a la mañana, pero que hay que transformar, y traza el camino para salvaguardar el Estado Social, en mayor o menor medida, según quién gane las Elecciones.

La composición política del arco parlamentario de la próxima legislatura es la que determinará el rumbo y dependiendo de si la mayoría es de derechas o progresista, tendremos menos Estado y más mercado o al revés.

El Estado del Bienestar, no nos lo jugamos en un referéndum sobre la reforma y el nuevo contenido del art. 135 de la Constitución. El Estado del Bienestar depende de lo que pase el 20 de noviembre. Ese día es el auténtico referéndum de nuestro futuro y en este momento, la exigencia y la celebración de un referéndum, no va a resolver la amenaza del neoliberalismo de acabar con el Estado del Bienestar. Teniendo unas Elecciones Generales dentro de tres meses, nos tenemos que centrar en lograr una mayoría de progreso liderada por el PSOE, por Rubalcaba, para que podamos regular el sistema financiero. Los Estados, la ciudadanía y las decisiones políticas que nos afectan día a día, no pueden estar sometidas a los bancos y a operaciones especuladoras.

El PP e IU, han visto en esto de la reforma constitucional, una oportunidad electoralista. Lo del PP lo entiendo, pero la posición de IU es inexplicable, después de su posición ante los acuerdos y pactos postelectorales de las municipales y autonómicas del 22 de mayo. Hemos visto como en muchos municipios y alguna Comunidad Autónoma gobernados por la izquierda, cuya gestión ha destacado por la mejora sustancial de los servicios públicos y la calidad de vida de las personas, ahora son gobernados por la derecha más rancia del PP, gracias al apoyo de IU con su abstención.

Por citar un ejemplo, ¿Cree IU que en Extremadura, dejando gobernar al PP con una clara mayoría de izquierdas, no se aniquila el Estado del Bienestar, los servicios públicos y las políticas sociales? Eso sí es acabar con lo social.

Es momento de responsabilidad y si queremos un futuro, la unidad de la izquierda no está en identificar al PP con el PSOE.

Estamos en precampaña y el PSOE tiene en su candidato Alfredo Pérez Rubalcaba, un defensor de la socialdemocracia y un hombre de Estado con la capacidad para articular el equilibrio necesario entre lo económico y social. Sus propuestas electorales avalan lo social y la participación ciudadana tan reclamada en estos últimos meses por algunos sectores.

Hay que recuperar el contacto directo con la ciudadanía y mientras el PP suprime todos los órganos y cauces de participación política que tenemos en las instituciones, instalando la opacidad y una forma de gobernar absolutista, como ocurre en la Comunidad de Madrid con Esperanza Aguirre, los socialistas hemos tomado nota.

Tomás Gómez, Secretario General de los socialistas madrileños y Portavoz del Grupo Parlamentario Socialista en la Asamblea de Madrid, tiene ese contacto directo con la ciudadanía a través de Asambleas y coloquios abiertos. Rubalcaba, también. Eso es lo que realmente es de izquierdas.

En la nueva legislatura, los socialdemócratas tenemos el gran reto de hacer la segunda transición. Una transición, que pasa por regular el sistema financiero y recuperar la política cercana y participativa. Podemos lograrlo si Izquierda Unida no facilita el camino al Partido Popular como ha hecho en Extremadura.

Constitucionalmente, un referéndum para esto no es obligatorio, ni necesario con unas Elecciones el 20 de noviembre. Ni siquiera debería centrarse la campaña electoral en una cuestión jurídica y técnica que depende de una Ley Orgánica y que va a entrar en vigor dentro de ocho años.

El referéndum, por mucho que se empeñen algunos en convertirlo en un plebiscito a favor o en contra del Estado del Bienestar, no lo es. Además no creo que sea oportuno, ni económica, ni políticamente celebrar Elecciones Generales y referéndum, prácticamente al mismo tiempo, con todos los problemas que tenemos. No es una actitud antidemocrática, es una cuestión de responsabilidad. Lo que realmente reclaman y reivindican los sectores sociales y las organizaciones que se están movilizando se decide el 20 de noviembre.

En un momento como el que estamos viviendo, es necesario sumar nuestro trabajo y nuestro esfuerzo hacia la unidad de los progresistas de cara a las Elecciones Generales, y esa unidad tiene que ser liderada por el PSOE y con un programa electoral como el de Rubalcaba que apuesta por una reforma fiscal que grave los grandes patrimonios y no a las clases medias, un impuesto a los bancos o una tasa que grave las transacciones financieras. Ese es el camino para defender y salvaguardar el Estado del Bienestar y no lo que ha hecho IU en Extremadura y en otros muchos municipios.

La unidad de la izquierda pasa por el PSOE
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